sábado, 3 de septiembre de 2022

‘La Atlántida de la Edad de Piedra’: hallan un antiguo poblado bajo las aguas de Suecia

 

‘La Atlántida de la Edad de Piedra’: hallan un antiguo poblado bajo las aguas de Suecia 








Los pobladores del asentamiento se dedicaban a la pesca y vivían en la zona solo una parte del año. Uno de los objetos encontrados en este paisaje submarino tiene 9.000 años de antigüedad.

Investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) han descubierto un antiguo asentamiento en muy buen estado de conservación unos 20 metros por debajo de las aguas del mar Báltico cerca de Havang, en la costa sureste de Suecia. Los objetos arqueológicos hallados se extienden a lo largo de tres kilómetros de la orilla. Se calcula que los restos se remontan al período Mesolítico.

Entre los hallazgos más importantes figuran las nasas más antiguas de Europa del Norte, encontradas hace siete años por unos buceadores, y un pico de cuernos de alce de 9.000 años de antigüedad. Mientras que las nasas indican que los residentes locales se dedicaban a la pesca, el pico, así como otros instrumentos de huesos y cuernos de ciervos rojos, evidencian que los antiguos pobladores hacían uso de recursos terrestres.

El estudio sobre el panorama submarino fue publicado en la revista ‘Quaternary International’ y está disponible en el sitio web ScienceDirect.com.

Los científicos llegaron a la conclusión de que el asentamiento de la Edad de Piedra se situaba antiguamente a orillas de una laguna y estaba poblado solo en determinados períodos del año. Los investigadores quieren ahora recrear el ambiente del poblado para tener una idea de cómo era la vida de los humanos en aquel entonces.

Según asegura un estudiante de doctorado de la Universidad de Lund, Anton Hansson, los antiguos pobladores llevaban una buena vida en este rincón, «con mucha comida y un clima cálido, al menos, en verano».









Podría haber hasta cuatro civilizaciones ‘hostiles’ en nuestra galaxia

 

Podría haber hasta cuatro civilizaciones ‘hostiles’ en nuestra galaxia






Un nuevo estudio cuantifica el peligro potencial de comunicarnos con otras posibles inteligencias de nuestra galaxia

No ganamos para sustos. No una, sino hasta cuatro civilizaciones extraterrestres con la voluntad y la capacidad tecnológica de invadir la Tierra podrían estar al acecho en la Vía Láctea, la galaxia en que vivimos. Esa es la inquietante conclusión a la que ha llegado el investigador español Alberto Caballero, de la Universidad de Vigo, en un estudio (aún no revisado por pares) que acaba de aparecer en el servidor de preimpresiones ‘arXiv’.

Dentro de los trabajos que, a falta de contactos reales, tratan de deducir el número probable de inteligencias alienígenas ‘ahí fuera’, el estudio de Caballero aborda la cuestión desde una perspectiva totalmente distinta: ¿Cuál es la probabilidad de que, algún día, los humanos puedan contactar con una civilización hostil y capaz de invadir la Tierra? Y para responder a la pregunta, Caballero decidió echar un vistazo a la historia humana.

«Este documento -escribe el autor- intenta proporcionar una estimación de la prevalencia de civilizaciones extraterrestres hostiles a través de una extrapolación de la probabilidad de que nosotros, como civilización humana, atacáramos o invadiéramos un exoplaneta habitado».

Buscando pistas en la historia humana

Para hacer su estimación, el investigador, que también publicó recientemente otro estudio sobre la famosa señal ¡Wow! en ‘International Journal of Astrobiology’, contó primero el número de países que, desde 1915 hasta 2022, invadieron otros países vecinos. Y descubrió que, en ese tiempo, 51 de las 195 naciones del mundo habían consumado o intentado una invasión, la primera de todas Estados Unidos, que durante ese periodo llevó a cabo ni más ni menos que 14 invasiones. Después, ponderó la probabilidad de cada país de lanzar una invasión en función del porcentaje del gasto militar global de ese país (nuevamente, EE. UU. ocupó el primer lugar con el 38% del gasto militar mundial).

