El propósito del Gobierno de frenar la subida espectacular de los productos alimenticios desde el año pasado reduciendo el IVA de la cesta básica de la compra sigue sin cosechar resultados y está siendo lo más parecido a un completo fracaso. Durante el último año, el azúcar ha subido un 50%, la leche un 28%, los productos lácteos entre los que se encuentran los yogures o el queso se anotan 18% más, los huevos un 16% y los aceites un 12%. El precio de los alimentos se ha convertido en una de las principales preocupaciones de los españoles, que ven cómo pagan más cada vez que van a la compra, pese a que en su cesta hay menos productos. Ya en el mes de marzo, alimentos básicos como los huevos, la leche o el aceite se habían encarecido hasta un 30%, lo que deja en evidencia la escasa efectividad de la rebaja del IVA del Gobierno. El combate contra la inflación no está surtiendo efecto.
Las familias con menores ingresos y, en consecuencia, en las que más impacta la subida desbocada de los precios de los alimentos sólo han ahorrado tres euros al mes en lo que va de año. Según el último informe La reducción del IVA en los alimentos básicos: evaluación y recomendaciones, elaborado por EsadeEcPol, el ahorro anual debido a la rebaja del IVA en el grupo de productos tratados está en torno a los 35 euros para los hogares, lo que supone que cada mes estas familias ahorran menos de tres euros. La rebaja del IVA de Sánchez no incluía a la carne y el pescado, en contra de lo que pedía el Partido Popular ante el importante encarecimiento de estos productos. En todo caso, la carne de porcino se ha encarecido un 16% en lo que va de año, y la de vacuno, un 9,6%. En lo que respecta al pescado, tanto fresco como congelado, el alza es del 8,2%, y al margen de estos productos, el pan, que sí estaba incluido en la cesta determinada por el Gobierno para la rebaja del IVA, se ha incrementado un 9,3% en términos anuales.
El Gobierno anunció a finales de diciembre de 2022 una rebaja del IVA del 4% al 0% de los alimentos de primera necesidad –como frutas, huevos, leche, legumbres, pan, quesos, tubérculos y verduras, excluidos carne y pescado– y una disminución del 10% al 5% para aceites y pastas durante al menos los primeros seis meses de 2023. A pesar de todo, la cesta de productos básicos ha seguido aumentando de precio, empujando al alza la tasa anual de inflación. El Índice de Precios de Consumo (IPC) subió un 0,6% en abril en relación al mes anterior y elevó ocho décimas su tasa interanual, hasta el 4,1%.
A pesar del aumento del precio de los productos que forman parte de la cesta de la compra, la responsabilidad máxima de la subida de abril se debe al encarecimiento de los carburantes, después del fin de la bonificación, y a una disminución menos intensa de los precios de la electricidad, según los datos definitivos publicados este viernes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), que coinciden con los avanzados a finales del mes pasado. El Ministerio de Asuntos Económicos ha atribuido el repunte del IPC al «efecto base» que supone comparar la inflación de abril de este año con los primeros meses del estallido de la guerra en Ucrania. Pese a la subida de ocho décimas, el Departamento que dirige Nadia Calviño ha subrayado que el dato de abril «es menos de la mitad» del registrado un año antes .
La inflación subyacente (sin alimentos no elaborados ni productos energéticos) bajó nueve décimas en abril, hasta el 6,6%, situándose 2,5 puntos por encima del IPC general. A pesar de este descenso, el índice sigue siendo el más alto de la zona euro y refleja el traslado de las subidas de precios al conjunto del sistema económico. España es el único país europeo en el que la inflación subyacente, que es el indicador más preocupante para las instituciones europeas, tanto la Comisión de Bruselas como el Banco Central Europeo, está por encima del índice general, y un elemento de presión para continuar con las subidas de los tipos de interés.