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La Agustina Pérez es la última florista que hay en la Barceloneta y a comienzos de año se jubila. De hecho, el último fin de semana del año será también el último que pasará detrás del mostrador. Han sido 32 años de trabajo en el barrio y también de implicación en la vida vecinal y comercial, hechos que los vecinos premiaron este año al escogerla como pregona de la Fiesta Mayor en la calle de los Pescadores. Como defensora del comercio local la hace contenta que cuando ella se marche el negocio continuará como floristería y en manos de un vecino del barrio.

"Meses de angustia pensando que sería la última florista"

La Agustina es defensora del comercio de proximidad y por ello se ha sumado a todas las iniciativas que desde el sector se han promovido para incentivar la compra en los establecimientos de la Barceloneta. Por eso ha vivido con angustia en los últimos meses. "Cuando pensaba que sería la última florista del barrio y que la floristería podía cerrar, que nadie quería continuar con ella, me ponía muy nerviosa".


Cuando supo que Lorenzo di Pietro estaba interesado en continuar se alegró mucho ya que, asegura, "un barrio sin comercio de proximidad acaba muriendo". Esta floristería abrió en 1950 y la Agustina se hizo cargo en 1992; ahora, y después de 74 años de vida le preocupaba "que la floristería desapareciera totalmente del barrio. Sólo tenemos esta."

Continuidad y modernidad

En Lorenzo di Prieto, vecino de la Barceloneta desde hace 20 años, será a partir del 1 de enero el nuevo propietario de la floristería. Y por eso, antes de coger las riendas del negocio se pasa el día con la Agustina para aprender el máximo sobre la veterana florista. A partir de enero, el negocio cambiará de nombre, de Floristería Lola a Luva Floristería Lola. Asegura que también "habrán cambios relacionados con las nuevas tecnologías. Tenemos que estar más presentes en las redes sociales y también dar la posibilidad de hacer pedidos por internet". Sin embargo, tiene claro que continuará "haciendo muchas de las cosas que hacía la Antonia, ya que después de 30 años se ha demostrado que funcionan".

También tiene claro que la floristería, ubicada en la calle de Baluard, número 22, frente al mercado "es más que un negocio". Así le recuerda la Lourdes López, vecina de la Barceloneta de siempre. "El listón está muy alto porque la Tata, como le decimos todos a la Agustina, lo ha hecho muy bien". "Todos estaremos muy pendientes porque esta floristería era como nuestra base de operaciones, aquí todo el mundo venía cuando necesitaba algo del barrio", añade. Lorenzo sabe que se hace cargo de un negocio, pero también de una manera de hacer de los vecinos de la Barceloneta que se caracteriza porque todos hacen piña y están dispuestos a ayudar cuando alguien o alguna causa lo necesita.