miércoles, 2 de abril de 2025

Un nuevo estudio revela una desconocida y aislada línea humana que vivió hace más de 7.000 años


El Sahara es el desierto cálido más grande del mundo, pero no siempre ha sido así. Durante 9.500 años las dunas fueron cubiertas por la vegetación de una gran sabana. Hace 14.500 años, más o menos, la humedad llegó a cotas suficientes para que el Sahara verdeciera y formase un corredor mucho más amable entre el norte y el sur de África. Los expertos han intentado comprender cómo pudo afectar este cambio a las poblaciones humanas que habitaban la zona. ¿Prosperaron? ¿Migraron a zonas más áridas para las que, tal vez, estaban culturalmente más adaptados¿Conectó este corredor a los habitantes del norte con los del sur? ¿Qué han podido suponer esas idas y venidas para nuestro acervo genético?

El problema es que, aunque las técnicas para analizar el ADN antiguo son cada vez mejores, dependen mucho del estado en que encontremos ese material genético. En condiciones normales, el ADN se degrada relativamente rápido, perdiendo la mitad de su información en tan solo 500 años. Sin embargo, cuando el entorno es propicio, puede conservarlo en condiciones razonables durante mucho más tiempo. De hecho, tenemos material genético de nuestros antepasados de hace 400.000 años e, incluso, fragmentos de ADN de mamut de 2 millones de años de antigüedad. Y, por desgracia, las condiciones ambientales del Sahara no son las ideales para preservar el ADN antiguo, por lo que no ha sido fácil dar con las muestras necesarias para analizar ese periodo de nuestra historia… hasta ahora. Un estudio llevado a cabo por varias universidades ha reunido muestras a partir de las cuales ha podido reconstruir parte del episodio y las conclusiones han sorprendido a los expertos.

Se quedaron

La clave que ha hecho posible este estudio han sido las muestras genéticas encontradas en un refugio rocoso del sur de Libia, concretamente en Takarkori. Mediante técnicas de análisis de genomas antiguos, los expertos han podido concluir que esta población se separó de los humanos al sur del Sahara hace, aproximadamente, 50.000 años. Una cifra especialmente interesante si tenemos en cuenta que coincide con el momento en que nuestros antepasados abandonaron África para iniciar la gran migración que los llevó hasta los confines del resto de continentes. Por lo tanto, mientras nuestros antepasados se expandían por el mundo, estos otros Homo sapiens permanecieron aislados en el centro de África durante miles de años, apenas mezclándose con las poblaciones al norte y al sur de su territorio.

De hecho, los investigadores han comparado este ADN con muestras de hace 15.000 años encontradas en una cueva de Taforalt, en Marruecos, antes de que empezara el Periodo Húmedo Africano. Ambas poblaciones parecen compartir vínculos genéticos y, a su vez, se muestran igual de genéticamente alejados de las poblaciones al sur del Sahara. Datos que sugieren que no hubo un aumento de las interacciones entre pueblos del Sahara y el Norte de África con los del Sur durante el periodo húmedo. Una conclusión contraria a la opinión mayoritaria de la comunidad, que había supuesto que el corredor verde habría facilitado la mezcla de las poblaciones. Pero hay más, porque los datos obtenidos también confirman que estos humanos se quedaron en su tierra a pesar del cambio en las condiciones climáticas, sobreviviendo hasta hace unos 7.000 años como una línea aislada.

Los neandertales

Sin embargo, si hablamos de cruces con otras poblaciones hay uno que no podemos pasar por alto: los neandertales. Aquí ya no hablamos de grupos de Homo sapiens que se reproduzcan entre sí, sino de dos especies diferentes, nosotros (los sapiens) y los neandertales. Sabemos que en torno a un 3% del ADN de los humanos fuera de África es de origen neandertal y, sabemos, que los humanos modernos del África Subsahariana apenas tienen ADN neandertal en su genoma. Ahora bien… ¿Cuál es el caso de esta misteriosa y aislada línea de sapiens? A juzgar por los análisis genéticos de este estudio, el porcentaje de ADN neandertal de los individuos de Takarkori es diez veces menor al de los europeos, por ejemplo, pero superior al de los africanos subsaharianos contemporáneos. Esto significa que, a pesar del aislamiento, sí debieron recibir algunas visitas de neandertales provenientes de Eurasia.

Son muchas las incógnitas que se despliegan con este artículo, pero al menos hemos empezado a comprender quienes eran esos humanos del Sahara verde, aquellos sapiens que mantuvieron su identidad y permanecieron irreductibles durante miles de años, mientras el desierto se teñía de verde.

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