El reflujo gastroesofágico es un problema común que consiste en que los ácidos estomacales regresan al esófago, causando varios síntomas molestos (como la acidez estomacal) e incluso algunas complicaciones de cierta importancia.

Esto puede suceder por varios motivos, pero uno especialmente frecuente es que exista un daño en el esfínter esofágico inferior, el músculo que en condiciones normales 'cierra' la parte superior del estómago.

¿Qué alimentos hay que evitar?

Sea como sea, lo cierto es que es posible en cierta medida minimizar las molestias que derivan del reflujo gastroesofágico simplemente cuidando lo que comemos. Y es que el tipo de alimentos que ingerimos influye en la cantidad de ácido que el estómago genera, por lo que pueden incrementar o disminuir el problema.

Por ello, ingerir las comidas correctas se vuelve especialmente importante para controlar los casos de enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE), que constituye una forma grave y crónica de reflujo.

Así, cuando suframos reflujo gastroesofágico deberíamos evitar alimentos ricos en grasa (como patatas fritas, mantequilla, leche entera, cortes grasos de carne, postres, salsas cremosas...), frutas muy ácidas (tomate, cítricos, piña), alimentos picantes (ajo, cebolla, guindillas) y otros que resulten irritantes, como las bebidas alcohólicas o el café.

Esto es porque o bien provocan que el estómago genere más ácido para poder digerirlos, o bien elevan aún más el ph de los jugos del estómago, o bien resultan irritantes en sí mismos. 

¿Qué alimentos son aconsejables?

Además de no amplificar las molestias, existen algunos alimentos que consiguen un cierto alivio en ciertas personas. Hay que señalar, no obstante, que en cualquier caso la eficacia de esto varía en función del individuo, por lo que es necesario hacer pruebas de cada uno y valorar la propia experiencia.

En esta línea, algunos pacientes han reportado sentir un cierto alivio de los síntomas del reflujo esofágico tras ingerir verduras (bajas en azúcares y grasas), jengibre, avena integral, frutas no cítricas, carnes magras, pescado y mariscos, claras de huevo y grasas vegetales saludables con moderación (aguacate, nueces, frutos secos, aceite de sésamo, aceite de girasol, linaza...).