Un objeto interestelar de gran tamaño pudo haber atravesado el sistema solar hace miles de millones de años, modificando las órbitas de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno. Esta hipótesis, propuesta por un equipo de investigadores de la Universidad de Arizona y publicada en la plataforma arXiv, busca explicar por qué los planetas gigantes no siguen trayectorias perfectamente circulares ni están alineados en un mismo plano, como predicen los modelos tradicionales.
Las teorías sobre la formación del sistema solar sugieren que los planetas deberían moverse en órbitas regulares y concéntricas alrededor del Sol. Sin embargo, las observaciones han revelado ligeras desviaciones en la inclinación y forma de sus trayectorias, especialmente en los planetas exteriores. Hasta ahora, estas irregularidades se atribuían a interacciones gravitatorias entre ellos, aunque no todas las anomalías pueden explicarse mediante este mecanismo.
La nueva hipótesis sugiere que un “visitante interestelar”, con una masa comparable a la de un planeta gigante, podría haber causado estas alteraciones. Un hallazgo que abre la posibilidad a que eventos similares hayan ocurrido en otros sistemas planetarios y que también podría haber sido clave para que el desarrollo de la vida en la Tierra fuese posible.
Un visitante cósmico con efectos permanentes
Para analizar esta posibilidad, los científicos de la Universidad de Arizona realizaron 50.000 simulaciones por ordenador, evaluando cómo un objeto interestelar habría afectado a las órbitas de los planetas gigantes. En aproximadamente el 1% de los casos, las modificaciones observadas en las trayectorias coincidían con las actuales. Un porcentaje que puede parecer bajo, pero que en realidad plantea una probabilidad bastante alta.
Las simulaciones indican que el "intruso" pudo haber tenido entre dos y 50 veces la masa de Júpiter, clasificándolo dentro del rango de un planeta masivo. Además, algunos modelos sugieren que su paso se produjo a una distancia mínima de 1,69 unidades astronómicas del Sol, es decir, en un punto cercano a la órbita de Marte.
Los investigadores señalan que este tipo de encuentros podrían ser más comunes de lo que se pensaba, dado el alto número de objetos subestelares presentes en la galaxia. Si se confirma esta hipótesis, cambiaría la comprensión de la evolución del sistema solar y de otros sistemas planetarios en la Vía Láctea.
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