20Minutos

M.D.Q se acuerda perfectamente del día en el que recibió su primer golpe: 10 de junio de 2012. No se divorció hasta tres años más tarde, pero el infierno continuó. Su ya exmarido la acosó reiteradamente durante más de tres años "brutales" en los que le acribilló el teléfono a mensajes, prendió fuego a su casa, le destrozó todo el mobiliario y ahorcó a un perro en la puerta de su domicilio. Todo ello pese a contar con una orden de alejamiento que, sin embargo, no había forma de controlar, hasta que en 2015 le pusieron una pulsera antimaltrato. Un dispositivo que, reconoce esta jijonense de 57 años, "no era perfecto", pero que funcionaba mucho mejor que los nuevos instalados por el Ministerio de Igualdad en 2024, y que, según ha salido a la luz, han dado numerosos fallos técnicos.
Hace un año, M.D.Q pidió al Gobierno que arreglase estos nuevos aparatos de control telemático, después de haber visto que el suyo diese error en determinados momentos. Su queja cayó en saco roto, pero, ahora, después de que la Fiscalía advirtiese de numerosas incidencias en su última memoria, la mujer ha conseguido recopilar ya en torno a 24.000 firmas en change.org, donde exige que "modifiquen urgentemente el sistema" para que estas pulseras antimaltrato "dejen de fallar". Ella ha vivido de primera mano lo bueno y lo malo de estos aparatos que controlan las órdenes de alejamiento de los agresores machistas: gracias a ello, su exmarido ha llegado a ingresar en prisión hasta dos veces por saltarse esas medidas, aunque antes se encargó de torturarla durante meses entrando y saliendo de la zona de exclusión para que le pitase el aparato que sirve para advertir a las mujeres.
"Con el sistema antiguo, mi pesadilla continuaba, pero al menos sabía que la protección de la pulsera funcionaba bien", cuenta Quesada, que relata también que en el primer año con la pulsera le llegó a sonar más de 600 veces. "Acabé desquiciada", reconoce a este periódico. Ese calvario, no obstante, era también una demostración de que los dispositivos estaban funcionando. En febrero de 2024, Igualdad cambió el sistema por completo tras cambiar de empresa adjudicataria (de Telefónica a Vodafone) y se tuvieron que sustituir todas las pulseras, instalando también un nuevo programa para el Centro Cometa, encargado del control de estos aparatos.

"Desde el momento en el que me lo pusieron, vi que funcionaba raro. En un año me cambiaron el aparato cuatro veces", señala a 20minutos. Cuenta que, si antes le avisaban cuando se iba a quedar sin batería, con los nuevos dispositivos no llegaba esa advertencia, y en más de una ocasión, tras agotarse la batería, no volvían a encenderse nunca más. "Hubo un fin de semana en el que él salió de permiso. Y desde las 15.00 horas del viernes hasta el lunes por la mañana, sonó 34 veces. Nadie me llamó, nadie vino a ver si estaba bien", denuncia Quesada. Cuando la mujer fue a denunciarlo, la jueza denegó estas incidencias como prueba, consciente de que estos aparatos no estaban funcionando bien, como venían advirtiendo varios juzgados, que también señalaron imprecisiones a la hora de determinar la geolocalización de los maltratadores o incluso falta de avisos cuando el agresor se acercaba a la víctima.
Lo que sucedió, detalla, es que el nuevo sistema no podía reconocer los llamados "destierros", que van más allá de las órdenes de alejamiento. Sobre el exmarido de ella pesaba uno, que le prohibía entrar en el término municipal de Jaén (Andalucía). "Yo se lo expliqué a la jueza, pero como solo tenían marcada la zona de exclusión de 500 metros, no lo aceptaron", lamenta. En esa línea va una de sus demandas: que revisen bien los detalles de cada orden de alejamiento y "que pongan unos aparatos que funcionen". "Que estemos y nos sintamos realmente protegidas", insiste.

La alternativa es que, como le sucedió a M. D. Q, perder la confianza en una medida que ha demostrado ser eficaz si el aparato funciona. "Los anteriores no eran perfectos, pero te avisaban y eran mucho más certeros con la posición y con el área fija", asevera. Ella misma asegura que incluso muchas veces se resignaba y dejaba en casa este dispositivo que, además, es mucho más grande y aparatoso que el anterior.
Igualdad dice que ya no hay fallos
El de M.D.Q es solo un ejemplo más que demuestra las incidencias que se fueron detectando a lo largo del año pasado, y de las que alertaron todos los profesionales que trabajan con las víctimas de violencia machista y, en concreto, con estos aparatos. El departamento que dirige Ana Redondo justifica esos fallos alegando que cambiar un sistema tan complejo, de cero, no es tarea fácil; y asegura que en este 2025 han dejado de detectarse errores.
Con todo, la actual licitación vence a principios de 2026, e Igualdad ya está trabajando en los nuevos pliegos para el próximo contrato, en los que planea introducir algunas "mejoras", como un buzón de quejas en el que se reúnan ordenadamente las incidencias que puedan surgir; así como una plataforma con la que la Delegación del Gobierno pueda acceder, en todo momento, a los datos sobre los movimientos de los agresores que se recogen en las pulseras.
No ha habido que lamentar tampoco ningún asesinato de ninguna mujer que portase estas víctimas, lo que para Igualdad demuestra también que, pese a los fallos, es una medida que salva vidas. M.D.Q dejó de llevarla hace unos meses, pero según los últimos datos del Gobierno, hay actualmente más de 4.500 mujeres protegidas con este sistema de control telemático.
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