Playa de San Antonio (Cullera), antes de las ocho de la mañana. Dos turistas acceden a la playa y dejan sus pertenencias antes del horario de ‘apertura’ de la playa. La Policía local los sorprende y les impone una multa por incumplir la normativa de acceso y uso de la misma. Una situación que se puede vivir en otros puntos de la península.
Esta práctica, cada vez más extendida, ha llevado a decenas de ayuntamientos a regular el acceso a las playas, con el fin de evitar que la arena esté plagada de toallas y sombrillas antes incluso de que salga el sol. Y, mientras, nadie se encuentra en ellas. En el caso de Cullera, se imponen sanciones que van desde los 750 euros hasta los 3.000, en función de la gravedad.
La llamada ‘guerra de las sombrillas’ genera no poco debate entre los habitantes locales y los turistas. Los primeros pueden estar más habituados a este tipo de ordenanzas municipales, pero a los forasteros les puede pillar de sorpresa, con el consiguiente impacto para su bolsillo. Una medida que se refuerza de cara a los fines de semana y la temporada alta y que cuenta con partidarios y detractores.
La medida, a debate
“Estaba harto de ver parcelas marcadas con cuerdas y sombrillas vacías, mientras otros teníamos que buscar un hueco en segunda o tercera línea”, declara un vecino de Algemesí a El Periódico. Un comportamiento que critica un residente en Cullera, asegurando que con ello “se creen dueños de la costa y causan conflictos con otros bañistas”.
Entre quienes madrugan para dejar sus pertenencias, reclaman que no hacen “daño a nadie” y que la normativa va en contra de sus derechos. “Son ya más de 30 años levantándonos de buena mañana para poder ocupar el mejor sitio. Quien quiera un lugar fresco en primera línea que se levante, como hacemos todos”. Además, recuerda que tanto turistas como vecinos ya se han tenido que adaptar a la instalación de sombrillas y hamacas de pago en primera línea de playa.
Pero no todo son malas palabras. Una situación concreta como el hecho de irse a desayunar, que puede no llegar a la hora, puede suponer una multa si se dejan las cosas en la arena. “La normativa es necesaria, pero el temor es que se acabe multando a familias que solo dejan una silla para ir a desayunar”, defiende una veraneante.
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