Dos personas han sido detenidas por obligar a una de las víctimas a vivir y a trabajar durante más de 15 horas diarias en condiciones deficientes y penosas, y sin percibir remuneración alguna, en un local del Raval.
La Guardia Urbana y la Policía Nacional han desmantelado una cocina clandestina en el barrio del Raval, en el distrito de Ciutat Vella, y han liberado a una persona a la que explotaban en el trabajo. La víctima —según ella, no era la única— estaba obligada a vivir y a trabajar durante más de 15 horas diarias sin percibir remuneración alguna. En esta operación conjunta se han arrestado a dos personas acusadas de un presunto delito de tráfico de seres humanos con fines de explotación laboral.
Un espacio con condiciones higiénicas penosas
Según han informado los dos cuerpos policiales, la cocina estaba situada en un sótano y presentaba unas condiciones deficientes y penosas, tanto higiénicas como sanitarias. Tampoco tenía luz natural ni ventilación. La instalación eléctrica era precaria y el espacio estaba lleno de humedades.
La víctima contactó con la Guardia Urbana
La operación policial tuvo lugar en el mes de diciembre del año pasado, cuando la víctima pudo interceptar a unos agentes de la Guardia Urbana de la Unidad Territorial de Ciutat Vella que estaban patrullando por el Raval, y pudo explicarles su situación. Los policías municipales se pusieron en contacto con el Grupo de Tráfico y Explotación de Personas de la Guardia Urbana y se coordinó alojamiento de urgencia para la víctima a través del Centro de Urgencias y Emergencias Sociales del Ayuntamiento. Posteriormente el hombre fue trasladado a dependencias de la Policía Nacional, donde se le terminó de tomar declaración.
Engañados al llegar a Barcelona y cerrados con llave
Ante la policía, este individuo explicó que no era el único explotado. Detalló cómo los dos detenidos contactaban con personas de su país, de Pakistán, y les ofrecían trabajo. Les decían que tendrían que trabajar durante 12 horas al día, por 33 euros diarios y con el alojamiento y la comida incluidos. Ahora bien, cuando las personas que accedían allí llegaban a Barcelona se encontraban con una realidad muy diferente. Se las obligaba a entregar el pasaporte junto con el teléfono móvil, y las cerraban con llave en el sótano sin poder salir.
Las jornadas de trabajo eran de 15 horas, desde las 6 h y hasta las 23 h y las amenazaban con poner en conocimiento a la policía su situación irregular. La comida que elaboraban se repartía después a domicilio o a locales de venta de alimentación.
Dos detenidos
A raíz de la información facilitada agentes de la Guardia Urbana y de la Policía Nacional pudieron identificar a los dos responsables de los hechos. Quedaron detenidos por un delito de tráfico de seres humanos con fines de explotación laboral. También acorralaron dos fruterías que regentaban.
En el sótano no se localizó a ningún otro trabajador pero los agentes corroboraron las condiciones de falta de higiene del local e indicios suficientes que probaban el relato de explotación laboral que había denunciado la víctima. En cuanto a las fruterías, también localizaron trabajadores que trabajaban más de ocho horas al día. A los dos locales se les denunció por cuestiones administrativas
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