La toma de Granada
Luis Galan Campos ........ HistoriaeWeb
Introducción
El 2 de enero de cada año se conmemora la toma de Granada por los Reyes Católicos, hecho que puso fin al último reducto de poder musulmán en la península ibérica. En esa fecha de 1492 el último emir de Granada, Mohamed XII, más conocido como Boabdil, entregó las llaves de su fortaleza de la Alhambra al rey Fernando el Católico y el estandarte castellano se enarboló desde la torre más alta. Ante esta historia cabe preguntarse… ¿qué hay de real y qué de mítico? ¿Qué fue en verdad el reino de Granada y porque se produjo su desaparición a finales del siglo XV?
Érase una vez… el reino de Granada
Comenzaremos aclarando que llamamos de forma genérica Al-Ándalus (الأندلس) a los territorios peninsulares controlados por un poder o poderes musulmanes entre el 711 y 1492, pero en estos ocho siglos hubo claramente una evolución de las formas de organización política y de las sociedades que lo habitan, lo que nos permite distinguir diversas fases históricas.
En todas estas etapas hasta la toma de Granada las relaciones con sus vecinos no fueron las mismas. Tras la desintegración del califato almohade a principios del siglo XIII, un aristócrata de Jaén, Muhammad ibn Nasr ibn Alhamar (“el Bermejo”), logró reunir bajo su dominio las ciudades y territorios de la parte oriental de Andalucía poniendo su capital en Granada (1238). Así nació el emirato de Granada.
Este fue el último reino musulmán y último depositario del legado cultural y religioso de Al-Ándalus cuya dinastía, los nazaríes, iba a gobernar hasta su extinción. El emirato se extendía por las actuales provincias de Almería, Granada, Jaén y Málaga y el sur de Cádiz. Su intrincada orografía constituía una defensa natural frente a sus vecinos del norte, pero su supervivencia se debió sobre todo a su relación de dependencia frente a Castilla.
Desde el primer momento, los nazaríes se declararon vasallos y pagaron tributos a la corona castellana. Esto no impidió que, ocasionalmente, los monarcas castellanos llevasen a cabo campañas militares contra el emirato de Granada, pero durante largo tiempo se beneficiaron de la protección pagada de los castellanos y de los frecuentes conflictos civiles en Castilla que distraían a los monarcas de nuevas conquistas.
No obstante, esta dependencia de las autoridades granadinas de los castellanos iba minando su autoridad. Por un lado, la “occidentalización” y el servilismo de las élites nazaríes hacia los cristianos los privaba de apoyos por parte de otros reinos musulmanes. Por otro lado, cada vez eran más patentes las dificultades para controlar a los clanes nobiliarios más poderosos como los benimerines.
A esto hay que añadir las luchas por el trono entre los propios miembros de la familia real que estallaron a partir de 1419. Estas guerras entre hermanos y primos ocasionaron una injerencia cada vez mayor de los castellanos y aragoneses en la política interna de Granada que precipitarán finalmente la toma de Granada.
Antecedentes a la toma de Granada por los Reyes Católicos
La campaña que se pergeñó en 1482 no se planteó como una intervención o una incursión para tomar un castillo, sino que con toda seguridad planeaba la total toma de Granada. Se unían aquí el espíritu de cruzada y el ánimo de unir a toda la nobleza guerrera alrededor de los Reyes Católicos.
Conocemos la guerra de Granada gracias a una serie de documentos de archivo que documentan los preparativos y esfuerzos militares, incluyendo la correspondencia de los monarcas, pero sobre todo gracias a las crónicas de Hernando Díaz del Pulgar, Alfonso de Palencia, Alonso de Santa Cruz y Elio Antonio de Nebrija.
La guerra estalló cuando el emir Muley Hacén tomó por sorpresa la fortaleza cristiana de Zahara de la Sierra (Cádiz) en diciembre de 1481. Apenas dos meses después el ejército castellano conquistó la fortaleza estratégica de Alhama de Granada. Esto fue un duro golpe para Muley y precipitó una revuelta de sus hijos encabezada por su heredero, el futuro Boabdil.
Boabdil es recordado como un mal guerrero y peor hombre de estado. Sin embargo, quizás esta fama es injusta, dado que heredó una carga muy difícil con un trono inestable, la amenaza militar imparable de los castellanos, la imposibilidad de recibir ayuda exterior más allá de unos vagos rumores acerca de la intervención turca o el odio de su pueblo hacía los invasores cristianos que dificultaba llegar a una solución negociada.
La toma de Granada: 2 de enero de 1492
Tras el desastre de Alhama, Boabdil intentó aumentar su prestigio con una acción militar gloriosa contra Castilla, pero fue derrotado y capturado en la batalla de Lucena en julio de 1483. Sin embargo, los reyes de Castilla le ofrecieron ayuda militar contra su padre a cambio de vasallaje. Con tropas castellanas, Boabdil se hizo con el control de Almería y la parte oriental del reino forzando al Muley y los suyos a refugiarse en Málaga.
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