
Socorristas en huelga en Barcelona / MARCELO RÍOS
Se cierne sobre las playas de Barcelona un nuevo agosto negro debido a la falta de socorristas. La plantilla del servicio municipal de rescate y salvamento ha convocado un parón que arrancará el 1 de agosto, mientras planea una segunda huelga para fechas similares, todavía por concretar.
Ambos parones se enmarcan dentro de un proceso de negociaciones a tres bandas entre el comité de empresa, representado por el sindicato CGT, la compañía adjudicataria del servicio, Fomento de Construcciones y Contratas (FCC) y el propio Ayuntamiento de Barcelona.
El primero de los parones, explican los representantes sindicales, será indefinido y carga directamente contra el Ayuntamiento, pues es "el responsable de que la plantilla esté infradimensionada". De hecho, se estima que se requiere un mínimo de unos 90 socorristas, pero difícilmente se llega, en temporada alta, a los 80 efectivos.
Siempre según los representantes sindicales, la misma empresa "ha reconocido que el contrato municipal y el servicio está subvaluado, con un constante déficit de personal" que lleva años sin solucionarse.
Desde CGT analizan que, para solucionar la cuestión, es necesaria la intervención municipal con un nuevo pliego dotado de los recursos adecuados para incorporar al número necesario de profesionales titulados.
Manifestación
Con este objetivo en mente, el pasado viernes se llevó a cabo una primera ronda de negociaciones con el Ayuntamiento, que se saldó con resultados decepcionantes para la plantilla, según explican a este digital.
Además de la huelga, el sindicato ha convocado en la plaza de Sant Jaume de Barcelona una manifestación "por un socorrismo profesional y digno", el próximo viernes, 25 de julio, a las 8:30 horas.

Convocatoria a la manifestación de socorristas de Barcelona
Negociaciones fallidas
En dichas negociaciones, el gobierno municipal proponía "contabilizar la extensión de los contratos, movilizando los meses de temporada. Así hacen que empecemos antes, consumiendo nuestra propia bolsa de trabajo". "El resultado ha sido completamente insatisfactorio", lamentan.
El segundo parón, todavía por convocar, tiene como objetivo redoblar la presión con la misma empresa para lograr "una recuperación de derechos laborales". En este aspecto, cuentan, la empresa ha ofrecido trabajar en un pacto que asiente una serie de mejoras a corto plazo mientras "se trabaja en un convenio colectivo que garantice el cumplimiento de las reclamaciones".
Salarios congelados
Como ya avanzó este digital, entre estos puntos se encuentra el pago --retroactividad incluida--, de las subidas anuales en base al IPC, que no se dan desde 2016. "Llevamos 10 años con el sueldo congelado, pero el precio de la vida sube", critican.
Lejos de tratarse de una lucha salarial, la plantilla reivindica de forma urgente mejoras en la operativa, garantizando un mínimo de cinco meses de servicio completo con una plantilla dimensionada.

Una persona con una bomba de humo durante una concentración de CGT-Socorristas, en la plaza Sant Jaume / David Zorrakino - Europa Press
También reclaman la creación de un convenio para blindar derechos laborales, mejoras en la coordinación con el resto de servicios costeros y un calendario de reuniones periódicas con empresa y consistorio, entre otras cuestiones de calado --como la mejora urgente de los módulos de salvamento, que adolecen de problemas de plagas, ventilación, cortes de luz y mobiliario inadecuado--.
El Ayuntamiento, contra las cuerdas
Con todo, sobre el Ejecutivo local se cierne una huelga de un sector particularmente estratégico en verano. Los trabajadores encargados del salvamento en playas brillarán por su ausencia --a falta de definir los servicios mínimos-- en una costa que deberá adaptarse una situación compleja y que solo se desbloqueará con un gran esfuerzo negociador para el que apenas quedan unos días.

Huelga de los socorristas en Barcelona / CGT
"El socorrismo en Barcelona es un servicio esencial que no puede seguir funcionando desde la precariedad, el abandono institucional y la falta de profesionalización. La lucha del colectivo de socorristas no busca privilegios, sino dignidad laboral, eficacia operativa y seguridad ciudadana. La parte social no está pidiendo un 'plus'. No son mejoras lo que se reivindica, sino el mínimo necesario para poder prestar un servicio seguro y digno", sentencian.
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