martes, 11 de abril de 2023

Geopolítica, industria, simbolismo histórico... ¿por qué Taiwán es tan importante como para desencadenar un conflicto entre potencias?

 20Minutos

Taiwán y cooperación, claves de la primera cumbre de Biden y Xi
Taiwán y cooperación, claves de la primera cumbre de Biden y Xi
Europa Press

La presidenta de la Cámara de representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi, lleva décadas sacando el dedo acusador contra el régimen de China. Estuvo en Tiananmén demandando libertades y ahora ha vuelto a visitar Taiwán. Por esto último estamos ante un aumento, otro, de la tensión entre Pekín y Washington.

A la vista de lo que está ocurriendo, el empeño de Pelosi pese las advertencias ya no de China sino de la propia Casa Blanca y la aguerrida reacción de China, cabe preguntarse, pero ¿tan importante es Taiwán? Lo es. Lo suyo es un valor estratégico y simbólico. Aquí intentamos resumirlo y situarlo en su contexto.

Un poco de historia

La isla de Taiwán se encuentra frente a las costas de la China continental y ocupa unos 36.000 km². Ha visto pasar a muchos conquistadores: portugueses, holandeses, españoles (entre 1626 y 1642), japoneses y, obviamente, chinos. Del tiempo en que fue portuguesa le llegó el nombre de Formosa (del portugués ilha formosa, "isla hermosa").

Situada frente a las costas de la China continental, ambos territorios se encuentran separados por el estrecho de Taiwán. Al norte de la isla se encuentra el mar de la China Oriental y al sur el mar de la China Meridional, mientras que la costa oriental de la isla está bañada por el océano Pacífico y el archipiélago de las islas Ryūkyū perteneciente al Japón.

Desde el fin de la guerra civil china en 1949, la isla de Taiwán está bajo el régimen político de la República de China (el estado que gobernaba toda China hasta el triunfo del Partido Comunista de China). Es decir, es como si el antiguo régimen chino se mantuviera en la isla de Taiwán. En 1987, el gobierno de Taipei presumía de "impedir la expansión de la China comunista hacia el exterior y de contribuir en forma significativa a contarrestar los intentos de agresión de la Unión Soviética en la cuenca del Pacifico".

En teoría no es un estado independiente, pero en la práctica sí. Tanto la constitución de la República Popular de China como la de la República de China, el régimen que ejerce la soberanía real sobre la isla, consideran el territorio de Taiwán y las Islas Pescadores como una provincia de China.

Desde hace tiempo Pekín intenta limitar las actividades internacionales de esta isla en la que viven 23 millones de personas. Las tensiones han ido en aumento y el gobierno comunista amenaza regularmente con el uso de fuerza para tomar la isla.

Lo curioso del caso es que, en realidad, Taiwán apenas es reconocida por sólo un pequeño grupo de naciones nada importantes (13 más el Vaticano). Llegó a tener un asiento en el Consejo de Seguridad de la ONU, hasta que en 1971, las Naciones Unidas transfirieron el reconocimiento diplomático a Pekín y el gobierno de la isla quedó fuera. Sin embargo, Taiwán tiene fuertes relaciones comerciales e informales con muchos países.

De hecho, su gran valedor, Estados Unidos, no tiene vínculos diplomáticos con Taiwán, pero tiene la obligación de proveer a la isla para garantizar su defensa, según una ley estadounidense. Por eso regularmente, los presidentes norteamericanos se comprometen con su defensa. El último, Joe Biden, quien en mayo afirmó que intervendrían militarmente en caso de que Pekín "intentara tomar Taiwán por la fuerza".

Republicanos y demócratas comparten la idea de que Taiwán es un importante talón de Aquiles de China"

Según Xulio Ríos, director del Observatorio de la Política China, desde la llegada de Donald Trump, la política de EEUU hacia China y Taiwán ha cambiado. "Biden sigue la misma estela. Republicanos y demócratas comparten la idea de que Taiwán es un importante talón de Aquiles de China y meterán el dedo en el ojo cuanto puedan mientras le convenga. Ambos partidos se han afanado en establecer un nuevo marco legal para agilizar y multiplicar las ventas de armas a Taipéi, incrementar los vínculos económicos, comerciales, financieros y tecnológicos, contener la sangría de aliados diplomáticos y elevar el perfil político de los intercambios", asegura Ríos.

China ve a Taiwán como un provincia separatista y Taiwán se considera a sí misma un estado soberano. Por eso, cada vez que se habla de los intentos de la isla de buscar la independencia, China recuerda que eso "significaría la guerra". Tanto es así que la Casa Blanca defiende a Taiwán pero no su independencia.

"Uno de los principales ejes conductores de la evolución internacional son las tensiones entre EE UU y China que ya afectan a la práctica totalidad de las dimensiones significativas: guerra comercial, tecnológica, conflicto ideológico, tensión política, tensión estratégica, etc. Y las posibilidades de mejora son prácticamente inexistentes", opina Xulio Ríos.

Sin embargo, se calcula que hasta un millón de taiwaneses vive en el continente chino, muchos dirigiendo fábricas y las empresas taiwanesas han invertido unos 60.000 millones de dólares en China. Lo uno y lo otro demuestran que el ambiguo estatus de Taiwán, fuera de la China comunista pero no independiente, permite mantener el vínculo entre ambas partes.

Si Pekín se hiciera con Taiwán, tendría una mejor salida al Pacífico, tanto en términos económicos como militares

Y es que aunque pequeña, especialmente si se le compara con la China continental, Taiwán tiene un papel económico fundamental en el mundo. La mitad de los semiconductores del planeta se producen aquí... y quien controla ese mercado puede controlar el mundo. Aquí fabrican ordenadores Acer y Asus, y tienen importante presencia otras compañías como Microsoft, Google o IBM.

Pero Pekín prefiere una Taiwán china, esto es, "chinacomunista". Si lo lograra, tendría una mejor salida al Pacífico, en términos económicos y militares. Porque en la actualidad, la salida de China al mar no es limpia; está entorpecida por una cadena de islas, desde Indonesia a Japón, pasando por Filipinas y Taiwán.

El mal ejemplo de Hong Kong

Dados los intercambios económicos y humanos, en los años 80 China abogó por utilizar en Taiwán la fórmula conocida como "un país, dos sistemas". Si la isla aceptaba la reunificación con China podría ejercer una autonomía significativa. La oferta fue rechazada por Taiwán, pero la fórmula fue luego aplicada en Hong Kong.

La fórmula de "un país, dos sistemas" no parece aplicable a Taiwán visto el resultado en Hong Kong

Sólo en 1991 la isla proclamó el fin de la guerra con la República Popular China. En 2000, Taiwán eligió como presidente a Chen Shui-ban, partidario de la independencia. En 2004 fue reelegido. Pekín respondió un año después aprobando la llamada ley antisecesión, que declara el derecho de China a recurrir a "medidas no pacíficas" contra Taiwán si intentaba separarse oficialmente de China continental.

La actual presidenta Tsai Ing-wen, lider del Partido Democrático Progresivo, que se inclina hacia la independencia formal de China, fue elegida en 2016 y reeelegida en 2020. Su posición es mayoritaria en Taiwán porque el tiempo ha demostrado que lo de "un país, dos sistemas" no funciona, como se ha visto en Hong Kong.

Ese 2020 entró en vigor en la ex colonia británica una ley de seguridad nacional que no es sino un sumidero de los derechos y libertades de los hongkoneses. Manifestaciones y disturbios no han servido de momento de nada y los habitantes de Hong Kong son, gracias a Pekín, cada vez menos libres.

Una barrera para China, en favor de EE UU y Japón

Pekín siempre ha visto a Taiwán como una barrera defensiva frente a posibles agresiones provenientes de áreas marítimas y, por eso mismo, como una amenaza si está controlada por un poder hostil. "La presencia de un Taiwán independiente, apoyado por su principal rival geopolítico mundial (EE UU), es interpretado en Pekín no solo como una amenaza a su seguridad sino también como una barrera al crecimiento del poder del país, especialmente la proyección naval".

Un Taiwán integrado en China, sería un trampolín para la expansión del poder chino ya que crearía una zona de protección de la región más desarrollada de China"

Lo asegura un análisis de la Fundación de Estudios Estratégicos e Internacionales (FESEI) sobre la importancia geoestratégica de la isla. Al contrario, "un Taiwán integrado en China, sería un trampolín para la expansión del poder chino ya que crearía una zona de protección entre esta isla y la de Hainán, cubriendo la región económicamente más desarrollada de China, el sureste del país", asegura.

El poder aeronaval de EE UU representa un freno a las aspiraciones de China y "también supone que los países de la región pueden contar con el apoyo norteamericano para contrarrestar la influencia de Pekín", opina la FESEI. Y como a Washington, también a Japón le interesa un Taiwán independiente porque "supone conservar el acceso a importantes rutas marítimas comerciales y el acceso a materias primas. Todo ello es fundamental para una nación insular con una política naval cada vez más activa".

China ya no es el primer tenedor de deuda norteamericana

China ha sido durante años la primera nación tenedora de deuda. Ahora ha caído por debajo del billón de dólares por primera vez en 12 años y es la segunda, sólo superada por Japón (1,2 billones de dólares).

La cartera de deuda pública estadounidense de China en mayo cayó a 980.800 millones de dólares, según los datos del Departamento del Tesoro. Supone una reducción de un 9%  respecto al mes anterior.


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