Este miércoles arranca en Ifema (Madrid) una nueva edición de la Feria Internacional de Turismo (Fitur) donde la comunidad castellano y leonesa tendrá mucho y bueno que mostrar en el mejor escaparate del turismo mundial.
En Castilla y León hay multitud de zonas naturales de gran belleza y de gran valor medioambiental, innumerables rutas de senderismo y lugares también bajo tierra que podrían incluirse entre las maravillas del mundo.
Espacios descubiertos por geólogos aventureros que, además, se encuentran en un buen estado de conservación y que por ello pueden visitarse y son de hecho de los más visitados.
Pues una de estas zonas descubiertas de forma accidental hace sesenta años, es una de las propuestas que acudirá a este certamen y que aspira a conquistar Fitur pero también a los miles de potenciales turistas que allí estarán.
Se trata de Las Cuevas del Águila, una Catedral Natural bajo tierra que atrae por lo inédito de su paisaje kárstico, en medio de la tónica granítica de la sierra de Gredos y sus alrededores, que se ha convertido en el segundo monumento más visitado de la provincia de Ávila, tras las murallas de la capital.
Y se promocionarán este año en la Fitur tras haber recibido más de 8 millones de visitantes desde 1964, fecha de su apertura al público.
Estas grutas se encuentran en la provincia de Ávila, en pleno Valle del Tiétar, y más en concreto en Ramacastañas, uno de los anejos del municipio abulense de Arenas de San Pedro, entre los ríos Arenal, Avellaneda y Tiétar, y muy cerca de la provincia de Toledo, en la vertiente sur de la Sierra de Gredos.
Se ubican en una zona relativamente extensa, formada por calizas cristalinas fuertemente plegadas que la erosión del aire ha dejado reducida a unos cerros de poca altura sobre estos ríos.
Su descubrimiento se produjo en la tarde del 24 de diciembre de 1963, o sea, hace casi medio siglo, casi al azar, como suelen producirse estos hallazgos de relevancia mundial.
Un grupo de cinco chavales que merodeaban la zona, en la que estaban de caza, observaron un agujero del que manaba vaho debido a la diferencia de temperatura entre el interior, unos 220 grados, y el exterior en ese momento, más frío por la época invernal de ese día.
Los chicos, curiosos y valientes, se acercaron para ver que se cocía allí dentro y, ayudados de cuerdas y linternas, se adentraron en la gruta que recorrieron al principio agachados durante un buen tramo hasta llegar a la gran sala principal. Después estuvieron perdidos por su interior casi cinco horas, pero lograron encontrar de nuevo la salida para dar cuenta de su descubrimiento.
Fue así como descubrieron en la zona conocida como "Cerro de Romperropas" o "Cerro del Águila" esta cavidad que cada año es contemplada y disfrutada por más de 100.000 personas.
La cavidad cuenta con una profundidad de 50 metros y un recorrido de un kilómetro, que puede completarse en unos 45 minutos, durante los cuales destaca "la gran sala", que abarca en torno a una hectárea. Además, están muy bien iluminadas mediante un contraste de luces y sombras bien llevado que realza el espectacular conjunto de estalactitas y estalagmitas que forman grupos escultóricos singulares que están "bautizados" con diversos nombres como el Pórtico de la Gloria, la Virgen del Pilar o el Nacimiento.
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