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Desde hace poco más de una década, las aguas del atlántico han servido de hogar para un extraño fenómeno que preocupa cada vez más a científicos y comunidades costeras. Se trata de nada más y nada menos que la proliferación de una gigantesca franja de algas pardas, conocida como sargazo, que se extiende casi de costa a costa, desde África Occidental hasta el Golfo de México.
Lo que comenzó como un evento aislado en 2011 se ha convertido en un problema recurrente, masivo y de escala global, al punto de formar lo que los investigadores han bautizado como el Gran Cinturón Atlántico de Sargazos (GASB, por sus siglas en inglés). Lo que ahora se puede llamar masa de algas, alcanzó las 37,5 millones de toneladas, según confirmaron imágenes satelitales
Flotando en mar abierto, visibles incluso desde el espacio como una inmensa línea marrón de casi 9.000 kilómetros de longitud la masa supera en extensión el ancho del territorio continental de Estados Unidos. Su crecimiento acelerado en apenas 15 años muestra la gravedad de un problema que no parece tener freno a corto plazo.
¿Por qué el sargazo puede ser peligroso?
El sargazo no es un organismo desconocido ni nuevo en el Atlántico. De hecho, cumple un papel clave en el ecosistema oceánico, pues sirve de refugio para peces, tortugas, crustáceos y numerosas especies marinas, además de contribuir al ciclo natural de nutrientes. Sin embargo, cuando se acumula en cantidades desmesuradas y llega masivamente a las costas, se convierte en un verdadero desafío ambiental y social.
Y es que al descomponerse, estas algas liberan gases como el sulfuro de hidrógeno, que puede provocar problemas respiratorios, náuseas y dolores de cabeza en humanos, además de afectar a la biodiversidad marina y costera. A esto se suma el impacto económico, playas cubiertas de sargazo dificultan la pesca artesanal y su limpieza supone un gasto millonario para gobiernos locales, especialmente en el Caribe y México, dos de las regiones más golpeadas.
¿A qué se debe la existencia de esta franja?
La comunidad científica coincide en que este fenómeno no tiene una sola causa. El aumento de nutrientes vertidos al mar por los grandes ríos como el Amazonas, producto de la deforestación y la agricultura intensiva, junto con el cambio climático y el calentamiento de las aguas, han creado las condiciones ideales para que el sargazo se multiplique de forma descontrolada.
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