- MIGUEL ÁNGEL BELLOSO .........okdiario
La subida de la inflación en febrero -hasta el 6,1%, dos décimas más- y sobre todo el comportamiento alcista del índice subyacente, que ha aumentado hasta el 7,7%, auguran una mayor conflictividad laboral en busca de subidas salariales que eviten lo más posible la pérdida de poder adquisitivo, pero que, en el fondo, contribuirán a empujar aún más la inflación en el futuro dando lugar a la espiral endemoniada precios-salarios que temen tanto la Comisión Europea como el Banco Central Europeo. La evolución de los precios en febrero, de acuerdo con el indicador adelantado publicado ayer por el Instituto Nacional de Estadística, ha sido muy negativa. Los precios de consumo subieron un 1% en febrero en relación al mes anterior, de manera que la inflación encadena dos meses consecutivos de ascensos en su tasa interanual y se sitúa en su valor más alto desde el pasado mes de noviembre -6,8%-.
En cuanto a la estimación de la inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos), ésta subió en febrero dos décimas, situándose 1,6 puntos por encima del IPC general y en sus valores más altos de los últimos 40 años. Los economistas consultados por OKDIARIO señalan que esta tendencia es muy preocupante porque demuestra que el intento del Gobierno por controlar los precios rebajando el IVA de algunos productos básicos o bonificando los carburantes no han tenido efecto. «Estas medidas reprimen artificialmente los precios, pero no reducen la demanda, de manera que en cuanto dejan de operar -como en el caso de los combustibles- acaban por estallar», señala Lorenzo Bernaldo de Quirós, presidente de Freemarket.
El hecho evidente es que España es en estos momentos el único país de Europa en el que la tasa general de inflación es, a pesar de la subida de febrero, más baja que la subyacente, «y no hay que olvidar que esta última es el ancla del sistema, la que te da las señales sobre las tendencias de fondo. Y lo que refleja es que el alza de los precios se ha filtrado al conjunto de los sectores de la economía y a gran velocidad», insiste Bernaldo de Quirós. La misma opinión comparte Manuel Balmaseda, economista jefe de Cemex. A su juicio, «los precios han bajado artificialmente durante los últimos meses, pero esto no ha conseguido acabar con el problema, que está muy arraigado». Balmaseda está convencido de que las tensiones en los precios provocarán un aumento de la conflictividad social en demandas de incrementos salariales para recuperar el poder adquisitivo», un fenómeno impulsado además desde el propio Gobierno con su decisión de aumentar las pensiones un 8,5%, indiciar a la inflación otros instrumentos de protección -como el ingreso mínimo vital- o elevando desproporcionadamente el sueldo de los funcionarios».
De hecho, las reivindicaciones de los sindicatos son cada vez más intensas, de momento con un éxito desigual. Inditex, que es la empresa española que más vale en bolsa, ha llegado a un acuerdo con las centrales fijando un salario mínimo fijo desde 18.000 euros a todos los trabajadores de sus tiendas de las diferentes marcas del grupo de toda España, cantidad a la que se añadirán otras retribuciones variables como las vinculadas a la antigüedad, comisiones o nocturnidad, entre otras, después de los conatos de huelgas en sus establecimientos. Por otra parte, la Asociación Nacional Grandes de Empresas de Distribución (Anged) -que engloba a compañías como El Corte Inglés, Carrefour, Ikea, Alcampo o Leroy Merlin, entre otras- y los sindicatos continúan negociando una subida salarial para los trabajadores del sector. La cuarta reunión, celebrada el pasado viernes, concluyó sin grandes avances para la firma del nuevo convenio de grandes almacenes, el más grande de España al afectar a cerca de 260.000 empleados. Sin embargo, fuentes cercanas a las negociaciones aseguran a OKDIARIO que la patronal no está dispuesta a subir los salarios más de un 15% hasta 2026, mientras que los sindicatos -Fetico, Valorian, CCOO y UGT- piden un alza del 18% en cuatro años.
«Estas tensiones entre las compañías y los representantes de los trabajadores van a ser cada vez más frecuentes y duras, con el peligro que este fenómeno tiene en el sentido de acabar con la moderación de las retribuciones que ha sido la situación predominante hasta la fecha y los riesgos de iniciar una escalada de precios-salarios, que es el asunto más temido por el organismo europeos y que complicaría la efectividad de las subidas de tipos de interés puestas en marcha por el BCE para tratar de reconducir la inflación al entorno del 2%», afirma Balmaseda.