Las fuerzas rusas destrozaron la torre de telecomunicaciones de Kiev y un edificio gubernamental de Jarkov. Son dos ejemplos, desvelados por la parte ucraniana, muy ilustrativos de cómo está evolucionando la invasión rusa: Vladimir Putin centra toda la ofensiva sobre las ciudades y los convoyes más potentes, hasta ahora en la recámara de Moscú, ya se dirigen hacia la capital. Kiev se ha convertido en el punto neurálgico del conflicto y Rusia quiere dejar completamente a oscuras a Ucrania mientras la vía diplomática, aunque estrecha, está abierta. Este miércoles las delegaciones de ambas partes se volverán a reunir en Bielorrusia después de la toma de contacto del lunes, en la que apenas hubo avances.
Putin quiere cercar y atacar con todo Kiev para acelerar el fin de la guerra porque cada día que pasa se ve más aislado. Precisamente solo en el ataque sobre la torre se contaron al menos cinco muertos. Desde el comienzo de la invasión han sido varias las ciudades al sur que han sido atacadas, lo que muchos analistas consideran una forma de aislar al país del mar Negro. En el caso de Mariúpol, las mismas fuentes afirman que la ciudad está bajo control del Ejército ucraniano, tras recibir un ataque aéreo que dejó a buena parte sin suministro eléctrico.
En la región de Sumy, al noreste del país, las autoridades ucranianas aseguran que más de 70 militares y civiles murieron en los bombardeos rusos con lanzaderas múltiples Grad, según escribió el jefe de la Administración Militar Regional de Sumy, Dmytro Zhyvytskyi. Estas muerte se sumarían a las nueve en Jarkov y los 37 heridos tras atacar más de 80 edificios.
Por otro lado, en las regiones separatistas de Donetsk y Lugansk, que llevan en guerra con el Gobierno ucraniano desde 2014 y ahora combaten junto a tropas rusas, las milicias prorrusas aseguran haber recuperado varias localidades hasta ahora en manos de Kiev. Este lunes las autoridades de Donetsk suspendieron la orden de movilización general de sus ciudadanos tras asegurar que ya habían "completado" sus fuerzas. Las autoridades rusas denuncian los constantes bombardeos de Ucrania de esta región y los supuestos "abusos por parte del régimen de Kiev durante ocho años", justificación que han usado para responder con esta escalada militar en el resto del país.
El Gobierno ruso, por su parte, denuncia que las fuerzas ucranianas establecen objetivos militares en las proximidades de edificios residenciales, escuelas y guarderías. "Durante el combate a la parte ucraniana no le molesta utilizar a los civiles como escudos humanos", dijo este lunes el ministro de Defensa de Rusia, Serguéi Shoigú, que afirmó que las Fuerzas Armadas rusas no atacan a tropas rendidas ni civiles. Cabe destacar que en los conflictos urbanos este tipo de explicaciones que excusan la responsabilidad cuando los proyectiles afectan a civiles no son nuevas, pues ya en el pasado se han podido escuchar en otros conflictos (el sirio y el afgano son dos ejemplos cercanos).
"Desde el primer día empezamos a recibir propuestas de apoyo a nuestro pueblo"
El discurso del Kremlin sigue siendo el mismo que al principio de la invasión. El ministro ruso de Defensa, Sergei Shoigu, explicó que las ofensivas militares de Moscú sobre Ucrania continuarán hasta lograr los objetivos marcados al principio de la invasión, entre los cuales está protegerse de la "amenaza militar" que supone Occidente para la región. "Las Fuerzas Armadas rusas están llevando a cabo una operación militar especial para proteger a la población de Donbás, desmilitarizar y desnazificar Ucrania", repitió Moscú, parafraseando a Putin, que dio el mismo argumento solo unas horas antes de lanzar el primer ataque.
Los ataques rusos se intensifican y Ucrania se defiende mientras sigue enviando alertas al resto del mundo, también con perspectiva histórica. "Al mundo: ¿de qué sirve decir nunca más durante 80 años, si el mundo se queda en silencio cuando cae una bomba en el mismo sitio de Babyn Yar?", sostuvo en un mensaje en redes sociales el líder ucraniano, Volodímir Zelenski, que este martes además volvió a hablar por teléfono con su homólogo estadounidense, Joe Biden. Y es que Babyn Yar es un barranco utilizado por los nazis para arrojar cadáveres durante la Segunda Guerra Mundial. Mataron allí a en torno a 30.000 judíos.
