Vanguardia
El atacante, herido de gravedad, actuó en una zona abarrotada de miles de fanáticos antes del partido del hoy entre Países Bajos y Polonia
Francia se asoma al abismo
Crisis política en París
Las elecciones anticipadas convocadas por Macron provocan vértigo entre los votantes y desestabilizan los partidos
Militantes macronistas, disciplinados y voluntariosos, repartían ayer folletos electorales en el mercado de Garches, un suburbio burgués del oeste parisino, a medio camino entre la capital y Versalles, uno de los pocos municipios donde sí vencieron los partidarios del presidente en las pasadas europeas. “¡Hay que luchar!”, repetían, como consigna, pero los rostros delataban resignación y pesimismo. Se formaban algunos corrillos. “Jamás en la vida volveré a votar a Macron”, dijo una veterana simpatizante socialista. “Lo hice en el 2017, pero incumplió todas sus promesas”, añadió. “El problema es que se cree más inteligente que el resto –lamentó otro exvotante de Macron–. Es suicida convocar elecciones con estas prisas, justo antes de los Juegos Olímpicos”.
La inesperada disolución de la Asamblea Nacional por el presidente francés, en respuesta a la debacle de sus partidarios en las elecciones europeas, ha provocado vértigo entre los votantes y ha desestabilizado los partidos de derechas y de izquierdas. Se puede estar a las puertas de un cambio de régimen. La posibilidad de una victoria clara de la extrema derecha de Le Pen en la segunda vuelta, el 7 de julio, es muy real. El mapa de las europeas no deja dudas. El Reagrupamiento Nacional (RN, ex Frente Nacional) se impuso en 96 de los 101 departamentos de la República y en el 93% de sus 35.000 municipios.
Francia se asoma al abismo, polarizada por los extremos políticos, en medio de una aceleración histórica que podría desembocar en una de las caídas más estrepitosas entre las democracias occidentales, la de un jefe de Estado brillante y europeísta que despertó grandes esperanzas y cuya estrella amenaza con eclipsarse por completo.
La izquierda se ha unido con precipitación bajo un programa muy radical, difícilmente aplicable, y un nombre de inquietantes evocaciones: Nuevo Frente Popular. Pocas horas han bastado para que surjan problemas. En el seno del partido más potente de la alianza, la Francia Insumisa (LFI), su jefe, Jean-Luc Mélenchon, ha procedido a una dura purga interna, a un ajuste de cuentas, impidiendo volver a presentarse a varios de sus principales líderes parlamentarios. François Ruffin, que sí se ha salvado, denunció la maniobra: “Habéis preferido a un hombre que pegaba su mujer, autor de violencias conyugales (en alusión al diputado Adrien Quatennens, condenado y, sin embargo, de nuevo candidato), antes que a los camaradas que cometieron la imprudencia de disentir del gran jefe”.
El expresidente François Hollande se presenta a diputado por el Nuevo Frente Popular
Una sorpresa de la jornada fue el anuncio del expresidente socialista François Hollande de que se presenta en su departamento de Corrèze bajo la bandera del Nuevo Frente Popular. Ni siquiera el líder socialista actual, Olivier Faure, sabía de las intenciones de Hollande. Se enteró por la prensa.
“Es una decisión bastante inédita que un expresidente vuelva a presentarse, pero la he tomado porque estimo que la situación es muy grave, excepcional”, afirmó Hollande. “Nunca la extrema derecha ha estado tan cerca del poder desde la liberación (1944)”, advirtió. “No perdí mis valores al dejar el Elíseo”, concluyó, y puso énfasis en que el paso dado es “un deber” obligado por las circunstancias.
A medida que pasan los días, se conocen detalles de cómo se produjo la decisión de Macron. El cálculo maquiavélico de que lo hizo para desenmascarar la extrema derecha y mostrar su ineptitud tiene adeptos. “Vamos a entregar las llaves del camión a Jordan Bardella (el presidente del RN), pero no tiene permiso para vehículos pesados”, ironizó de forma anónima un consejero del presidente ante la revista Paris Match .
Macron esgrimió la urgencia de “clarificación” como motivo principal para llamar a las urnas. Pero la mayoría de reacciones coinciden en acusarle de temeridad irresponsable. Raphaël Glucksmann, que dirige Plaza Pública, formación aliada de los socialistas y que logró un resultado muy digno en las europeas (casi el 14% de los votos), fue demoledor, ayer, en una entrevista en Le Parisien : “Estamos dirigidos por una banda de adolescentes que juegan al póquer con el destino de Francia y de Europa”.
Mélenchon hace una purga interna en su partido de izquierda radical y descarta a algunos de sus líderes
La calle, entre tanto, se está calentando. Ayer hubo más de un centenar de manifestaciones en todo el país contra la extrema derecha con escasos incidentes, convocadas por partidos y sindicatos, lo que obligó a movilizar a más de 20.000 policías. Se trata de un simple aperitivo de lo que puede ocurrir si el partido de Le Pen triunfa el 7 de julio y es llamado a formar gobierno.