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El problema de la vivienda es una constante en España. La escasa oferta y los altos precios han llevado a que parte de la población no pueda permitirse un hogar, sea en propiedad o de alquiler. Ya en 2023, según los datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (2023), la venta de viviendas sufrió un cambio de tendencia, con la venta cayendo en diciembre de 2023 en un 15,6% con respecto al mismo mes de 2022. Ahora, esta situación se podría ver agravada cuando entren en vigor las medidas de eficiencia energética que se han impuesto desde Europa.
Al cierre del 2023, el número de viviendas en España se situó cerca de las 27 millones, indica el Ministerio de Vivienda y Agenda Urbana, un 3,2% más que el 2022 y la continuación de una tendencia al alza que se alarga en 23 años. De esa cifra, según el INE, más de 19,3 millones fueron considerados hogares, con este número también esperando un incremento en los próximos años. Aun así, se va a tener que hacer frente a una nueva situación a partir del 2030, cuando, según establece la regulación europea, las viviendas que se quieran vender o alquilar deberán obtener, como mínimo, una calificación de 'E' en lo que a eficiencia energética se refiere.
Se necesitarán reformas ante esta regulación
Desde el año 2013, para poder vender o alquilar un piso o una casa, las viviendas necesitan de manera obligatoria contar con un certificado de eficiencia energética, documento que se deberá compartir con los posibles arrendatarios o compradores y que, en caso de no tenerlo, podría acarrear sanciones. El sistema es sencillo, con una nota que, en función de distintos aspectos como el consumo de energía o las emisiones de CO2, valorará la huella energética del inmueble de la A a la G, siendo la A la mejor calificación y la G la peor.
En el caso de la nueva regulación europea, la mínima calificación necesaria para vender o alquilar será una E. Este es un gran problema, ya que, según Andimac, la Asociación que representa a la distribución profesional de materiales para la edificación y rehabilitación, el 83% de las viviendas no llegan a ese nivel, es decir, ocho de cada diez no cumplen con esos requisitos mínimos que se establecen desde Bruselas, sino que su calificación es de F o G, las dos peores. Además, teniendo en cuenta que tres años después el mínimo ascenderá a D, estamos ante una situación complicada.
En este sentido, parece que las dificultades en lo que a oferta de vivienda se refiere van a continuar de la misma manera que ahora, con la mayoría de viviendas teniendo que acometer reformas en el caso de que se quieran poner en el mercado. Según estima el INE, el número total de hogares crecerá en los próximos 15 años en algo menos de cuatro millones, con los hogares unipersonales teniendo el mayor incremento (41,9%), por lo que habrá que ver cómo evoluciona el mercado de la vivienda si se quiere aumentar la oferta y disminuir el precio en los próximos años, algo que piden gran cantidad de ciudadanos españoles. Esta normativa europea parece una nueva piedra en el camino que muchos deberán superar.