Boicot a los actos municipales. Aproximadamente una veintena de vecinos de El Carmel han cargado este martes contra la regidora del distrito de Horta - Guinardó de Barcelona, Rosa Alarcón, por el caos que se vive en varias calles del barrio debido al ruido, las fiestas y el tráfico que se ha enquistado en los búnkeres.
Los vecinos, visiblemente enfurecidos, han tachado de "mentirosa" a la regidora y han reivindicado el fin del turismo masivo en una zona tensionada por el atractivo que tiene para visitantes y habitantes de la capital catalana. Y es que las antiguas baterías antiaéreas, ahora reconvertidas en miradores, son foco de suciedad e incivismo. Los búnkeres congregan todos los días a miles de personas y las fiestas se prolongan hasta altas horas de la noche. En este sentido, dormir se ha convertido en una quimera para quienes viven allí. "¡Si esto no se arregla, guerra, guerra guerra!", han protestado.
Durante los escasos minutos que ha durado la reivindicación, han mostrado pancartas con lemas como "Tourist go home" y "Stop invasión turística". "No tienes vergüenza, habéis destrozado la tranquilidad del barrio durante ocho años", han espetado a la representante del gobierno municipal, y han deseado que "se marche de la política y no vuelva". En este momento, se ha producido un ligero enfrentamiento verbal entre los representantes municipales y los protestantes que no ha pasado a mayores.
Tras abandonar el Consell de Barri, la regidora ha lamentado los hechos y ha considerado que se trata de un grupo de vecinos que "no quiere diálogo". También ha afeado que hace escasos días se le negara poder asistir a una asamblea vecinal a petición de estos mismos vecinos. Al finalizar la protesta, los manifestantes han abandonado el consejo y el acto ha podido continuar con relativa normalidad. No obstante, estos últimos han asegurado a Metrópoli que continuarán dando guerra hasta que se remedie una situación que lleva casi una década creando problemas.
En declaraciones a este digital han detallado que, durante el último decenio, en la zona más elevada del barrio barcelonés se ha perjudicado sistemáticamente la convivencia y la tranquilidad vecinal con una llegada de turistas que no deja de crecer año tras año. La zona de los búnkeres de El Carmel aparece como punto de interés en las guías turísticas y, a través de redes sociales como TikTok, son numerosos los anuncios de fiestas con DJ's y amplios equipos de sonido que se llevan a cabo todos los domingos. Cabe destacar que no son solo una vez a la semana, sino que las celebraciones pueden ocurrir en cualquier hora y en cualquier día.
Otros vecinos que no han participado en la protesta han manifestado su descontento durante el turno de preguntas y respuestas. En concreto, han cuestionado la eficacia del consistorio a la hora de limitar la presencia de jóvenes y turistas en los búnkeres para hacer dichas fiestas. Y es que el pasado domingo, la Guardia Urbana se personó en las antiguas baterías con la intención de frenar la celebración de un botellón ilegal. Escasos 10 minutos después de que se marcharan los agentes, que dispersaron a la multitud, estos volvieron y continuaron con un jolgorio que se alargó durante horas hasta que un grupo de vecinos subió al monte barcelonés y conminó a los organizadores para que parasen, recogieran los altavoces y se marchasen del Turó de la Rovira.
AL LÍMITE
Las protestas se enmarcan en una situación de hartazgo por parte de los habitantes de calles como Gran Vista, Dr. Bové y Mühlberg, entre otras. Desde hace meses, se han declarado en pie de guerra para poner remedio a la constante que han tenido que soportar. Dichas fiestas no solo generan problemas de ruido, sino también de suciedad y de congestión del tráfico por la cantidad de taxis y vehículos VTC que suben y saturan las carreteras de las calles mencionadas.
En conversación con los vecinos que no se han marchado del Consell de Barri, Alarcón ha reconocido que la situación es insostenible. Defiende que desde el Ayuntamiento trabajan para que los búnkeres "se quiten de las guías tal y como están" y estudian cómo potenciar la zona como un reclamo turístico "cultural de calidad" frente al actual turismo de fiesta y borrachera. No obstante, insiste en que se trata de una problemática "que necesita tiempo para arreglarse".
También ha admitido que el control policial del pasado fin de semana no fue efectivo y, como contramedida, para este próximo sábado y domingo se aumentará tanto el número de agentes presentes en la zona como el número de horas que vigilarán los miradores.
El consistorio estudia también colocar mayor presencia policial para regular el tráfico e impedir el acceso de taxis y VTC ya no solo en la calle de Gran Vista, sino también en las aledañas. Hace escasas semanas, agentes de la Guardia Urbana comenzaron a impedir el paso de taxis y VTC a través de Gran Vista. Sin embargo, los servicios de transporte han comenzado a saturar las carreteras contíguas. Con todo, Alarcón ha enfatizado en que, si bien se declara abierta a escuchar las críticas, "no hay soluciones mágicas" para un problema que ha llevado al límite a los vecinos, que han perdido la tranquilidad a lo largo de la última década y luchan por recuperarla. Mientras tanto, el número de indignados cada día se hace más grande ya que sostienen que el Ayuntamiento les ha abandonado para "postrarse" ante los intereses del turismo.
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