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En Aragón hay recetas que son mucho más que un postre. Son parte de las sobremesas familiares y de una cultura gastronómica transmitida de generación en generación. Una de ellas es el empanadico de Huesca, también conocido en algunas comarcas como empanadón o pastillo. Se trata de un dulce humilde en sus orígenes, ligado al aprovechamiento de la masa de pan y a los productos de temporada, pero que hoy se ha convertido en un emblema de la Navidad en el Alto Aragón.
Un postre con raíces antiguas
El empanadico aparece mencionado en recetarios antiguos y en testimonios de panaderos de la provincia. Su preparación estaba vinculada a los días fríos, cuando se horneaban hogazas grandes y quedaba masa que se aprovechaba para elaborar dulces. Aquella masa vieja, mezclada con aceite, azúcar y anís, servía de base para encerrar un relleno sencillo pero sabroso. Con el paso del tiempo, la receta fue tomando personalidad propia y se consolidó como uno de los postres más esperados de las fiestas navideñas en pueblos y ciudades de Huesca.
En cada comarca se le da un nombre distinto y se añaden pequeños matices a la receta. En Barbastro, por ejemplo, se le llama pastillo; en otros lugares se conoce como radique si lleva calabaza. Lo que no cambia es su carácter festivo y la tradición de elaborarlo en familia o de encargarlo en las panaderías de confianza.
Cómo se elabora el empanadico
La masa se trabaja con harina, aceite de oliva, azúcar, anís en grano y, en algunas recetas, piel de naranja o un toque de canela. Tras reposar, se estira con rodillo hasta dejarla muy fina.
El relleno clásico es de calabaza, cortada en láminas y mezclada con azúcar, pasas y piñones. Algunos añaden canela o un chorrito de aceite para potenciar el sabor. Se coloca sobre la masa, se tapa con otra capa y se sellan bien los bordes, dejando pequeños cortes para que salga el vapor. Finalmente, se espolvorea con azúcar y se hornea hasta que queda crujiente por fuera y jugoso por dentro.
Aunque la calabaza es la versión más popular, existen variantes con manzana, espinacas, patata o incluso preparaciones saladas con carne y setas. En todos los casos, el empanadico conserva esa apariencia rústica que lo hace inconfundible.
Más allá de la receta, el empanadico es un auténtico símbolo navideño en Huesca. Muchas familias lo elaboran en casa como parte de sus tradiciones, mientras que las panaderías lo ofrecen como producto estrella de las fiestas. En algunos pueblos, incluso, se organizan concursos o talleres para transmitir la receta a los más jóvenes. Se dice que en la Hoya de Huesca “la Navidad empieza cuando llega el empanadico”.
Dónde probar el empanadico hoy
Aunque durante siglos fue un dulce casi exclusivo de los hogares, hoy se puede encontrar en varias panaderías y pastelerías de la provincia. Entre las más conocidas están la Panadería Repostería Ferrando en Siétamo, que prepara empanadicos de calabaza y manzana; Panaderías Julia en Alcampell, con su tradicional panadón; o establecimientos como Santolaria Deli en Huesca capital, que ofrecen versiones caseras de gran calidad.
También es posible encargarlos en algunos obradores con tienda online, lo que ha permitido que este postre traspase las fronteras de Aragón y llegue a aficionados de toda España.
El empanadico no es un dulce sofisticado ni de grandes técnicas de repostería. Su magia está en la sencillez: masa fina, relleno generoso y horno de leña que da el punto justo de cocción.
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