En la actualidad, es alarmante observar cómo muchos jóvenes de 18 años, una etapa crucial en la vida de cualquier persona, carecen de habilidades básicas como la multiplicación o el conocimiento geográfico fundamental que les permitiría ubicar ciudades como Barbastro, Cuenca o Burgos en un mapa. Esta situación nos lleva a preguntarnos: ¿qué se les enseña realmente en las escuelas de España?
La respuesta parece estar en una educación cada vez más centrada en las nuevas tecnologías y las redes sociales. En lugar de priorizar conocimientos fundamentales, nuestro sistema educativo parece estar enfocado en el uso de dispositivos móviles, redes sociales y plataformas como TikTok. Se está promoviendo el "postureo" en línea a expensas de habilidades básicas que son esenciales para el desarrollo humano y profesional de los jóvenes.
A la hora de preparar a los estudiantes para los exámenes, se han diseñado métodos que permiten aprobar de manera fácil y rápida. Sin embargo, esto ha llevado a que muchos jóvenes piensen que el aprendizaje es opcional, lo que ocasiona que algunos no se sientan motivados para desarrollarse académicamente hasta alcanzar edades avanzadas. ¿Es posible que estemos fomentando una cultura de la mediocridad? Los jóvenes no parecen sentir la presión de trabajar duro en sus estudios, y esto los lleva a una apatía preocupante.
Al llegar a la universidad, muchos de estos jóvenes parecen desviarse de su propósito académico. En lugar de comprometerse con sus carreras, se involucran en actividades políticas o simplemente dedican su tiempo a distraerse. Esto plantea un dilema: si ni estudian ni trabajan, ¿quiénes están financiando sus estudios? La respuesta, por desgracia, suele ser de nuevo los padres, que ven cómo sus esfuerzos económicos y sacrificios no se traducen en un futuro próspero para sus hijos.
Es evidente que la educación en España enfrenta un desafío monumental. Necesitamos cuestionar de manera crítica qué tipo de formación estamos brindando a nuestra juventud. No se trata solo de enseñarles a sobrevivir en un mundo digital; también debe garantizarse que tengan una base sólida que les permita desenvolverse en la vida real. La combinación de responsabilidad, dedicación y conocimientos fundamentales es imprescindible para forjar un futuro donde nuestros jóvenes no solo sean consumidores de tecnología, sino también creadores y pensadores críticos.
Si no comenzamos a reorientar nuestro enfoque educativo, nuestra juventud seguirá perdiéndose entre pantallas y superficialidades, mientras se ignoran las herramientas que verdaderamente necesitan para enfrentar el mundo. El futuro de nuestra sociedad depende de ellos, y es nuestra responsabilidad asegurarnos de que estén preparados para asumirlo con las competencias adecuadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario