La concentración de contenedores enla calle de Portbou, en el barrio de Sants-Vallès, que molestaba por el ruido que provocaban ya tiene remedio. Tras las quejas vecinales, operariosde la limpieza han movido los contenedores de la discordia este miércoles hasta otra ubicación. Con la nueva contrata de limpieza, se habían redistribuido los contenedores del rechazo, la orgánica y el resto de fracciones hasta acumular 18 en un radio de tan solo 25 metros.
La nueva ubicación, en la parte más baja de Portbou
La nueva ubicación escogida es en la parte más baja de la misma calle de Portbou, donde las aceras son más anchas. En esta vía, en tan solo 240 metros se acumulan una veintena de contenedores. Montse Ballester era una de las vecinas afectadas por las molestias que habían pedido cambios en el Ayuntamiento: frente a su casa estaban los seis contenedores que ahora se han movido, sumados a seis más en la esquina opuesta y seis más unos pocos metros más allá en la calle de Roger. "Mi casa está rodeada de 18 contenedores", explicó Ballester al programa 'básicos'.
Ahora celebra que hayan movido la isla de contenedores más cercana a su casa en la localización que habían sugerido los vecinos, después de haber hecho un escrito al consistorio.
Un grupo de personas migrantes de origen subsahariano malvive en las playas de Barcelona. La playa de Sant Sebastià lleva semanas en las que, de forma recurrente, aparecen y desaparecen tiendas de campaña que se ubican en la arena, a escaso metros del paseo marítimo y ante la mirada de vecinos y patrullas policiales.
Así lo avanzó Metrópoli la semana pasada. Ahora ya se sabe quiénes son de los inquilinos de ese campamento itinerante, un grupo de personas sin hogar que se asentaron en la zona aprovechando las buenas temperaturas que han tenido lugar a lo largo de la estación otoñal. ahora, con la repentina bajada de estas temperaturas, su situación se ha agravado exponencialmente.
Tiendas de campaña en la playa de Sant Sebastià / CEDIDA
El Ayuntamiento de Barcelona ha explicado que ha ofrecido asistencia a los inquilinos de este improvisado e itinerante campamento -es ilegal acampar en las playas de Barcelona- a través de los servicios sociales. No obstante, asegura que la han rechazado. Desde el consistorio añaden que "hacen seguimiento de todas las dinámicas que se dan en la ciudad, también las que a priori son más excluyentes e invisibles".
VECINOS TRANQUILOS
Los integrantes del campamento, que van variando a medida que encuentran alternativas habitacionales u otros lugares en los que resguardarse del frío, suelen pasar las tardes en la plaza del Mar. Asimismo, algunos vecinos de la zona relatan que, por lo general, son unos vecinos tranquilos.
Tiendas de campaña en la playa de Barcelona / CEDIDA
En algunas coasiones, algunos de ellos sí han causado problemas como peleas cuando van bebidos e incluso han denunciado que algunos de los integrantes venden drogas durante el día antes de volver a sus tiendas. La mayoría de ellos, no obstante, tira con lo que obtienen de la beneficiencia o de la caridad
Aparece un hombre muerto en plena calle de Barcelonacolgado de un árbol. Pocos días después de que la capital catalana se sacudiera por el suceso del hallazgo de un torso dentro de una maleta en un contenedor, la ciudad amanece con el hallazgo del cadáver de un hombre colgado de un árbol entre las calles Marina con Aragón, en pleno distrito del Eixample.
Según ha avanzado la periodista Anna Punsí, el cadáver ha sido encontrado hacia las 07:30 horas de este jueves, tan solo a un par de manzanas de la Sagrada Família y a escasos metros de la plaza de Pablo Neruda. Los Mossos d'Esquadra se han personado en el lugar y han certificado que se trata de un suicidio.
El pasado 2021, Catalunya registró hasta 556 suicidios, la primera causa de muerte externa en España desde 2008. En 2020, se registraron 441 muertes de este tipo, lo que hace que el suicidio en el Principado haya aumentado, a solo un mes de terminar el año para obtener nuevos datos, en un 26%.
El idilio del Ayuntamiento de Barcelona con el casal okupa Tres Lliris continúa vigente. Esta pesadilla vecinal que llevó al concejal de Emergencia Climática y de Gràcia, Eloi Badia, ante el juez, sigue alimentada desde el consistorio barcelonés y su defensa acérrima hacia los ocupantes del espacio.
Además de no ejecutar un desalojo definitivo de esta antigua comisaría de la Policía Nacional, el gobierno municipal liderado por Ada Colau invierte en mejoras para facilitar la continuidad de este local y su actividad.
En consonancia con la benevolencia municipal con los okupas, el ejecutivo local ha autorizado una partida que se destinará a llevar a cabo trabajos de reparación en este conflictivo espacio.
40.000 EUROS
El gobierno municipal ha adjudicado 40.861,41 euros a obras de reparación del local ubicado en los números 19-25 de la calle de Nil Fabra, perteneciente al casal Tres Lliris, según consta en el documento municipal que se puede ver en esta información.
Okupas ante el autodenominado Casal Popular Tres Lliris de Gracia, en Barcelona / CEDIDA
Los trabajos se adjudicaron el pasado mes de octubre a la empresa Creprojects Soluciones y Proyectos Integrales, especializada en trabajos de interiorismo, reforma y construcción.
Fuentes municipales apuntan que la partida corresponde a obras de adecuación del local para mejorar las condiciones del espacio y sus características acústicas. También recuerdan que el convenio de cesión vigente indica que se debe respetar el descanso de los vecinos del entorno.
Partida adjudicada para el casal okupa Tres Lliris / AJ BCN
DE COMISARÍA A LOCAL OKUPA
La okupación de este local se remonta a noviembre de 2015 y se bautizó el espacio como Casal Popular Tres Lliris. El inmuble permaneció vacío durante poco más de dos años, desde el cierre de la comisaría de Policía Nacional en 2013.
La nueva casa okupa de Gràcia se vinculó estrechamente a Arran, las juventudes de la CUP, una situación que no ha variado. El local también es la sede de otros grupos antisistema, donde desarrollan sus actividades con total libertad.
La permisividad del gobierno de Colau con los okupas fue más allá en 2017. El Ayuntamiento acordó con la Associació de Joves de Gràcia la cesión del local durante cuatro años, lo que suponía una finalización del acuerdo en septiembre del año pasado. El pacto reunió una serie de condiciones para garantizar que esta formalización se tradujera en un "retorno social" para el barrio. Lejos de cumplir con esta finalidad, el espacio se ha convertido en una pesadilla para los residentes.
Fiesta en el casal okupa Tres Lliris / CEDIDA
PESADILLA VECINAL
El pacto entre el consistorio y los vecinos se ha convertido en una tortura para éstos que llega hasta el día de hoy. Esta cesión dio barra libre a todo tipo defiestas y celebraciones con actitudes incívicasque se tradujeron en niveles de ruido insufribles, además de potenciar el consumo de alcohol en el espacio público.
La llegada del coronavirus tampoco alteró la situación. Los okupas burlaron las restricciones por la pandemia y continuaron realizando actos contrarios a cualquier medida sanitaria impuesta para contener el virus.
A todo ello se suma que los ocupantesno hayan solicitado la licencia de actividad para legalizar su situación, uno de los requisitos que contempló el pacto con el consistorio para materializar la cesión.
DENUNCIA
La constante situación a la que estaba expuesto el vecindario provocó su hartazgo, que se canalizó en quejas vecinales que fueron desoídas por el gobierno municipal. Un grupo de cinco residentes fueron más allá e interpusieron una denuncia contra el Ayuntamiento, en la que señalaban la "pasividad" del ejecutivo local ante las protestas, que fue archivada por la Fiscalía Provincial de Barcelona.
Durante su comparecencia, el edil imputado afirmó que "la cesión de uso es un modelo habitual en la ciudad", mientras que en sus redes sociales abogó por la armonía entre vecinos y okupas: "No solamente pueden convivir, sino también enriquecerse mutuamente desde el respeto y la confianza entre vecinos de un mismo barrio", aseguró.
A día de hoy, los okupas continúan su actividad habitual en este local gracias a la permisividad municipal, después de que el consistorio renovara al cesión de uso hasta 2026.