Hace tan solo unas horas, ha sido activada la situación 0 del Plan Especial Frente al Riesgo Sísmico por el Centro de Coordinación de Emergencias de la Generalitat Valenciana para realizar el seguimiento de los seísmos producidos en la comarca de la Ribera Alta de dicha comunidad autónoma.
Según explican en ‘Cadena Ser’, el Instituto Geográfico Nacional (IGN) ha registrado este jueves por la mañana un terremoto de 2,9 grados en Sumacàrcer, Valencia, a una profundidad de cero kilómetros y, solo un poco más tarde, se ha producido otro en el mismo municipio al que le han seguido dos más en Alcàntara del Xúquer y Gavarda. El último de todos ya con una magnitud de tres grados.
Cuatro terremotos entre las 09.00 y las 10:44
El primero registrado se ha producido en torno a las 09.00, el segundo -de 2,1 de magnitud y a 4 kilómetros de profundidad- a las 10:22, a las 10:44 el tercero -de 3,1 de magnitud y 5 kilómetros de profundidad- y el cuarto y el de mayor magnitud (3) a 5 kilómetros de profundidad y a la misma hora que el anterior.
Tras esta cadena de terremotos en la Comunidad Valenciana, el Centro de Emergencias de la Generalitat ha hecho público que el teléfono 112 de emergencias para la ciudadanía no ha recibido ni una sola llamada en relación a los diferentes seísmos, aunque sí que han sido sentidos por la población.
Valencia, tercera zona con mayor actividad sísmica
Así pues, el especialista explica cómo los seísmos en el levante son “normalísimos”, aunque la gran mayoría de magnitudes sean muy bajas y generalmente imperceptibles. Por ejemplo, la magnitud 2 -la del segundo seísmo producido este jueves por la mañana en Sumacàrcer- es "algo bajísimo".
Debe haber mayor "cultura sísmica" en la Comunidad Valenciana
Ante esto, García anima a que se profundice en una “cultura sísmica" en la Comunidad Valenciana. "En otros lugares, la tierra se mueve más y se desarrolla una vida normal, como en California y Japón", donde "todo sigue cuando pasa", explica.
"Sí sabemos qué zonas son más propensas", por lo que "la sismología tiene como objetivo salvar vidas, que aunque haya un terremoto y tu casa se caiga, salgas vivo", argumenta el estudioso de los seísmos. Así, tras un terremoto, "es posible que se tenga que reconstruir la zona, pero la vida humana tiene que prevalecer".
Se hundieron 200 viviendas
Pese a que, entonces, no son habituales los terremotos de magnitudes altas, tal y como ocurrió con el ciclón de la DANA puntualmente también pueden sucederse seísmos de gran envergadura y peores consecuencias. Por ejemplo, en 1936 hay constancia de uno en Tavernes de la Valldigna que "se sintió hasta en Tortosa", explica el profesor, por el que se hundieron hasta 200 casas, y hay más.
En 1748 un terremoto escala 6,2 -según el Instituto Geográfico Nacional- se saldó con 38 víctimas mortales y dejó prácticamente destruidas las localidades de Montesa, Sellent y Estubeny. Y, en 1829, Torrevieja fue la protagonista de 400 muertes a causa de otro seísmo de magnitud 6,6.
Qué es la norma sismorresistente y cuál es su importancia
Por eventos catastróficos como los mencionados, en la Comunidad Valenciana así como en el resto de las comunidades autónomas de nuestro país los edificios deben cumplir, "desde hace muchas décadas", la norma sismorresistente. Según esta, la planificación de las edificaciones debe tener resistencia a los seísmos, aunque "luego ya los controles de la ejecución de la obra son más delicados", explica el Paco García.
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