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El precio de la luz alcanza este martes su nivel más alto desde que Pedro Sánchez introdujo su tope al gas, la famosa «excepción ibérica»: 365,33 euros/MWh de media con picos de 443,36 a las 22 horas. Este subidón era de esperar con los máximos del precio del gas, como alertó OKDIARIO el sábado, y confirma el fracaso tanto del decretazo de ahorro energético como del propio mecanismo de tope al gas.
El Gobierno presumió este lunes de que el consumo de electricidad ha bajado un 9% desde la entrada en vigor del decretazo. Una reducción del consumo que no sirve de nada ante la escalada de los precios del gas, como queda demostrado con la subida del precio de la luz de este martes. Además, el Ejecutivo no informa de cuánto supone ese menor consumo en términos de demanda de gas, ya que no hay una traslación automática (no toda la luz se genera con gas ni todo el gas se usa para producir electricidad).
El gas está disparado y ya roza los 300 euros por MW en Ámsterdam, el mercado de referencia en Europa, debido al acopio de esta materia prima por parte de todos los países ante el temor de que Vladimir Putin cierre del todo el grifo del gas a la UE en otoño. Un miedo que se ha acrecentado con la nueva parada del gasoducto Nord Stream 1 anunciada para el día 31.
El problema del tope al gas es que este mecanismo incluye también una compensación a las centrales gasistas (ciclos combinados) por la diferencia entre el citado tope -actualmente en 40 €/MWh; hacen falta dos MWh de gas para generar uno de electricidad- y el precio real de la materia prima. Esta compensación se sitúa este martes en una media de 182,40, que hay que sumar al precio de la subasta diaria (182, 93), con un máximo de 234,86 euros a las 12 de la noche. Por tanto, la «excepción ibérica» también ha fracasado en su objetivo de rebajar el recibo de la luz.
Aun así, el precio de la electricidad en España es más bajo que en los países centrales de Europa -como Alemania, Francia, Holanda, Austria o Dinamarca-, donde supera los 600 euros por MWh. Esto se explica porque el gas en el mercado ibérico (Mibgas) está casi 100 euros más barato que en Holanda, ya que la amenaza de cortes de suministro este invierno es mucho mayor en los países centrales, por su enorme dependencia del gas ruso
Por otro lado, hay que tener en cuenta que los más de 600 euros que cuesta la luz en los países centrales normalmente no se trasladan directamente al recibo de los consumidores, como en España. Precisamente, una de las condiciones que puso Bruselas para autorizar la «excepción ibérica» fue que el Gobierno debe cambiar la forma de calcular el PVPC (precio de venta al pequeño consumidor) para que no refleje automáticamente el precio de la subasta diaria del pool.
Así, no es de extrañar que Francia esté importando toda la luz ‘barata’ (es un decir) que puede de España. Como informó OKDIARIO el 4 de agosto, el país vecino compró a España en julio 1.149 GWh, un 198% más que en julio de 2021. La clave está en que los franceses compran la electricidad al precio del mercado mayorista, antes de sumar la compensación a las gasistas, que sólo la pagan los consumidores españoles por el sistema de Sánchez. Es decir, a 182,93 euros, no a 365,33.
Una imagen de Magaluf.
Brutal paliza a un taxista en Magaluf (Mallorca). Un turista ha sido detenido tras la agresión ocurrida esta pasada madrugada en la avenida Magaluf de este núcleo costero cuando un joven se ha encarado a un taxista y le ha agredido.
El detenido es un turista británico de 21 años que ha sido identificado por numerosos testigos, según ha informado la Policía Local de Calvià. En el momento de la agresión, estaba acompañado por otro turista que no ha sido detenido.
El taxista, que presentaba una herida en la cara, ha sido trasladado al hospital.
La agresión ha sido presenciada por numerosas personas, la mayoría turistas, que en ese momento se encontraban en esta concurrida calle de Magaluf.
El Gobierno busca vías legales para imponer recortes a los hogares si se agrava la crisis del gas
España quiere tomar la delantera en Europa en lo que al ahorro energético se refiere. Aunque la intención inicial del Gobierno de Pedro Sánchez era que las imposiciones no afectaran a los hogares, el Ejecutivo está estudiando vías legales para imponer una reducción del consumo a todos los ciudadanos ante las crecientes posibilidades de un corte del gas procedente de Rusia. En este contexto, el presidente del Gobierno ya ha pedido a su equipo «analizar todos los escenarios legales». «Tenemos que entrar en las casas», apuntan en La Moncloa.
