ElPeriodico
Un proyecto de colaboración entre la ACA y varias empresas entre las cuales están Aigües de Barcelona y Eurecat tratará de demostrar que el agua obtenida es apta para el consumo
Este sistema se utiliza en California o Australia pero no está aprobado en Europa

Durante la reciente sequía que asoló Catalunya, el agua regenerada, junto con el agua desalinizada, se convirtió en un recurso estratégico para evitar el colapso de los embalses. Esta agua no viene de los acuíferos ni de los ríos, sino de un circuito mucho más cercano: las aguas residuales urbanas, que tras ser depuradas reciben un tratamiento avanzado hasta transformarse en agua de calidad prepotable.
Esa agua saneada en El Prat de Llobregat se bombea ocho kilómetros más arriba, se mezcla con el caudal del río y vuelve a ser captada por la potabilizadora de Sant Joan Despí. Es lo que se conoce como reutilización potable indirecta, un sistema de éxito pionero en Europa que ha permitido que parte del agua que sale por el grifo en el área metropolitana de Barcelona haya sido previamente reciclada. Hoy, con los embalses recuperados, el agua regenerada ya no se desvía hacia el consumo, sino que se incorpora al caudal ecológico del río para preservar su función ambiental.
Reutilización directa
La experiencia del Llobregat ha demostrado que la reutilización potable indirecta funciona, y ha situado a Catalunya como referente europeo en innovación hídrica. Sin embargo, la Generalitat y un conjunto de empresas se han aunado para dar un paso más y ensayar un modelo aún más avanzado: la reutilización potable directa. El reto consiste en convertir las aguas residuales en agua de boca de forma inmediata, sin necesidad de pasar primero por un río o un acuífero.
La experiencia del Llobregat ha demostrado que la reutilización potable indirecta funciona, y ha situado a Catalunya como referente europeo en innovación hídrica
Este salto tecnológico, que ya aplican en California, Singapur o Australia, todavía no está regulado en la Unión Europea y, por tanto, no puede usarse a gran escala en España. La Agència Catalana de l'Aigua (ACA) y varios centros de investigación han puesto en marcha un proyecto piloto con el objetivo de validar su seguridad y viabilidad. La idea, si los resultados son positivos y se demuestra la calidad óptima de esta agua, es sentar las bases para abrir el debate regulador en Europa
El plan, bautizado como DECIDEIX, está liderado por el centro tecnológico Eurecat con la participación de Aigües de Barcelona (la compañía que opera el actual proceso reutilización indirecta en el Llobregat), el Instituto Catalán de Investigación del Agua (ICRA), la Universitat Politècnica de Catalunya, el clúster Catalan Water Partnership y el centro Cetaqua. El piloto se instalará en la depuradora de Gavà-Viladecans y funcionará durante 31 meses, financiado por la ACA a través de sus programas de apoyo a la investigación.
Un nuevo paradigma
¿Pero qué proceso se debe realizar para convertir agua residual en agua potable? El primer paso es tratar el agua en la depuradora. Una vez depurada, el agua residual recibe un tratamiento adicional mediante tecnologías avanzadas de filtración y desinfección (ósmosis inversa, rayos ultravioleta, ozono, carbón activo, entre otros) hasta alcanzar la calidad exigida para el consumo humano.
Fuentes conocedoras del proyecto aseguran que el resultado es un agua tan segura como la que proviene de un embalse o de una planta desalinizadora, pero con una ventaja añadida: no depende de la lluvia, sino de un recurso constante y cercano. Además, es un proceso más barato y con menos costes energéticos que la desalinización.
El objetivo del proyecto es evidenciar con datos científicos que el sistema es seguro y estable. Los impulsores subrayan que la clave está en la transparencia y el control, para que el ciudadano sepa que el agua que llega a su grifo cumple con los estándares sanitarios. De hecho, durante la sequía, la mayoría de hogares del área metropolitana ya consumieron agua desalinizada y regenerada sin notar ningún cambio.
En un escenario de crisis climática y sequías más recurrentes, el déficit hídrico en el área metropolitana de Barcelona podría alcanzar los 130 hectómetros cúbicos anuales en 2027, afirman desde DECIDEIX. En ese contexto, la reutilización se considera una herramienta tan estratégica como la desalación o el ahorro.
El plan también incorporará un sistema de ayuda a la decisión que permitirá evaluar en qué situaciones conviene activar la reutilización potable directa y cómo integrarla en el conjunto de recursos disponibles. También prevé crear una red de expertos internacionales que compartirán experiencias de países que ya han dado este paso.
Aceptación social
La gran incógnita no es solo tecnológica, sino también social. ¿Aceptará la ciudadanía beber agua que procede directamente de las aguas residuales, aunque esté perfectamente tratada? La experiencia internacional, apuntan las fuentes consultadas por EL PERIÓDICO, señalan que "factor psicológico" puede ser un obstáculo, pero al mismo tiempo, subrayan que pruebas piloto como esta deben servir para dar tranquilidad a los consumidores.
De hecho, en estos momentos, el agua de los ríos que se potabiliza también contiene aguas residuales depuradas vertidas más arriba por las depuradoras. Si el piloto tiene éxito y dentro de unos años Europa avala este proceso, Catalunya puede situarse de nuevo a la cabeza del continente en la reutilización de agua.
En las comarcas de Girona, el Consorci d'Aigües Girona Costa Brava ha puesto en marcha un proyecto similar, llamado AIGUANEIX. El plan es aplicar tratamientos extra en la depuradora de Roses (Alt Empordà) para purificar el agua obtenida y analizar si puede ser apta para el consumo humano.
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