Estos roedores son portadores de más de 50 enfermedades zoonóticas, entre ellas leptospirosis, hantavirus y fiebre tifoidea, por lo que supone un riesgo para la salud pública
Las ratas son unos animales que crean un amplio consenso entre la población, ya que son de los seres más odiados debido a que se les relaciona con la basura, las alcantarillas y la transmisión de enfermedades. Las plagas de estos roedores intentan aplacarse por parte de las autoridades, pero son muy difíciles de erradicar por completo.
En los últimos años, de hecho, muchas ciudades han notado un considerable aumento en las poblaciones de ratas, por lo que se ha convertido en un fenómeno alarmante a nivel global. Un reciente estudio publicado en la revista Science Advances ha investigado el porqué de este crecimiento, y lo ha hecho analizando 16 ciudades de diferentes continentes.
Entre las urbes más afectadas se encuentran Washington D. C., Nueva York, San Francisco, Toronto y Ámsterdam, mientras que solo tres ciudades como Tokio, Louisville y Nueva Orleans mostraron una tendencia a la baja. ¿Las razones? Los científicos consideran que el cambio climático, la densidad poblacional y la expansión urbana son factores clave en la proliferación de estos roedores en las ciudades.
El estudio destaca que las ciudades con mayores incrementos en temperatura y mayor densidad poblacional registraron los aumentos más pronunciados en la población de ratas. Este hallazgo refuerza la teoría de que el ascenso de los termómetros está extendiendo las temporadas de actividad de estos animales, favoreciendo su reproducción y acceso a recursos.Eliminación de una de sus barreras
Una de las causas más importantes por las que las poblaciones de ratas no han hecho más que crecer es la eliminación de una de sus principales barreras naturales: el frío. Estos roedores reducen su actividad durante el invierno, algo que no está ocurriendo en muchos lugares debido a los ambientes más templados.
Esto hace que se amplíe el período de reproducción y, por tanto, estos roedores se vayan multiplicando. El estudio expone que las urbes con un mayor aumento de temperatura en comparación con los promedios históricos son precisamente las que han experimentado un crecimiento más acelerado en la presencia de ratas.
Pero no es el único motivo que empuja al crecimiento de esta especie. La urbanización descontrolada de las ciudades también tiene que ver, y es que las ciudades con menor cobertura vegetal han registrado los mayores incrementos en la presencia de estos roedores debido a la pérdida de hábitats naturales. Esto obliga a las ratas a concentrarse en áreas altamente urbanizadas donde encuentran refugio en infraestructuras humanas y acceso constante a fuentes de alimento, como residuos mal gestionados.
El rápido crecimiento de la población urbana, estimado en un 25 % para 2050, junto con la expansión de las áreas urbanizadas en un 185 % entre 2000 y 2030, crea un entorno ideal para la proliferación de ratas en las ciudades.
Impacto en la salud pública
El aumento de la población de ratas en las ciudades va más allá de un problema de salubridad, ya que representa una seria amenaza para la salud pública. Estos roedores son portadores de más de 50 enfermedades zoonóticas, entre ellas leptospirosis, hantavirus y fiebre tifoidea. Su creciente presencia en entornos urbanos incrementa el riesgo de brotes, afectando especialmente a comunidades con acceso limitado a servicios de saneamiento.
Además de las implicaciones sanitarias, la proliferación de ratas también impacta el bienestar de los habitantes urbanos. Diversos estudios han señalado que la presencia constante de estos animales genera estrés y puede afectar la salud mental de las personas.
Las estrategias de control de ratas suelen conllevar el uso de venenos y trampas, métodos que han demostrado ser ineficaces a largo plazo. Por ese motivo, el estudio sugiere un enfoque integral que incluya la gestión eficiente de residuos, con contenedores herméticos y reducción del desperdicio de alimentos, regulaciones más estrictas, para evitar la acumulación de escombros y un monitoreo continuo que permita evaluar la efectividad de las medidas de control.
Ciudades como Tokio y Nueva Orleans han logrado reducir sus poblaciones de ratas gracias a programas de vigilancia y educación ciudadana, lo que demuestra la importancia de una gestión proactiva y bien estructurada.
Los expertos advierten que, sin estrategias eficaces y sostenibles, las ratas seguirán multiplicándose, aumentando los riesgos sanitarios y afectando la calidad de vida en las ciudades. En última instancia, la lucha contra estas plagas refleja la capacidad de las urbes para adaptarse a los desafíos de un mundo en transformación.
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