A partir de ahí, Caballero sumó la probabilidad individual de cada país de instigar una invasión, luego dividió la suma por el número total de países de la Tierra y terminó con lo que describe como «la probabilidad actual de que los humanos invadan una civilización extraterrestre».

Según el modelo, las probabilidades actuales de que los humanos invadan otro planeta habitado son del 0,028 %. Sin embargo, escribe Caballero, esa probabilidad se refiere al estado actual de la civilización humana, y los humanos actualmente no son capaces de llevar a cabo viajes interestelares. Si las tasas actuales de avance tecnológico se mantienen, el viaje interestelar podría ser posible dentro de 259 años, calculó Caballero utilizando la escala de Kardashev, un sistema que clasifica lo avanzada que está una civilización en función de su gasto energético.

Escasas probabilidades

Pero la frecuencia de invasiones humanas ha disminuido mucho durante los últimos 50 años, y suponiendo que siga así, cuando dentro de 259 años alcancemos las estrellas nuestra probabilidad de invadir otro planeta habitado se habrá reducido al 0,0014%. Parece poco, pero si lo multiplicamos por los millones de planetas potencialmente habitables que hay en la Vía Láctea veremos que la cifra aumenta.

Para su cálculo final, Caballero recurrió a un estudio publicado hace unos años en la revista ‘Mathematical SETI’, según el cual en la Vía Láctea deberían existir 15.785 civilizaciones extraterrestres. Si damos por bueno ese número y extrapolamos la conducta humana del último siglo, resulta, según Caballero, que por lo menos una de esas civilizaciones del Tipo 1 se mostraría hostil con los humanos que hicieran contacto. Pero si además tenemos en cuenta a las civilizaciones ‘malignas’ que aún no han desarrollado el viaje interestelar, como es el caso de la nuestra, entonces el número crecerá hasta 4,22 posibles civilizaciones hostiles.

En resumen, parece que no tenemos grandes motivos para preocuparnos. De hecho, además de ser muy pocas, las posibilidades de que entremos en contacto con algunas de esas civilizaciones ‘peligrosas’ es extremadamente pequeña. Según el investigador, cerca de dos órdenes de magnitud inferior a la probabilidad de una colisión con un asteroide destructor de planetas como el que acabó con los dinosaurios, algo que sucede solo una vez cada 100 millones de años.

Por otra parte, el propio Caballero se encarga de señalar las limitaciones de su experimento mental. Por un lado, la probabilidad de invasión calculada se basa en un periodo muy pequeño de la historia humana. Y por otro, no hay forma de saber si la predicción de que alcanzaremos las estrellas en 259 años es o no fiable. Por no hablar de que el trabajo parte de la base de que esas supuestas inteligencias alienígenas hostiles tendrían valores y emociones similares a las nuestras, lo cual es mucho decir.

«Escribí el artículo basándome únicamente en lo que conocemos», dice Caballero. Y está muy claro que aún no conocemos a ningún extraterrestre para saber cómo piensan. No habrá, pues, más remedio que esperar… y cruzar los dedos.

 

Canal FSemana Recetas : Carrilleras de cerdo Receta de la Abuela

 Canal  FSemana   Recetas   :   







Carrilleras de cerdo Receta de la Abuela


Las carrilladas o carrilleras de cerdo, dado que es habitual referirse a ellas de ambas formas, y cabe aclarar que son exactamente la misma cosa, es un corte, que como su propio nombre indica, se ubica a ambos lados del hueso de la mandíbula, en el comienzo del cuello e inmediatamente antes de la papada.

Estos músculos, en continuo movimiento, dado que intervienen en la masticación, son especialmente magros, con grasa infiltrada y unos altos valores de colágeno. Por contra, las carrilleras de cerdo tienen también amplia presencia de fibras duras, que requieren de largos procesos de cocción para ablandarse.

Esto, sin embargo, no debe preocuparnos, puesto que si aplicamos correctamente las técnicas que describiremos a continuación, obtendremos como resultado unas carrilleras gelatinosas y tiernas, como las de las abuelas.

Su uso se remonta tal vez a la Edad Media, época de carestía en la que se empezó a aprovechar todas las parte del cerdo. En aquel momento servían como excusa para elaborar unas alubias blancas, o como plato principal guarnecido con verduras.

