En el mundo microscópico, hay seres con habilidades que parecen sacadas de una película de ciencia ficción. Una de ellas es Deinococcus radiodurans, apodada "Conan, la bacteria".
Este microorganismo, descubierto en la Tierra, es capaz de resistir condiciones que destruirían a cualquier otra forma de vida conocida, incluyendo niveles de radiación 28.000 veces superiores a lo que puede soportar un humano.
Ahora, los científicos creen que esta bacteria podría ser clave para futuras misiones espaciales e incluso para la vida en Marte.
El sorprendente poder de una bacteria que puede sobrevivir en condiciones muy difíciles
Los científicos han descubierto que esta bacteria, llamada Deinococcus radiodurans, no es muy común. Parece ser que su capacidad para sobrevivir en entornos extremos incluye resistencia al frío, a la deshidratación y, sobre todo, a la radiación ionizante. Su secreto radica en un poderoso antioxidante que actúa como un escudo contra los efectos destructivos de la radiación.
Este antioxidante, llamado MDP (por sus siglas en inglés), es una compleja estructura molecular formada por manganeso, fosfatos y un pequeño péptido. Juntos, eliminan los radicales libres antes de que puedan dañar las proteínas esenciales para la supervivencia celular.
El estudio liderado por las universidades Northwestern y Universidad de Servicios Uniformados (USU) ha conseguido reflejar como el MDP funciona, y lo hace como si fuera una barrera que no solo protege a las células, sino que también permite repararlas rápidamente tras cualquier daño. Esto le da a "Conan, la bacteria" su impresionante capacidad de recuperación en condiciones extremas.
Uno de los entornos más hostiles conocidos es Marte, ya que tiene temperaturas bajo cero, ausencia de agua líquida y niveles de radiación cósmica letales para los humanos. Sin embargo, estas condiciones no serían un obstáculo para Deinococcus radiodurans.
Los expertos descubrieron que la resistencia a la radiación de la bacteria estaba relacionada con sus niveles de antioxidantes de manganeso. Es decir, que cuanto más alto tenga los niveles de antioxidantes, tendrá mayor resistencia a la radiación. Así lo explican en su estudio, publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El equipo de científicos cree que si esta bacteria puede sobrevivir en la Tierra a niveles de radiación tan extremos, también podría hacerlo en Marte, donde la atmósfera apenas protege contra los rayos cósmicos.
De hecho, simulaciones realizadas en diversos laboratorios han demostrado que esta bacteria podría permanecer viva durante millones de años en el subsuelo marciano, siempre que tenga acceso a pequeñas cantidades de agua y nutrientes.
Las aplicaciones de este descubrimiento podrían ser muy variadas, como proteger a los astronautas contra la radiación cósmica en sus misiones espaciales, así como crear vacunas inactivadas por radiación.
El próximo paso en la investigación es replicar los efectos del antioxidante MDP en sistemas sintéticos que puedan ser utilizados a gran escala. Los científicos esperan que este descubrimiento permita no solo avanzar en la exploración espacial, sino también resolver problemas terrestres relacionados con la radiación.
"Conan, la bacteria" demuestra que las soluciones a los grandes desafíos de la humanidad a menudo se encuentran en los lugares más pequeños e inesperados.
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