Barraquismo y vivienda precaria en la Barcelona del s. XX
Miles de trabajadores llegaron por las obras del metro, la Expo del 29 y, más tarde, a la posguerra
La expansión económica de Barcelona de finales del siglo XIX y principios del XX generó un gran desarrollo industrial, social y urbanístico. Barcelona creció fuera de las murallas y se anexionaron los municipios de los alrededores. Se celebraron eventos mundiales como la Exposición Universal de 1888 y, más tarde, la Exposición Universal de 1929. También se hicieron infraestructuras importantes, como el metro de la ciudad. Todo ello atrajo a miles de personas del resto de Cataluña y del resto de España que buscaban trabajo. Pero esta alud migratoria topó con la falta de vivienda asequible en la ciudad. Aquellas personas se vieron obligadas a malvivir en habitaciones relogadas, infraviviendas, barracas y, en el mejor de los casos, en viviendas de calidad escasa construidas por el Ayuntamiento.
El Poble-sec, Montjuïc y Can Tunis
El Poble-sec nació a finales del siglo XIX como barrio de acogida de los nuevos barceloneses que llegaban en una ciudad en plena expansión económica. Fue el primer ensanche de la Barcelona sin murallas. Llegaron personas de la Cataluña interior. Más tarde, de Valencia y Aragón. Muchos de los recién llegados vivían allí de manera provisional. Muchos barceloneses también se fueron a vivir a esta zona. Eran personas humildes que no tenían una vivienda en condiciones y aquí encontraron pisos nuevos. Por la gran demanda de vivienda de la época se construyó muy de prisa.
Montjuïc fue desde el primer momento el parque de los habitantes del Poble-sec, la zona de recreo popular. Por eso había muchas fuentes y merenderos que se han ido perdiendo. La gente también tenía pequeños huertos, en terrenos propios u ocupados. Con la alud migratoria que creó los barrios de barracas, el uso de la montaña fue cambiando.
En 1917, la barriada de Can Tunis, hasta ese momento habitada por pescadores y campesinos, comenzó a recibir multitud de inmigrantes. El escritor Paco Candel llegó a él en aquellos años. Desde allí, retrató como nadie la vida y la miseria de los migrantes que fueron a vivir a la falda Montjuïc y se convirtió en la voz de los sin voz. También retrató el ambiente, no menos miserable, de las casas baratas.
Barracas y casas baratas para los trabajadores de la Exposición del 29 y el metro
El Somorrostro fue uno de los núcleos de barracas de Barcelona construido por los trabajadores de la Exposición y el metro. Estaba situado en el espacio que ocupan ahora la playa de la Barceloneta, la Nova Icària y hasta el espigón del Bogatell. Se conoce el asentamiento desde 1875, pero creció de manera importante a finales de los años 20. Llegó a acoger hasta 15.000 personas. La bailaora Carmen Amaya, "La Capitana", nació en el año 1918 en la barraca número 48 de la playa del Somorrostro. Este núcleo barraquista desapareció en el año 1966 tras el traslado de los habitantes a viviendas de la Obra Sindical del Hogar.
También en la playa, se creó hacia el año 1870 el asentamiento barraquista conocido como el barrio de Pekín. El origen de este núcleo hay que buscarlo en Cuba, de donde huyó un grupo de chinos favorables a la corona española que acabó exiliado en Barcelona. En la barriada de Pekín había unos 900 habitantes. Con los años, además de los chinos y Filipinos, fueron a vivir al barrio personas llegadas del resto de España que venían a trabajar a las exposiciones universales. Esta nueva hornada de migrantes ensanchó el asentamiento barraquista hasta llegar al Campo de la Bota. Esto hizo que, poco a poco, el lugar perdiera el nombre originario de barrio de Pekín y pasara a ser conocido como el Campo de la Bota
El Campo de la Bota ofrecía a los barraquistas la oportunidad de instalarse en él sin tener la propiedad del terreno. Pero también permitía aprovechar para vivir los restos de carbón que lanzaban las fábricas de gas de la parte baja del Poblenou. En aquellos terrenos, el franquismo fusiló a centenares de personas en la posguerra.
Dos de los cuatro polígonos construidos por el Ayuntamiento para acoger a los trabajadores de la Exposición del 29 y del metro fueron las casas baratas del Bon Pastor y Can Peguera, el barrio Roig de las casas bajas. En ella se instalaron personas venidas de Murcia, Andalucía o Extremadura. También personas realojadas de barracas. En cada casa vivían dos o tres familias en 36-60 metros cuadrados. Hoy, los descendientes aún viven allí.
