China continúa acaparando materias primas como si se fueran a acabar. Pasan los meses y el titular sigue siendo el mismo. Cada vez son más analistas los que buscan una explicación y el consenso parece irse sustanciando en que Pekín prepara algo 'grande' que no va a gustar a Occidente y por eso mismo busca aumentar su autosuficiencia ante un futuro que va a ser más hostil. No es ningún secreto que China, pese a la opacidad de muchas de sus cifras, es el principal consumidor de materias primas del mundo, acaparando el 40% de las mismas. Aunque el país es rico en muchos recursos, carece de otros tantos. Y con la quinta parte de la población mundial habitando en su territorio, la demanda es sí o sí voluminosa. Sin embargo, lo que ha encendido las alarmas es el ritmo de acopio que se ha registrado en los últimos años, con un máximo histórico en 2023 que todo apunta a que siguió creciendo en 2024.
El acaparamiento de materias primas por parte de China no es algo nuevo. Por ofrecer algo de contexto, ante la carencia de algunos recursos fundamentales, las autoridades chinas comenzaron a desarrollar en los años 80 una estrategia a largo plazo que les permitiera salvaguardar la seguridad nacional y estabilizar los mercados internos ante cualquier alteración en el mercado global de las materias primas. "A través del control de las explotaciones, del comercio de materias primas, de la inversión y financiación de empresas productoras extranjeras y de la firma de contratos a largo plazo con proveedores de energía y minerales, el Gobierno chino ha ido abasteciendo su estructura productiva", explica la economista Beatriz Villafranca en un informe de CaixaBank Research de la semana pasada buscando precisamente una explicación a la reciente aceleración de este acaparamiento. En esta misma línea, más recientemente, en 2008, se promovió un ingente fondo de reservas estratégicas de recursos naturales como un amortiguador en tiempos de interrupciones en el suministro o volatilidad de los precios.
Sin embargo, algo ha cambiado en los últimos años y el repunte en las cifras de materias primas que van desde energéticas, como el crudo, hasta metales industriales, como cobre, aluminio o níquel, pasando por metales preciosos, como el oro, ha hecho levantar las sospechas, como pone de manifiesto el informe del servicio de estudios del banco catalán: "Se desconoce con exactitud el volumen de reservas del fondo, así como el ritmo de acopio de materias primas proyectado por el Gobierno, pero a través del seguimiento de las importaciones de estos productos de China se observa cómo en los últimos años se han producido notables avances, en gran medida motivados por sucesos relevantes para su economía".
En 2018, durante su primer mandato, el presidente de EEUU, Donald Trump, impuso aranceles a las exportaciones chinas por valor de 60.000 millones de dólares al año, con lo que China respondió con aranceles sobre la soja estadounidense. En 2020, la pandemia interrumpió las cadenas de suministro y elevó el coste de las materias primas. En 2022, la guerra en Ucrania encareció aún más los precios y mostró la voluntad de EEUU de hacer uso de los embargos. En el último bienio, la tendencia ha ido a más: en 2023, el valor de las importaciones de materias primas de China alcanzó un máximo histórico de 810.000 millones de dólares (un 16% superior a las del año anterior), de los cuales cerca del 45% correspondieron a compras de crudo y derivados y algo más del 30% a metales industriales. Siguiendo esta estela, los datos de 2024 apuntan a que entre enero y noviembre el valor de las importaciones de las principales materias primas siguió creciendo y era un 1,5% superior al del mismo periodo del año anterior.
Si el nivel de importaciones es revelador, el de existencias acumuladas lo es más aún. El Estado chino guarda estrictamente información sobre sus reservas de emergencia, lo que complica su cálculo. Sin embargo, en el último plan quinquenal (2021-2025), el Gobierno mostró su voluntad de intensificar la expansión de la capacidad de almacenaje como vía para incrementar los flujos de importación de energía y alimentos, explican desde CaixaBank. En el caso de la energía, se estima que la capacidad actual de almacenaje de crudo se sitúa alrededor de los 2.000 millones de barriles, equivalente a casi seis meses de consumo. Para el gas natural, la capacidad de almacenaje podría alcanzar en 2030 los 85.000 millones de metros cúbicos (que representan el 16% de su demanda anual).
En el caso de los metales, como se observa con el seguimiento de los futuros de la Bolsa de Shanghái, que permiten calibrar los niveles de existencias depositados en almacenes a lo largo del país, se observa la misma dinámica. Entre enero y noviembre de 2024, todas las referencias mostraron un incremento superior al 100% (a excepción del zinc, que registraba un 84%), habiendo alcanzado los niveles máximos de acumulación entre junio y julio, dependiendo del producto.
Una explicación sencilla y coyuntural, reconoce Villafranca en la investigación de CaixaBank Research, es que la debilidad macro que atraviesa China tras la pandemia conlleva un menor consumo de estos productos y eso favorece el apilamiento. Lo cierto es que la trampa deflacionaria sigue siendo la gran amenaza para el gigante asiático mientras el temeroso y ahorrativo consumidor chino evita gastar, algo que se nota en la actividad. Sin embargo, ampliando un poco más la mira, lo cierto es que el mundo se ha vuelto un lugar mucho más peligroso -Pekín, por supuesto, también ha contribuido a ello- y por eso hay que estar más pertrechado que nunca.