Tradicionalmente se ha considerado, quizá de forma injusta, un corte de casquería con un interés gastronómico limitado, pero de un tiempo a esta parte, su popularidad ha crecido hasta considerarse un plato gourmet, sirviéndose en multitud de restaurantes de alto copete.

Cómo hacer carrillada en salsa de la abuela



Los usos de esta exquisita carne son ilimitados, pero en este caso vamos a preparar unas carrilleras de cerdo tradicionales de la abuela. Plato económico, rico y muy agradecido si tenemos paciencia y respetamos los tiempos.

¡Hoy cocinamos a fuego lento!

Ingredientes

Instrucciones

  1. Es posible que no sepamos mucho sobre estos músculos maseteros. En el mercado podemos encontrar tres tipos de carrilleras, en lo que a carnes se refiere, a saber: de cerdo, de cerdo ibérico, de ternera y eventualmente, de buey. A efectos prácticos, la elaboración de cada una de estas piezas no difiere demasiado una de otra.
  2. Las de cerdo ibérico son más pequeñas y sabrosas. Las de cerdo, por su parte, pueden llegar a pesar en torno a los 250 g. una vez limpias. Ni que decir tiene, que la de ternera, por la propia constitución del animal, superará los 500 g.
  3. Lo primero es limpiar correctamente las piezas. Aquellas que vengan envasadas al vacío probablemente estén bastante saneadas, y en caso de comprarlas directamente en la carnicería, podemos solicitar al carnicero que las limpie. Fundamentalmente, hay que eliminar el velo cartilaginoso que las recubre, así como las partes de sebo duro. Necesitaremos para esto un cuchillo correctamente afilado. Optaremos por cocinarlas enteras.
  4. El paso previo a su cocinado es el marinado. Este paso podríamos saltárnoslo, pero no lo recomiendo. Teniendo un poco de previsión, la víspera, realizaremos el marinado. Para ello dispondremos las carrilleras limpias en un bol grande.
  5. Las cubriremos totalmente con el vino tinto joven, a lo que sumaremos algunas aromáticas: laurel, tomillo, pimienta en grano y algún trozo de puerro y/o zanahoria. La idea es que todo esto repose en la nevera, correctamente filmado, durante 24 horas.
  6. El vino ablandará las fibras, coloreará nuestra carne y realzará el sabor. Nada que perder y mucho que ganar.
  7. Pasadas las 24 horas las sacaremos de la nevera y las pondremos a escurrir. ¡Sin tirar el vino! Desecharemos tan solo las hierbas y hortalizas. Mientras tanto vamos a encargarnos del sofrito, una pequeña base de hortalizas que nos ayudará a trabar un poco nuestra salsa. Cortaremos el puerro, las zanahorias, el ajo y las cebollas en brunoise.
  8. En una cacerola o saute, que será el recipiente definitivo donde guisaremos nuestras carrilleras, echaremos un fino chorro de AOVE. A fuego medio - bajo agregaremos las verduritas finamente picadas, e iremos removiendo durante al menos 15 minutos, poco a poco, hasta que queden bien blanditas y podamos intuir que se van a empezar a agarrar.
  9. En este momento agregaremos los tomates rallados, previamente despepitados y pasados por un colador, con el objetivo de eliminar el agua. Ahora sí, subiremos nuestro fuego a tope para que el tomate se fría y nos entregue todo su sabor. Cuando lo tengamos listo apagaremos el fuego y reservaremos unos instantes mientras nos ocupamos de las carrilleras.
  10. Después de haberlas escurrido, las enharinaremos y salaremos, muy ligeramente, una a una, y esturreándolas para que no carguen demasiada harina. Rápidamente, en una sartén amplia, preferiblemente de hierro, pondremos un chorro generoso de AOVE, que calentaremos a fuego máximo.
  11. Justo antes del punto de humo, marcaremos todas nuestras carrilleras, por ambas caras. No se trata de darles una vuelta rápida, sino de que se forme una coraza gracias a la reacción de Maillard. Hay que evitar que la sartén pierda temperatura por sobresaturación, poco a poco, no es necesario agregarlas todas de golpe.
  12. Cuando estén listas las agregaremos a nuestra cacerola, donde teníamos el sofrito. A fuego máximo verteremos el vino del marinado, que reduciremos al menos 3/4. Para terminar cubriremos con agua mineral.
  13. También podríamos usar un caldo de carne o fondo oscuro, pero en este caso, para no complicar demasiado la receta, y puesto que ya hemos realizado un fondo oscuro para las albóndigas con salsa española, emplearemos agua.
  14. Subiremos el fuego para que arranque a hervir, y una vez entre en ebullición lo bajaremos al mínimo, y colocaremos la tapa. El tiempo de cocción recomendado dependerá en buena medida del tamaño de las carrilleras, pero tomando como referencia una carrillera de cerdo normal y sin trocear, la cocción se prologarán durante al menos 3 horas. Iremos probando y tanteando la carne.
  15. Llega el momento de corregir la salsa. Este punto es primordial. Sacaremos nuestras carrilleras y pasaremos la salsa por un pasapurés. Desecharemos la fibra que haya quedado arriba. Colaremos la salsa, y la verteremos en una reductora o cacillo. A fuego medio dejaremos espesar y reducir la salsa, que por la propia acción del colágeno disuelto, debería ligar perfectamente.
  16. En caso de que la veamos un poco falta de brillo podríamos agregar una nuez de mantequilla, y también es el momento de verificar el punto de sal si fuera necesario. Cuando haya reducido lo suficiente, en una cacerola, pondremos nuestras carrilleras junto a la salsa.
  17. Solo nos queda calentar y servir.

