Tal y como relata Abad, el gobierno chino "no quiere que haya propagación del virus", aunque la situación se ha complicado de forma importante con la entrada de la variante ómicron. Según el virólogo, uno de los motivos es – a pesar de tener más del 85% de población inmunizada – ésta ha recibido vacunas inactivas, "menos efectivas" y que tienen un "menor rendimiento". Por otro lado, hay un relevante número de personas de edad avanzada que no tienen la pauta completa, y no han recibido ninguna dosis de recuerdo. "China ha puesto sobre la mesa que no hay una barrera perfecto, y que no vacunar a la gente más sensible es una mala idea", sostiene Abad.