sábado, 5 de julio de 2025

La piscina natural de aguas turquesas y pasado volcánico en la que refrescarse en El Hierro

 


Este enclave se creó a partir de un capricho de la naturaleza y cuenta con solárium de madera

El pueblo de Andalucía que transformó su icónica alberca en una piscina a la que han bautizado como La Laguna

Con una superficie de 268 kilómetros cuadrados, El Hierro ostenta el título de isla más pequeña del archipiélago canario y también la más occidental, con una población de poco más de 11.000 habitantes. Su tamaño no es incompatible con su enorme patrimonio natural, entre el que destacan sus numerosas playas de aguas cristalinas. Cada una con su particularidad y encanto.

Pero las playas de la menor de las Islas Canarias son mucho más que arenales extensos en primera línea de costa. Hay otros singulares rincones que llaman la atención de vecinos y visitantes. Es el caso del Charco Azul, una curiosa piscina natural que surgió entre la actividad volcánica de la zona y que se caracteriza por sus aguas turquesas.

Un lugar tranquilo bajo un acantilado

Los visitantes que quieran refrescarse en esta piscina natural deberán desplazarse hasta El Golfo, un valle que se distingue por su singular orografía. El resultado, una impresionante costa escarpada que se ha configurado a partir de la actividad volcánica, de la que aún quedan restos. Y el Charco Azul es un ejemplo de ello.

Por caprichos de la naturaleza, la lava hizo un enorme hueco en una de las rocas. De ahí, emergen las aguas turquesas que enamoran a todo el que se baña en esta piscina natural. El aspecto con que ha quedado no solamente es un vestigio, sino que actúa como una especie de barrera que protege de las inclemencias del océano, aunque se escuche el sonido de las olas de fondo.

Desde el gobierno canario sostienen que el Charco Azul de El Hierro se ha convertido en un espacio natural único, digno del mismísimo César Manrique, el icónico artista canario que integró el arte y la naturaleza en su obra. Este enclave tiene aún más mérito si cabe, porque es obra de la naturaleza.

Bañarse en el Charco Azul y mucho más

El Charco Azul de El Hierro es un lugar para la relajación y el disfrute. Solo hay que pasar un rato en sus aguas mientras se observa el entorno y se escucha de fondo los sonidos que deja el océano, aunque ofrece mucho más, recuerdan desde la administración canaria. En lo más alto, antes de descender por las escaleras, sus visitantes pueden usar su pequeño solárium de madera.

Desde el gobierno autonómico explican que este charco es de fácil acceso. Los que acudan en coche deben saber que hay un aparcamiento habilitado donde pueden estacionar los vehículos durante el tiempo de su visita. Luego, tendrán que bajar unas cuantas escaleras y buscar un hueco entre la roca donde poder dejar sus pertenencias antes de lanzarse al agua. Está considerado como una zona de oleaje medio y no hay servicio de vigilancia, con lo que hay que extremar las precauciones a la hora bañarse, añaden.

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