miércoles, 18 de diciembre de 2024

Hay ácaros que se aparean en nuestra cara todas las noches (y eso no es lo peor de todo)

 

Los diminutos ácaros conocidos como Demodex folliculorum están protagonizando una evolución que podría cambiar nuestra comprensión de sus relaciones con los seres humanos. Según un estudio publicado en la revista Molecular Biology and Evolution, estos pequeños artrópodos, que habitan en los folículos pilosos de la piel, están pasando de ser meros parásitos a establecer una relación simbiótica con sus anfitriones humanos.

Para llegar a esta conclusión, los investigadores de la Universidad de Reading y la Universidad de Bangor que realizaron el estudio analizaron el genoma de estos ácaros y descubrieron que están perdiendo genes esenciales. Según indican, se trata de una adaptación propia de organismos que dependen completamente de un único huésped.

Esta reducción genética sugiere que los Demodex folliculorum están en camino de convertirse en simbiontes obligados, una transformación que los hace más dependientes de los humanos para su supervivencia. Entre las adaptaciones detectadas, destaca su incapacidad para generar melatonina, una hormona fundamental para el ciclo de sueño en muchos organismos.

La vida nocturna de los ácaros

Sin embargo, estos ácaros aprovechan la melatonina secretada por la piel humana durante la noche, sincronizando su actividad con el ritmo circadiano de sus anfitriones. Además, su anatomía muestra un grado extremo de especialización, con patas impulsadas por músculos unicelulares y un sistema digestivo muy simplificado.

Hay un ácaro que vive en tu piel y puede ser el responsable de tus granos, sensibilidad o rosácea

Silvia Capafons

Estos ácaros emergen de los poros únicamente por la noche, cuando la oscuridad los protege de la radiación ultravioleta. En ese momento buscan pareja y se reproducen sobre la piel antes de regresar a los folículos. Este comportamiento está determinado por la falta de genes que los protejan del sol, una característica que refuerza su dependencia de las condiciones que ofrece el cuerpo humano.

Otra característica sorprendente es la transmisión genética predominantemente vertical. La mayoría de los genes de los Demodex folliculorum se heredan de madre a hijo, lo que reduce la diversidad genética y podría limitar su capacidad de adaptación a largo plazo. A pesar de ello, su estrecha relación con los humanos podría tener beneficios, como ayudar a mantener los poros de la piel limpios y libres de obstrucciones.

Durante mucho tiempo, se ha pensado que los Demodex folliculorum contribuyen a problemas cutáneos, pero recientes investigaciones han desmentido mitos, como la idea de que carecen de ano y liberan desechos al morir. Por el contrario, los estudios sugieren que su papel en la piel podría ser más beneficioso que dañino, aunque todavía quedan muchas preguntas por resolver acerca de este proceso de 'fusión'.

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