reuniones con presidentes de comunidades de vecinos y 931 contactos con distintos sectores de actividades económicas de la zona". Según el gobierno municipal, estas sesiones sirvieron para "consensuar algunos aspectos del operativo según las necesidades de cada bloque de viviendas o según la actividad económica". El bipartito de BComú y PSC recuerda que el puerta a puerta "se encuentra en fase de escucha activa", que ayudará a incorporar "demandas, información y sugerencias de los vecinos" al sistema.
El gabinete de Ada Colau subraya que existe una "comisión de seguimiento" que forman asociaciones de vecinos, comerciantes y distintas entidades, y a la que se pueden "elevar aportaciones". Precisamente, la retirada de los contenedores no se ha producido antes de la "creación de servicios complementarios para los hogares en los que viven personas mayores o con dificultad de movilidad". Un equipo de empleados les ayuda a bajar la basura cuando les corresponde. En paralelo a ello, remarca que ha hecho "reajustes", como el despliegue de informadores en las guarderías; reubicación de los contenedores de cristal; refuerzo del vehículo de residuos textiles sanitarios, informadores para los contenedores de restos orgánicos o ampliación del horario de retirada para comercios.
Lucía Martín y Eloi Badia, en la diana
Los esfuerzos de la Administración local, por ahora, han sido en vano. Un grupo numeroso de vecinos se ha organizado para pedir el "boicot" al nuevo sistema y al regreso a la recogida tradicional. Se organizan mediante un canal de Telegram que presentaba ayer más de 600 seguidores y una cuenta de Twitter llamada Fans del Puerta a Puerta-Reciclar sí, pero no así, que cuenta con otros 600 fieles. Más importante, los vecinos irrumpieron el lunes en el consejo de barrio, planteando el problema ante la concejal de distrito, Lucía Martín (BComú), a quien acusan de "sectarismo" y de esconderse.
De hecho, son esta concejal y otro edil de BComú, Eloi Badia, quienes están en el disparadero por el pinchazo del puerta a puerta, un fracaso que el equipo de gobierno municipal niega con datos: se ha alcanzado el 73% del reciclaje la primera semana. Las fotografías vecinales y sus relatos no coinciden con la versión oficial. Martín y Badia, además, son dos electos del entorno más ideológico de la alcaldesa Colau. Esta, mientras, se mantiene en un discreto segundo plano.
Partidarios: "Es cuestión de civismo"
Arropan a Barcelona en Comú y a su nuevo método algunos residentes. Lo hace la Asociación de Vecinos de Sant Andreu de Palomar. Su presidente, Santi Serra, asegura que "solo una minoría de los 5.500 hogares de la prueba piloto se opone a la recogida, y el resto no son de la zona". Recuerda el activista que existe "una comisión a la que aportar si se quieren hacer sugerencias". Serra emplaza a "acostumbrarse a un sistema que ya está aquí para quedarse", pues las autoridades comunitarias "piden su implantación generalizada" el 2030 para incentivar el reciclaje, o de lo contrario "se multará" a la ciudad.
Basura en las calles de Sant Andreu tras la introducción de la recogida puerta a puerta / CG
"Es una cuestión de civismo y conciencia. Vivimos en comunidad, por lo que cada uno debe responsabilizarse de los residuos que genera", pide el líder vecinal. Según Serra, los contenedores tradicionales de colores "son una chapuza, pues se acaba mezclando todo por el incivismo de unos pocos". Restos que, después, "acaban quemados en la planta de valorización de Sant Adrià de Besòs o en la cementera de Montcada i Reixac".
Nuevo contrato de residuos
Cualquiera que fuere su opinión, el nuevo sistema de recogida de residuos para incentivar el reciclaje de Sant Andreu es un primer paso de otros que vendrán. Participan en este experimento unos 5.500 hogares, a los que se sumarán otros 5.500 en octubre. En paralelo, el Ayuntamiento de Barcelona plantea ampliarlo a otros barrios de la ciudad, como Horta, donde la recogida inteligente comenzará tras el verano, o Sant Antoni, donde se prevé un sistema similar para antes de final de año. Utilizando contenedores inteligentes, eso sí.
Estas fases llegan después de que el puerta a puerta comenzara en el casco antiguo de Sarrià en 2018 logrando, dice la Administración local, triplicar la tasa de reciclaje. Ahora, el sistema es parte del nuevo contrato de limpieza urbana y recogida de desechos, que el gobierno municipal ha adjudicado este ejercicio. El contrato, el mayor que licita el Ayuntamiento de Barcelona, ha sido impugnado por Acciona y Ferrovial.