La prevalencia de la llamada arteria mediana se ha triplicado en un siglo
Hablamos de la arteria mediana, un vaso sanguíneo que se forma normalmente durante el desarrollo embrionario, pero que por lo general termina desapareciendo antes del nacimiento o después. Se deriva de la arteria interósea común, recorre el antebrazo entre el radio y el cúbito y su función es la de suministrar sangre a los tejidos circundantes. Por lo general, sin embargo, su presencia es breve y temporal, ya que finalmente son las arterias radial y cubital las que asumen esa tarea.
Pero según un estudio publicado en 2020 en The Anatomical Journal por investigadores de las universidades australianas de Flinders y Adelaida, esta tendencia podría estar revirtiéndose. «Desde el siglo XVIII, los anatomistas han estado estudiando la prevalencia de esta arteria en los adultos y nuestro estudio muestra que está aumentando claramente», explicó entonces Teghan Lucas, anatomista de la Universidad Flinders.
Para llegar a sus conclusiones, Lucas y el resto de investigadores examinaron 80 extremidades de cadáveres, todas donadas por australianos de ascendencia europea nacidos en la primera mitad del siglo XX.
Al anotar la frecuencia con la que encontraron una arteria mediana gruesa capaz de transportar un buen suministro de sangre, los autores compararon las cifras con registros extraídos de una búsqueda bibliográfica, tomando en cuenta los recuentos que podrían sobrerrepresentar la presencia del vaso. El resultado fue que la arteria parecía ser tres veces más común en los adultos de hoy en día que en los de hace más de un siglo, lo que sugiere, según un artículo publicado en el portal Science Alert, que la selección natural está favoreciendo a quienes conservan este canal de suministro.
Las ventajas que nos podría aportar la presencia de esta arteria no están del todo claras
«Este aumento podría haber sido resultado de mutaciones genéticas implicadas en el desarrollo de la arteria mediana, de problemas de salud en las madres durante el embarazo, o de ambos », apuntó Lucas. «Si esta tendencia continúa, la mayoría de las personas tendrán la arteria mediana en el antebrazo para el año 2100», añadió.
Las ventajas que nos podría aportar la presencia de esta arteria no están del todo claras. Aunque los autores creen que podría brindar a nuestros dedos o a nuestros antebrazos un aporte de sangre confiable, en la actualidad tener una arteria mediana también aumenta el riesgo de sufrir el síndrome del túnel carpiano (presión en el nervio mediano) o complicar algunas cirugías o procedimientos médicos en el antebrazo. Para determinar sus implicaciones, sostienen, será por tanto necesaria mucha más investigación.
El aumento de la prevalencia de la arteria mediana es similar a la de un hueso de la rodilla llamado fabela, que también es tres veces más común hoy que hace un siglo.
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