Canal FSemana Recetas : Pollo al horno Receta de la Abuela

 Canal  FSemana   Recetas   :  







Pollo al horno Receta de la Abuela


El pollo al horno es una delicia gastronómica internacional.

Esta ave, como animal de corral, empezó a servir de alimento ya en el Neolítico, cuando las sociedades se transformaron en agricultoras y ganaderas. La domesticación del ave como tal, fue llevada a cabo probablemente en la India, hace 6000 años.

En la Antigua Roma, también era un producto muy codiciado, como así lo atestiguan los tratados gastronómicos de la época.

El rey inglés Ricardo Corazón de León, que vivió en el siglo XII, tenía el pollo asado como una de sus comidas predilectas.

En España, a partir de los años 50 y 60, comienza a popularizarse, sirviendo como excusa para abrir centenares de locales enfocados casi en exclusiva a la venta de pollo asado para llevar, convirtiéndose en un socorrido, económico y rico plato de domingo. Este modelo de negocio, sin embargo, está totalmente internacionalizado, sobre todo en los países latinoamericanos.

Los asadores de pollo preparan este delicioso manjar mediante la técnica del espiedo; disponiendo las aves enteras, atravesando su eje vertical con una espada, y haciéndolos girar sobre una fuente de calor. Así, se consigue una cocción uniforme, dando lugar a una textura y sabor increíbles. Previamente, se les pone un aderezo, que suele ser secreto de la casa.

Cómo hacer pollo al horno receta de la abuela



Elaborar un rico pollo asado al horno de la abuela, en la comodidad de nuestro hogar, no es una tarea complicada. Tan solo tendremos que conocer algunos de los trucos que llevan a cabo en los asadores, y para esto estamos aquí; para enseñártelos.

Por supuesto, la elección de la materia prima, tiene que ver y mucho con la calidad del resultado final.

Muchos de estos locales emplean pollos picantones, que no suelen superar el medio kilo de peso y, que apenas llegan al mes de vida.

En España, podemos encontrar el pollo de raza Prat, que presume de ser el único con indicación geográfica protegida (IGP). También, en los mercados, hay disponibles pollos ecológicos.

En cualquier caso si te gusta el pollo, no te pierdas también esta otra receta de la abuela: Pollo en salsa de la abuela

¡A la cocina!

