De Polonia a Ucrania pasando por Asturias: una joven de 25 años recauda más de 30.000 euros para ayudar al pueblo ucraniano
Covadonga Solares ha logrado reunir alimentos, medicamentos o generadores eléctricos que serán enviados para los afectados tras la invasión rusa
- ANTONIO AÑOVER ........ LaRazon
Desde comenzara la invasión rusa a Ucrania, miles de ciudadanos se han manifestado en todo el mundo para condenar la agresión que ha desembocado en una guerra a gran escala. Según la ONU, han muerto al menos 227 civiles, 15 de ellos niños, aunque las autoridades del país reconocieron que más de 2.000 civiles ucranianos han fallecido. La organización, por otro lado, ha elevado a más de un millón el número de refugiados por el conflicto que se inició hace ya diez días.
A raíz de los graves destrozos humanitarios y materiales que se han producido en los últimos días en el territorio, muchas personas se han volcado para ayudar con todo tipo de productos útiles para los ucranianos y ucranianas que lo necesiten. Entre ellas, Covadonga Solares, una asturiana que se encuentra estudiando un máster en Cracovia (Polonia) y que quería ayudar “de alguna forma” ante esta situación. “Cuando me levanté al día siguiente de que estallara la guerra, me sentía impotente por lo que estaba sucediendo. Necesitaba hacer algo”, confiesa la joven de 25 años a LA RAZÓN
Así, Covadonga aprovechó sus redes sociales para grabar un vídeo en el que pedía ayuda para los damnificados y dinero para comprar material de primera necesidad, ofreciendo su casa para recoger paquetes de productos que la gente quisiera donar. “Estudio Política Europea, sería muy hipócrita no hacer esto con Ucrania luchando por la libertad de Europa”, añade. Lo que no se esperaba es que el vídeo lo verían más de 12.000 personas, que apoyaron su iniciativa.
Una de las personas que contactó con ella fue Nerea Prado, una antigua compañera del instituto que estaba haciendo su Erasmus en Italia y sentía lo mismo que Covadonga. “Unimos nuestras fuerzas y gracias a nuestras familias hemos establecido más de diez puntos de recogida en Asturias”, explica Covadonga. Junto con compañeros de la universidad, han conseguido recaudar más de 30.000 euros.
En varias ciudades ucranianas, como Jersón, las tropas rusas han saqueado tiendas y supermercados, destrozado edificaciones y controlado la ciudad. Territorios que en este momento necesitarían de productos que personas como Covadonga y Nerea han conseguido reunir, y que serán enviados hasta el país. Desde España han conseguido tener un grandísimo apoyo y gente desde Madrid o Alicante, entre otras, están enviado varios cajas de utensilios. Entre lo percibido, ellas han conseguido comprar generadores eléctricos, mantas, guantes, bufandas y demás ropa de abrigo, y sobre todo, medicinas, agua y comida no perecedera.
Una labor que exige una responsabilidad “abrumadora”, tal y como define Covadonga, pero que también es “deber nuestro el luchar por las vidas y el pueblo de Ucrania”: “Mucha gente ha confiado en nuestra iniciativa y me ha entregado su dinero. Es mucho, estamos viendo cuál es nuestro límite, pero en el momento que no podamos gestionarlo, lo tendremos que delegar”.
La joven relata que está siendo complicado, pero las colaboraciones están siendo muy grandes. La ayuda, por fortuna, ya va llegando. Transportistas llegan a Cracovia, recogen la cosecha de productos necesarios y lo llevan a Ucrania. “Me pusieron en contacto con Cristina, una chica ucraniana que trabaja para el Consulado de Asturias y que también estaba realizando una colecta”, afirma, garantizando que “os vamos a unir para asegurarnos que estas ayudas lleguen y me parece muy bonito”. “Creo que eso es lo que nos hace tan importantes en esta cadena de ayuda, el poder conseguir que desde aquí lleguen directamente”, agrega.
Tras el ataque producido en la madrugada del viernes, por parte del ejército ruso, a la central nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa, en la localidad de Energodar, en el sureste de Ucrania. El riesgo de un accidente nuclear ha crecido hasta límites inimaginables.