A la vuelta de las vacaciones, todos los países europeos -tengan las reservas gasísticas que tengan- se verán obligados a adoptar severas medidas que vayan en la dirección de reducir el consumo y, en consecuencia, la dependencia energética de Rusia. El Ministerio para la Transición Ecológica trabaja desde hace semanas en el plan de contingencia que deberá remitir a Bruselas antes de que termine septiembre. Ha pedido propuestas a las comunidades autónomas, al contrario de lo que ocurrió con el decreto aprobado a principios de agosto y que obliga a los comercios y empresas a limitar la temperatura del aire acondicionado y la calefacción o a apagar los escaparates. Ese plan incluirá nuevas restricciones y también recomendaciones para el conjunto de la ciudadanía.
La intención inicial era que estos recortes no afectasen a los hogares, a quienes sí se dirigirá una intensa campaña de concienciación en los próximos meses. No obstante, ello no evita que el Ejecutivo se prepare para todos los escenarios ante el posible corte de abastecimiento del gas ruso.
El quid de la cuestión es la cuestión legal. Saben que no será tarea fácil, ya que podría abrirse un frente en el Tribunal Constitucional. La Comunidad de Madrid ya ha anunciado que recurrirá las primeras medidas, por suponer una injerencia en sus competencias autonómicas y chocar con otras normativas.
Esas primeras medidas dejan fuera a las viviendas y sólo afectan a edificios públicos y establecimientos comerciales o de hostelería. Pero fuentes gubernamentales reconocen que es «en los domicilios donde más energía se va a consumir en los próximos meses». Por ello, «un grado o más o un grado menos en la calefacción facilitará un ahorro enorme», explican en el entorno de Sánchez.
Según el boletín mensual del Bundesbank, los expertos de la institución consideran que el desarrollo económico de Alemania se verá afectado negativamente por la evolución desfavorable del mercado del gas este verano y los próximos meses. Además, el final en septiembre de las medidas de alivio introducidas probablemente haga rebotar la inflación notablemente.
“Por lo tanto, la probabilidad de que el PIB disminuya en el semestre de invierno ha aumentado significativamente”, advierte la entidad. En este sentido, después del estancamiento registrado entre los meses de abril y junio, el banco central germano ve probable que la parálisis del crecimiento del PIB se extienda al tercer trimestre. “Sin embargo, los elevados incrementos de precios están reduciendo aún más el poder adquisitivo de los hogares. Además, las preocupaciones sobre una inminente escasez de gas en invierno pesan sobre el estado de ánimo para comprar”, expone al recordar que la lectura más reciente del índice de confianza del consumidor del instituto GfK ha vuelto a caer y constata que las expectativas económicas y de ingresos de los hogares se han nublado significativamente.
Por otro lado, los técnicos del Bundesbank advierten de que la tasa de inflación alcanzará “nuevos máximos en otoño” como consecuencia del final en septiembre de las medidas de alivio introducidas, lo que probablemente haga rebotar la inflación notablemente, mientras que desde octubre se aplicará también un recargo en las tarifas del gas y, al mismo tiempo, se reducirá la tasa del IVA sobre este combustible.
“En general, la tasa de inflación podría alcanzar el orden del 10% en otoño”, auguran los expertos del Bundesbank, subrayando que las perspectivas de inflación siguen siendo extremadamente inciertas, principalmente debido a la situación poco clara de los mercados de materias primas, aunque el banco central estima que los riesgos de precios siguen apuntando al alza.
Por otra parte, el banco Citi anticipó este lunes que la inflación en el Reino Unido va camino de dispararse hasta el 18,6 % a principios de 2023 debido al incremento del precio de la energía, que sería su mayor nivel en cerca de medio siglo. El Índice de Precios al Consumidor (IPC) británico alcanzó en julio el 10,1% y el Banco de Inglaterra estima que alcanzará su pico en octubre, por encima del 13 %, antes de comenzar a moderarse. El economista jefe de Citi en Reino Unido, Benjamin Nabarro, indicó sin embargo en una nota a sus clientes que espera que el índice alcance el 14,8 % en octubre y siga subiendo.
La entidad calcula que el límite del coste energético que paga cada hogar británico, que el pasado abril se disparó desde 1.277 libras hasta 1.971 libras (de 1.508 euros a 2.328 euros), escalará en octubre, en su siguiente revisión, a 3.717 libras (4.391 euros) –ligeramente por encima de lo estimado hasta ahora–, y habrá ascendido a 5.816 libras el próximo abril (6.870 euros).
“Incluso con la economía debilitándose, los datos de la pasada semana reafirman que se mantiene el riesgo de que se acelere el traspaso de la inflación general a los salarios y los precios domésticos”, afirmó Nabarro. Para encontrar precedentes a una inflación cercana al 18 % en el Reino Unido hay que remontarse a la crisis del petróleo a partir de 1979, cuando el IPC británico llegó hasta el 17,8 %, y a los años posteriores a la primera crisis provocada por la OPEP, cuando superó el 24 %.
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