En Poblenou, en el conocido como el barrio de La Plata, también se establecieron centenares de inmigrantes valencianos que llegaron a Barcelona para trabajar en las obras del metro. El barrio de La Plata, en torno al cruce de las calles de Ciudad de Granada y Doctor Trueta, todavía es identificable hoy.
Una iniciativa particular singular llevó a El Charlot de Nou Barris, un famoso torero cómico de principios del siglo XX, a construir vivienda para los trabajadores de la Expo del 29 y el metro. En 1924, con la fortuna que había hecho con sus espectáculos, Charlot se hizo una torre en el barrio de Verdum actual, y en los terrenos de los alrededores construyó el barrio de Charlot. Era un barrio humilde, de casas de planta baja o de dos plantas, destinadas a las clases populares y a los migrantes. Tusquelles, nombre real del personaje, fue más allá y fundó y presidió una asociación para defender los intereses de los vecinos de los barrios de Verdum, Charlot, Roquetes y La Prosperidad. Él fue, de esta manera, uno de los primeros y principales activistas y luchadores vecinales de la época.
Más barracas y vivienda precaria en la posguerra
Durante la posguerra, una nueva alud de personas de toda España llegaron a Barcelona buscando trabajo. De trabajo lo encontraban, pero lo que faltaba era vivienda. Este déficit se cubrió con el relágulo de habitaciones o con los núcleos barraquistas.
En este contexto, centenares de personas combatieron la falta de vivienda aprovechando las estructuras abandonadas de los búnkers de La Rovira, en la colina de la Rovira, para construir las llamadas barracas de Els Canons, que se completaron con dos núcleos más: el de Raimon Casellas y el de Francesc Alegre. En El Carmel llegó a haber unas 800 barracas con unas 2.500 personas.
La vida en las barracas del Carmel era penosa. Hasta el año 1974 no llegó la electricidad. Pero había un gran sentido de solidaridad entre los vecinos. Gracias a la lucha vecinal consiguieron pisos en La Guineueta, en Nou Barris y en otros lugares de la ciudad. Las barracas desaparecieron definitivamente en 1990.
Muchos de los recién llegados de la posguerra también se instalaron en barracas en la montaña de Montjuïc. Estos terrenos habían sido, durante siglos, una zona oscura y sórdida que se conocía con el malnombre de la Tierra Negra.
El barrio de La Perona fue otro núcleo de barracas fruto de las migraciones de la posguerra. Nació en 1947 y era uno de los más grandes de Barcelona. Al principio había unas 200 barracas, pero a finales de los años 70 había casi unas 1.000 y unas 5.000 personas. También fue derrotado a finales de los 80, con motivo de los Juegos Olímpicos.
Jacques Leónard, conegut com el payo Chac, el fotògraf enamorat dels gitanos, va ser un dels testimonis gràfic dels anys de barraquisme a Montjuïc i el Somorrostro, amb milers de fotografies de gran qualitat sobre la vida de les comunitats gitanes a la ciutat a partir dels anys 50.
Habitatge social als anys 50
El Congrés Eucarístic del 1952 va deixar un nou barri a Barcelona, el Congrés i els Indians, que va acollir la immigració del sud d’Espanya. Es van edificar polígons per fer habitatges per a famílies treballadores. Una de les principals promocions va ser la que es va fer als terrenys de la masia propietat de la família Ros i Ramis que va vendre 16 hectàrees de solars al Patronat d’Habitatges del Congrés Eucarístic.
Un altre dels polígons edificats amb motiu del Congrés Eucarístic va ser el conegut com les Cases del Governador, al barri del Verdum. Era un conjunt de pisos precaris construits per allotjar-hi, preferentment, els barraquistes de la Diagonal, el lloc on s’havia de celebrar el congrés. Finalment hi van anar a parar barraquistes de la Diagonal, de la plaça de les Glòries, de Monjuïc, del Somorrostro i de les anomenades casetes de la Barceloneta.
En 1957, Josep Maria Porcioles, recién proclamado alcalde, quería ofrecer una imagen de preocupación por la vivienda social. Para ello encargó a tres arquitectos jóvenes, Giráldez, Subías y López-Iñigo, la construcción de un barrio con unas 2.500 viviendas para unos 10.000 habitantes. La construcción comenzó en 1958 y se hizo entresas. De esta manera nació Montbau, el barrio más europeo.
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