La ciudad de Pompeya sigue revelando maravillas escondidas conforme los trabajos arqueológicos siguen su curso. Si bien ha pasado más de un siglo desde el descubrimiento de la legendaria Villa de los Misterios, el nuevo e impresionante hallazgo nos conduce a la Villa del Tíaso con un fresco monumental que representa un tíaso o comitiva de Dioniso y, por si esto fuera poco, las figuras del fabuloso fresco aparecen en tamaño casi real, según ha anunciado el Parque Arqueológico de Pompeya.
Un nuevo fresco oculto en Pompeya
La espectacular pintura mural, una megalografía (una pintura con figuras a gran escala) se extiende a lo largo de tres paredes en un gran salón de banquetes, mientras que la cuarta pared se abre a un jardín, conectando el interior con el exterior de la casa. Hay muy pocas pinturas murales de este tipo y las más famosas, que se encuentran en la Villa de los Misterios, también exhiben la misma temática que el fresco recién descubierto: el culto a Dioniso.
Según los arqueólogos de Pompeya, el fresco data del siglo I a. C., de alrededor del 40 al 30 a.C., por lo que aún faltarían más de 100 años para el dramático suceso que destruyó la ciudad. Este fresco está situado en el corazón del Parque Arqueológico de Pompeya y ha emergido en una nueva tanda de excavaciones. Quedó sepultado por la erupción del monte Vesubio en el año 79 d.C., que provocó la devastación tanto de esta ciudad como de Herculano, Estabia y Oplontis, todas ellas a pocos kilómetros de distancia de Pompeya.
¿Qué escena representa el fresco inédito de Pompeya?
La pintura, que se encuentra en excelente estado de conservación, está llena de figuras de ménades y sátiros y representan un ritual en el que también participa Dioniso, el dios del vino. Las mujeres que adoran a Dioniso se revelan como bailarinas y como cazadoras a la vez, alzándose ya sea con una espada o un cabrito sacrificado encima de sus hombros. Los sátiros, por su parte, tocan la flauta o derraman vino en honor a su dios con gráciles posturas. También hay un lugar para la caza: un friso pequeño encima del principal muestra animales vivos y muertos, varias aves y peces así como un jabalí con las tripas asomando.
"Jóvenes sátiros con orejas puntiagudas tocan la flauta doble, mientras otro realiza un sacrificio de vino en estilo acrobático, arrojando vino detrás de él desde un cuerno para beber a una patera (cuenco poco profundo)", apunta el Parque Arqueológico de Pompeya.
En esta procesión junto al dios, las figuras sugieren que las iniciadas en este culto secreto rompían con las normas sociales para cazar, bailar y consumir carne cruda en los bosques. Y hay una figura que destaca sobremanera en la composición: una mujer mortal acompañada por un anciano sileno que sostiene una antorcha ubicada en el centro del fresco y que sugiere que se trata de una iniciada en los misterios del dios griego de la diversión, el teatro y el vino, ente inspirador de los excesos y la locura.
Estas escenas son conocidas como Misterios Dionisiacos y representan rituales de iniciación con objeto de rendir culto a esta divinidad griega con la promesa de una nueva vida tanto en este mundo como en el más allá. Aunque muchos aspectos de estos misterios se han perdido debido a su secretismo, los relatos históricos sugieren que el vino y otras sustancias estupefacientes, como el opio, eran la norma para sus seguidores, como vía rápida para inducir estados de trance.
Pompeya forma parte del Patrimonio de la Humanidad de la UNESCO desde 1997 y es el segundo lugar turístico más visitado de Italia, después del Coliseo de Roma. Las excavaciones en la antigua ciudad arrancaron a mediados del siglo XVIII y aún a día de hoy se siguen descubriendo sus secretos gracias a su excelente estado de preservación bajo un gran manto de cenizas.
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