Alemania sigue presionando para mantener más allá de 2035 la comercialización de coches de combustión con combustibles sintéticos. Llenar un depósito podría suponer cerca de tres euros por litro
Así, el ministro alemán de Transporte, Volker Wissing, ha reiterado su veto a un compromiso a nivel europeo para prohibir la venta de vehículos que emitan dióxido de carbono (CO2) a partir de 2035, a pesar de haber recibido una nueva propuesta al respecto por parte de la Comisión Europea (CE).
Según el semanario alemán "Der Spiegel", la Comisión Europea ofreció al Gobierno alemán un compromiso para lograr el respaldo del Ejecutivo encabezado por el socialdemócrata Olaf Scholz a la medida, que ya fue aprobada por el Parlamento Europeo en febrero.
Dicha propuesta pasaría por introducir en la normativa una nueva categoría de vehículos con motores de combustión que funcionan en base a combustibles sintéticos, los conocidos como "e-fuels", que sí podrían comercializarse a partir de 2035. Estos vehículos estarían además equipados con sensores especiales que impedirían que sus motores funcionasen con carburantes elaborados en base a combustibles fósiles.
De este modo se crearía la excepción demandada por el liberal Wissing para permitir que después de 2035 se puedan matricular vehículos con motores de combustión siempre y cuando funcionen con "e-fuels", considerada hasta el momento la razón del veto alemán que fue pronunciado en el último momento.
Sin embargo, el compromiso ofrecido por la CE ha sido rechazado, por motivos todavía desconocidos, tanto por Wissing como por el jefe del partido liberal y ministro de Finanzas, Christian Lindner.
Según los medios alemanes, Wissing quiere lograr que a partir de 2035 se puedan seguir comercializando vehículos con motores de combustión tradicionales, con la condición de que los fabricantes paguen una tasa que financie la generación de "e-fuels" por un volumen equivalente al del consumo que correspondería al vehículo durante su vida útil.
Precio desorbitado
La cuestión ha generado tensiones no sólo en Bruselas sino también entre los tres socios de la coalición de Gobierno alemana de socialdemócratas, verdes y liberales, ya que el Ministerio de Medio Ambiente, bajo el mando de la verde Steffi Lemke se ha alineado con la Comisión Europea.
Scholz, por su parte, ha reiterado en varias ocasiones que espera que la disputa se resuelva pronto y ha destacado que no se trata de un desacuerdo sobre el "contenido" del la normativa sino sobre la forma de implementarla.
La ministra francesa de Asuntos Europeos, Catherine Colonna, ha pedido a Alemania que deje de bloquear el acuerdo para prohibir la venta de coches de combustión. "Logramos un acuerdo que decía que no habría vehículos térmicos para 2035. Creo que deberíamos mantenernos en lo que acordamos y no tengo dudas de que los alemanes van a lograr un acuerdo dentro de su coalición de Gobierno", declaró a su llegada a una reunión con ministros y secretarios de Asuntos Europeos en Bruselas
Pero la posible permisividad hacia los motores de combustión en base a esos combustibles sintéticos puede generar de fondo una losa más en la movilidad de la clase media.
Según Transport & Environment (T&E), los combustibles sintéticos que el Gobierno alemán pide incluir en el marco de las negociaciones para la prohibición de la venta de los vehículos de combustión en la Unión Europea para 2035 incrementarían el coste medio de llenar un depósito hasta los 210 euros.
La organización ha defendido que el "pulso" que mantiene el canciller alemán, Olaf Scholz, con la UE por su "insistencia" en que se permita la venta de coches propulsados con combustibles sintéticos más allá de 2035 provocaría que solo los "conductores más pudientes" tuviesen acceso a ellos.
Según un análisis elaborado por T&E, la gasolina sintética "podría costar más de 2,80 euros por litro" en 2030, un 50% más que la gasolina normal actual, debido a su "complejo proceso de producción", el cual consume "mucha energía".