Ucrania también intenta rearmarse a la vez que responde a Rusia. De esta forma, el Gobierno de Kiev avisó este martes que en un "futuro próximo" comenzarán a llegar al país los primeros combatientes de la llamada "legión internacional" que pretende luchar contra las fuerzas rusas. "Desde el primer día empezamos a recibir propuestas de apoyo a nuestro pueblo", esgrimió el secretario del Consejo de Seguridad y Defensa Nacional de Ucrania, Oleksi Danilov.
Y todo esto tiene una dramática vertiente humanitaria: al menos 677.000 personas han escapado de Ucrania en los últimos seis días, según los cálculos del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados (ACNUR), que advierte de la que podría convertirse "en la mayor crisis de refugiados de este siglo en Europa". De hecho, la agencia está trabajando "rápidamente" para responder a la emergencia de desplazamiento, que se hace especialmente palpable en Polonia, Hungría, Moldavia, Rumanía y Eslovaquia, todos ellos fronterizos con Ucrania.
Tal es la dimensión de la crisis, histórica y cruenta, que Rusia se va quedando cada vez más sola en el escenario internacional. Ya casi nadie justifica sus acciones, aunque no se cierra del todo la vía diplomática. La imagen de esa soledad se vio en la sede de la ONU. Cuando el ministro de Exteriores ruso, Sergei Lavrov, tomó la palabra en el Consejo de Derechos Humanos, la sala se quedó vacía y Moscú le habló a la nada.
Mientras, el apoyo internacional sigue organizándose y el suministro de armas por parte de la UE alcanzará los 450 millones de euros en armamento letal y otros 50 en material no letal. España participará teóricamente con algo menos de 45 millones de euros a ese fondo del Mecanismo para la Paz, argumento esgrimido por el Gobierno para no optar por el envío directo de material militar ofensivo a Kiev para defenderse frente a la invasión rusa.
"Estamos luchando y muriendo por la libertad que ustedes tienen"
En la trastienda de lo puramente bélico, el presidente ucraniano quiso lanzar un mensaje muy duro en su intervención ante el pleno del Parlamento Europeo, que además aprobó una resolución -con 637 votos a favor- para apoyar que se otorgue a Ucrania el estatus de país candidato. "Estamos luchando y muriendo por la libertad que ustedes tienen", dijo el presidente ucraniano ataviado con su ya habitual camiseta verde y con la bandera de su país de fondo. Además, reiteró la voluntad de Ucrania de ser parte de la Unión. "Luchamos para ser miembros de pleno derecho de la UE y estamos demostrando lo que somos, la UE va a ser más fuerte con nosotros dentro", sentenció Zelenski.
"Para muchos puede ser un mal día, pero para nosotros puede ser el último", expuso con crudeza a un pleno que le ovacionó en pie durante varios minutos y con caras visiblemente emocionadas. Zelenski no quiere que Occidente abandone a Ucrania a su suerte frente a Rusia. "Por favor demuestren que la UE está con nosotros y que no nos dejará de lado. Así la vida vencerá a la muerte y la luz a la oscuridad", pidió el presidente.
La solemnidad también primó en los discursos de los líderes europeos. "El mensaje desde Europa es claro, vamos a levantarnos y no vamos a mirar a otro lado cuando aquellos que luchan en la calle se enfrentan a la gran maquina de guerra de Putin", dijo la presidenta del Parlamento Europeo, Roberta Metsola, que prometió que la UE "hará todo lo que haga falta" para ayudar a Ucrania. Eso sí, mucho más duro fue el mensaje del Alto Representante, Josep Borrell, que definió este momento como "el despertar de una UE geopolítica".
Los pasillos de la Unión envuelven un run-run que no se había visto hasta ahora: el mundo ha cambiado, y la UE también debe hacerlo. "Nadie puede mirar de lado. Nos acordaremos de aquellos que, en estos momentos solemnes, no estén a nuestro lado", dijo Borrell, quien avisó, en referencia a Putin, que "las fuerzas del mal siguen vivas" y defendió (otra vez) el envío de armas por parte de la UE a Ucrania.
Por su parte, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen, dejaron las manos tendidas a Kiev tras escuchar a Zelenski. "Estoy segura de que nadie en este hemiciclo puede dudar de que un pueblo que se levanta tan valientemente por nuestros valores europeos pertenece a nuestra familia europea", dijo la dirigente alemana, mientras que para el belga el escenario actual obliga a la Unión a ser proactiva: "Nos tocará estar a la altura del momento". Y el momento, por ahora, para Ucrania, es el sonido de tanques, misiles, balas y muertos. Hace ya una semana que todas las luces se apagaron.