Ingredientes

Instrucciones

  1. Como observaréis, los ingredientes son sencillos y accesibles. La magia de esta receta de pollo al horno, reside sobre todo en los detalles. No pierdas hilo de los consejos que iré dando a lo largo de la receta. Lo primero, ¿Qué recipiente empleamos para el asado? Idealmente, una bandeja para horno. Esto quiere decir que, pese a que podamos usar una fuente o similar, lo ideal es una bandeja para horno, donde el pollo tendrá más superficie expuesta al calor circulante, logrando emular de mejor forma las condiciones de un asador.
  2. Tal vez, seas un poco quisquilloso, y no quieras manchar o deteriorar tu bandeja con los asados, o quien sabe, si de tanto utilizarse, la comida ya se agarra con relativa facilidad. Para mitigar este problema, existe un invento genial que se llama Silpat, que no es más que una lámina de silicona resistente y reutilizable, que nos permitirá hornear hasta +280 °C.
  3. Pero volvamos al pollo. Antes de nada, pelaremos cuatro patatas Kennebec. Las cortaremos en rodajas, o también conocido como 'panadera', lo que supone unos 5 mm. de grosor aproximadamente. Las dispondremos en la base, tratando de que no se solapen. Sazonaremos con alegría. Mientras tanto, vamos a poner el pollo a punto.
  4. Para que el pollo quede rico y sabroso, debemos aderezarlo con brío, en abundancia. La carne de pollo, por si sola, siempre que no se vaya a cocinar al carbón o similar, suele quedar bastante sosa. Aquí un inciso, que no lo he advertido; el ave puede estar entera, en cuartos, o como deseemos. Seguidamente, mezclamos la sal y la pimienta negra recién molida, y espolvoreamos bien, tanto por dentro, como por fuera. A continuación, introducimos en la cavidad del animal un manojo de tomillo y los ajos.
  5. Lavamos y cortamos los pimientos. Eliminamos el nervio y despepitamos. Para cortarlos, simplemente hacemos tiras de 3 cm. de ancho aproximadamente. Colocamos el pollo en el centro de la bandeja, sobre las patatas, con las patas boca arriba. Debe de quedar ligeramente levantado, para que cuando añadamos los líquidos, estos, no entren en contacto con el pollo, ya que de este modo se acabaría cociendo y no asando, que es nuestro objetivo.
  6. Llega el momento de ponerle la nota cítrica. Exprimiremos y colaremos el zumo de un limón y embadurnaremos el pollo. También, ahora, pondremos el aceite de oliva. Con cuatro cucharadas será más que suficiente, dado que el pollo, en su piel, ya tiene bastante grasa. Por último, verteremos sobre el pollo el vino rancio. Alrededor del mismo dispondremos los pimientos que habíamos cortado. Agregaremos también medio vasito de agua o, si tuviéramos, de caldo de pollo.
  7. Toca precalentar el horno. A menudo, creemos que la posición calor arriba y abajo, es la óptima para asar. La mayoría de hornos, incluso sin ser demasiado modernos, nos brindan un amplio abanico de posibilidad para calentar de diferentes formas el habitáculo. Para el pollo asado, lo mejor es colocar calor arriba con el ventilador, a unos 180 °C, e introducir la bandeja en posición media. El calor abajo resulta del todo ineficaz, y puede acabar quemando las patatas.
  8. Lo mantendremos en la misma posición durante 45 minutos, e iremos, si nuestro tiempo nos lo permite, rescatando parte de los jugos y vertiéndolos sobre el pollo. Con dos veces será suficiente, puesto que de otro modo el horno bajará mucho de temperatura. Por tanto, esta operación tendrá que hacerse rápidamente. Transcurrido el tiempo, le daremos la vuelta, y lo mantendremos por unos 40 minutos más. Para finalizar, y obtener esa piel tostada y crujiente, subiremos el horno a 240 °C, y hornearemos durante 10 minutos.
  9. Finalmente, lo sacaremos del horno, cortaremos y serviremos. En un plato, pondremos las patatas, a las que bañaremos con la salsa, y al lado, un trozo de pollo. Hay a quien le gusta el pollo salseado, pero si se hace esto, se pierde el crujiente que habíamos buscado con ese golpe último de calor. ¡Disfrútalo como quieras!


Los vecinos del Raval cuelgan bolsas de basura en las calles para denunciar la suciedad que padece el barrio

 metropoli Bolsas de basura colgando en las calles del Raval como muestra de protesta por la suciedad del barrio  Xarxa Veïnal del Raval - X...