El Gobierno se entrega a las futbolistas de la selección

Abc

 

El CSD cede ante las internacionales, fuerza a la RFEF a echar a su secretario general, entre otros empleados, y libera de castigo a las que dejan la selección

Al filo de las cinco de la madrugada del miércoles y tras casi siete horas de una tensa reunión, Víctor Francos, presidente del Consejo Superior de Deportes (CSD), informaba del acuerdo con la Federación de Fútbol (RFEF) y las jugadoras internacionales para desbloquear la crisis desatada a raíz de que Montse Tomé anunciara su primera lista como seleccionadora.

En la cumbre de Oliva (localidad valenciana a la que la RFEF trasladaba el martes por sorpresa la concentración) se alcanzaban una serie de acuerdos y se constituía una comisión tripartita (CSD, RFEF y jugadoras) para seguir su cumplimiento. Fumata blanca que llevaba a las futbolistas convocadas contra su voluntad a aceptar seguir en la selección para afrontar los partidos de la Nations League ante Suecia (mañana) y Suiza (martes 26).

Todas menos dos cuyos nombres no desvelaba Francos. Un 'sí quiero' mayoritario que llegaba después de asegurarse que no habrá sanciones de la RFEF y que el CSD no aplicará la Ley del Deporte para sancionar a Mapi León ni a Patri Guijarro, las únicas que se resistieron a recular y que a media mañana del miércoles comunicaban personalmente a las puertas del hotel su vuelta a casa. Ya por la tarde, la Federación anunciaba que la valencianista Claudia Florentino ocupaba la vacante de Mapi León, pero no daba recambio para Patri Guijarro.

Salvar la cabeza de dos jugadoras que ya renunciaron a la posibilidad de ser convocadas para el Mundial por mantenerse firmes a sus ideas no fue la única conquista de las internacionales, a las que, bajo el paraguas del CSD, se les garantizaba que la Federación emprendería de manera inmediata cambios en varios departamentos. Esa era una de las peticiones de unas jugadoras que no se conformaban con la renuncia de Luis Rubiales después del beso a Jenni Hermoso ni con el cese inexplicado del exseleccionador Jorge Vilda.

Destitución de Camps

Y ese deseo de más cambios para librarse de personas de la guardia pretoriana del expresidente comenzó a cumplirse el mismo miércoles por la tarde porque Pedro Rocha, el presidente de la comisión gestora de la RFEF, comunicó su destitución a uno de los más estrechos colaboradores de Rubiales, Andreu Camps, secretario general de la Federación desde 2018. Alfredo Olivares, actual director de Competiciones, y Elvira Andrés, directora de Gabinete, asumirán interinamente sus funciones.

«Las jugadoras nos han expresado su preocupación sobre la necesidad de hacer cambios en la Real Federación Española de Fútbol y la Federación se ha comprometido a que estos cambios se produzcan de forma inmediata», había reconocido el propio Francos tras la cumbre de Oliva. La marcha de Camps, a la que pueden seguir la de otras importantes figuras como Tomás González Cueto, asesor jurídico externo de la RFEF y otro de los cerebros en la sombra de Rubiales, no le saldrá gratis a la Federación. Sus altos emolumentos, 240.000 euros brutos anuales en el caso de Camps según consta en el portal de transparencia, provocarán un importante desembolso a la RFEF.

Poco antes de que se le informara a Camps de su destitución, la Federación había publicado un comunicado reiterando a las jugadoras sus disculpas «por lo ocurrido tras la victoria en el Mundial y, en particular, a Jenni Hermoso, inmersa en una situación que ella no ha generado».

Las prisas de la RFEF

A la Federación parece haberle entrado prisas por demostrar su giro de rumbo. Horas antes, las internacionales recibieron un primer guiño de Rocha al anunciar el cambio de denominación de las selecciones nacionales, apostando a partir de ahora por la marca única 'selección española de fútbol' para igualar a los combinados masculino y femenino.

En el eterno lío que rodea la salida de Rubiales, Rocha y su gestora se encontraron este miércoles con una denuncia ante el CSD por parte de Miguel Ángel Galán (azote durante años de Ángel María Villar y el propio Rubiales) por no seguir los estatutos federativos para celebrar de forma inmediata elecciones.

Un mes después de ganar el Mundial, la selección realizaba su primer entrenamiento, en el que a las jugadoras se las vio muy distantes con Tomé. En la cumbre de Oliva la reprocharon que las convocara pese a manifestar su deseo de no acudir a la selección y encima decir que se lo había informado.