Al igual que los hogares ahorran por precaución cuando ven nubes en el horizonte, China también podría estar levantando una suerte de depósito lleno de materias primas (no perecederas) para enfrentarse a un futuro muy incierto. Pekín podría estar adoptando esta estrategia por miedo a lo que pueda pasar en el mundo, esté ella o no involucrada, pero también podría estar haciéndolo porque tiene algún tipo de plan (como puede ser la anexión de Taiwán o la irrupción en las aguas en disputa del autodenominado Mar de la China Meridional). Cualquiera de estos movimientos podría generar el rechazo directo de Occidente y la imposición automática de aranceles. Tener el granero lleno es una decisión inteligente, algo similar a lo que hizo Rusia con las reservas de oro tras invasión a Crimea en 2015.
Villafranca explica que "dado el contexto internacional que se comienza a perfilar para 2025, podemos encontrar distintos argumentos que justificarían la intensificación del acopio de materias primas de China". En primer lugar, a pesar de las recientes políticas económicas del Gobierno, China se podría estar preparando para un ciclo de crecimiento más estable a medio plazo, y querría desvincularse de los suministros de Occidente, señala esta experta.
En segundo lugar, China estaría ampliando las infraestructuras de almacenamiento y anticipando las compras de materias primas en previsión del aumento de los aranceles anunciados por Trump a partir de febrero. Otra explicación podría ser que China se estuviera preparando ante nuevas amenazas geopolíticas. En este sentido, la influencia de EEUU sobre el estrecho de Malaca es un aspecto crucial para China, puesto que dos terceras partes de las mercancías que pasan por sus aguas van a China, añade la estratega, quien apunta directamente hacia "un futuro más hostil".
Siempre Taiwán en la diana
En último lugar, enumera Villafranca, desde la Comisión de Seguridad de EEUU apuntan a la posibilidad de que el acopio de metales y minerales pueda estar relacionado con una potencial incursión de China en Taiwán. Algunos analistas financieros relacionan este argumento con el incremento de las compras de oro de China (las existencias de oro se habrían incrementado más de un 400% entre abril y diciembre de 2024) y la reducción de su tenencia de deuda estadounidense (-6,9% entre enero y noviembre) como una posible vía de protección ante cualquier sanción de Occidente sobre sus cuentas en dólares, detalla la economista de CaixaBank Research.
"El almacenamiento de minerales por parte del gobierno central chino es un indicador potencial de que podría estar preparándose para invadir Taiwán", aseguraba sin tapujos Gregory Wischer, fundador de Dei Gratia Minerals, hace unos meses en unas declaraciones para la citada Comisión de Seguridad de EEUU. Wischer señaló que este almacenamiento de China, administrado por la Administración Nacional de Reservas Estratégicas y Alimentarias de China, que se encarga de gestionar los "grandes volúmenes de minerales como aluminio, cobalto y cobre" que el país está acumulando, es presumiblemente "por razones estratégicas".
Almacenar grandes cantidades de materias primas no perecederas es una medida no solo para superar la escasez de producción de diversos recursos, sino también para evitar problemas con el abastecimiento y la compra de esos recursos en caso de que una nación caiga en desgracia internacional, como sin duda le sucedería a China con gran parte del mundo si intentara una toma militar de Taiwán.
Para Peter Apps, experto independiente en Defensa, el almacenamiento, por ejemplo, de petróleo por parte de Pekín es solo un ejemplo más de este amplio esfuerzo nacional para aumentar significativamente las tenencias de materias primas clave. "Es una medida que algunos sospechan cada vez más que tiene como objetivo ayudar a aislar a Pekín contra cualquier guerra futura o sanciones internacionales, como las que podrían desencadenarse por una posible invasión china de Taiwán", argumentaba en una reciente tribuna del Bangkok Post.
El presidente chino, Xi Jinping, "está militarizando la sociedad china y preparando a su país para una posible guerra de alta intensidad. La trayectoria de China indica un peligro cada vez mayor y un endurecimiento de la intención de Xi de ejecutar un acto de agresión similar a la invasión rusa de Ucrania", señala en un análisis el experto en Defensa Mike Studeman, que fue comandante de la Oficina de Inteligencia Naval de EEUU y director de Inteligencia del Mando Indo-Pacífico. "Xi parece haber estudiado el programa de sanciones que Occidente aplicó contra Rusia después la invasión a Ucrania y ahora aplica medidas protectoras a largo plazo para cerrar las escotillas de la economía china y resistir a presiones similares", agrega Studeman.
"En una escalada en torno a Taiwán, China podría utilizar su posición central en las cadenas de suministro mundiales para ejercer presión sobre otros países. Dado que la militarización de las cadenas de suministro puede acelerar la diversificación hacia países distintos de China, estas herramientas se han utilizado con moderación en el pasado. Sin embargo, las nuevas herramientas legales y reglamentarias han creado una vía para su uso en un escenario futuro en el que China esté más dispuesta a asumir los costes económicos y de reputación de la interrupción de las cadenas de suministro", contempla un panel de expertos del think tank Atlantic Council encabezado por Logan Wright.
"Dado que estos factores seguirán presentes en 2025, cabe esperar que el Gobierno chino mantendrá el ritmo de acumulación de reservas de materias primas, o incluso que lo pueda incrementar ante el tensionamiento de alguno de los mismos. Llegado el caso, creemos que sería muy probable que esta circunstancia desembocara en una mayor presión al alza sobre los precios de las commodities, resultado del aumento de la demanda de China y de la mayor asignación de primas de riesgo en los mercados financieros", remacha Villafranca desde CaixaBank.
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