La Gruta de Neptuno, a la que se desciende por 656 escalones, alberga el segundo lago interior más grande de Europa
En el siglo XVIII un pescador local llamado Ferrandino descubrió una abertura en el acantilado del promontorio del cabo Caccia, al noroeste de la isla de Cerdeña, a unos 24 kilómetros de la ciudad de Alguer. Se acercó con su barca y trepó por las rocas hasta la entrada de lo que resultó ser un singular complejo de cuevas casi al nivel del mar.
Tienen una longitud total de unos 4 kilómetros, aunque solo unos pocos cientos de metros están abiertos al público (la visita dura unos 45 minutos). En su interior hay formaciones calcáreas como estalactitas y estalagmitas.
También un lago salado de unos 120 metros de largo por 25 de ancho, cuyo nivel es el mismo que el del mar, y que constituye el segundo lago interior más grande de Europa por detrás del de San Leonardo en Suiza.
Se le denomina lago La Marmora (llamado así en honor al naturalista y cartógrafo del siglo XIX, del mismo nombre, que visitó la gruta) y alcanza una profundidad de unos 9 metros. En su centro hay una gran columna formada de varias estalagmitas llamada Acquasantiera, y en el fondo otra formación de estalagmitas apodada Árbol de navidad.
El lago cuenta incluso con una pequeña playa de arena, llamada Spiaggia dei ciottolini (playa de los guijarros), ya que en otro tiempo estuvo formada por pequeñas piedras hoy desaparecidas.
Se le denomina lago La Marmora (llamado así en honor al naturalista y cartógrafo del siglo XIX, del mismo nombre, que visitó la gruta) y alcanza una profundidad de unos 9 metros. En su centro hay una gran columna formada de varias estalagmitas llamada Acquasantiera, y en el fondo otra formación de estalagmitas apodada Árbol de navidad.
El lago cuenta incluso con una pequeña playa de arena, llamada Spiaggia dei ciottolini (playa de los guijarros), ya que en otro tiempo estuvo formada por pequeñas piedras hoy desaparecidas.
Las columnas de calcita en el interior de llamada Sala del Órgano alcanzan los 9 metros de altura, y en la Sala del Palacio Real las formaciones llegan incluso a los 18 metros.
Uno de los lugares más impresionantes es la Tribuna de la Música, una especie de balcón abierto al lago y al Salón del Palacio Real, que ofrece unas vistas únicas. Tanto la cueva como el lago interior fueron en su día el hábitat de la foca monje del Mediterráneo, que hoy ya se ha extinguido en la zona.
En otra cueva cercana, la Grotta Verde, se han encontrado grabados, enterramientos y fragmentos de cerámica neolíticos, lo que indica que toda la zona y el sistema kárstico que se extiende bajo el Cabo Caccia, que está plagado de otras grutas más pequeñas, estuvo habitada en ese período.
Existen dos formas de acceder a la gruta. Si las condiciones meteorológicas son buenas es posible tomar un barco desde el puerto de Alguer, o desde el muelle de la Dragunara en Porto Conte, que nos dejará justo en la entrada, que está un metro por encima del nivel del mar. El servicio funciona todos los días en primavera y verano, y con menor frecuencia el resto del año.
Este era el único modo de acceder al lugar hasta que en 1954 se construyó la Escala del Cabirol, una escalera cortada en la escarpada pared del acantilado, que muchos atribuyen al arquitecto, político y escritor sardo Antonio Simon Mossa (que en aquel momento era Superintendente del Patrimonio Cultural de la isla), con 656 escalones que bajan en zigzag desde la cima del cabo hasta la entrada de la gruta.
Son 400 metros que descienden por un acantilado aterradoramente empinado de 119 metros de altura. Si la bajada por la escala con el mar chocando contra los acantilados es espectacular, el regreso por el mismo camino puede ser una dura prueba de resistencia.
Desde el siglo XIX existieron varios proyectos para construir túneles de acceso desde el lado sur del cabo, pero por suerte ninguno prosperó, manteniendo así el encanto natural del lugar.
Hoy en día solo se permiten visitas guiadas, aunque la capacidad es de hasta 200 personas al mismo tiempo.