Así es el yate 'Valerie', incautado en Barcelona
La nave de Sergey Chemezov, de 85 metros de eslora y un precio de 140 millones, cuenta con seis pisos, jacuzzi, piscina, zona 'wellness' y helipuerto
Es el primer yate de un oligarca ruso incautado temporalmente en España. El Valerie, de Sergey Chemevoz, máximo directivo de Rostec, ha sido decomisado de forma cautelar en el Puerto de Barcelona después de que su dueño encajara sanciones económicas en Estados Unidos y la Unión Europea. La primera nave intervenida en España cuenta con mimbres para deslumbrar, y clientes famosos.
La nave la construyó el superastillero alemán Lürssen, el Rolls-Royce de los buques de recreo. El despacho lo entregó en 2011 después de cambiarle el nombre, pues inicialmente, el barco se tenía que llamar Firebird. Con un precio estimado cercano a los 140 millones de euros, el yate de gran eslora se relacionó inicialmente con el magnate ucraniano Rinat Ajmétov, aunque finalmente se ha conocido que está vinculado de Chemezov, que lo tiene en su portafolio por medio de su hijastra, Anastasia Ignatova.
Seis pisos y 17 cabinas
Firmado por el estudio de diseño monegasco Espen Øino International --los exteriores-- y el británico Reymond Langton Design --el interior--, el Valerie presenta 85,1 metros de eslora y alcanza una velocidad punta de 17 nudos pese a sus colosales 2.400 toneladas de peso.
Los navegantes que embarquen --lo podrán hacer por el helipuerto-- se encontrarán como en casa. El barco cuenta con seis niveles, que cobijan hasta 9 suites capaces de albergar a 17 personas. Por su parte, la tripulación, formada por 27 personas, duerme en otras 13 cabinas repartidas discretamente.
Puente multifuncional
Todo ello queda por debajo de cubierta. En el puente superior, un espacio multifuncional puede utilizarse como piscina o cubierta para tomar el sol. Conecta esta zona con el punto de wellness, donde los navegantes pueden disfrutar de un jacuzzi rodeado de diván. Se trata de una de las cinco cubiertas exteriores del buque.
Todo ello queda discretamente ocultado de las miradas exteriores por la propia configuración del yate. Asimismo, las zonas técnicas del Valerie quedan tapadas, en un casco exterior diseñado como un guante para sostener el mástil y las cúpulas.
Todo hacia el bar y el restaurante
Bajo la techumbre circular se ubica el bar, que es el epicentro de la vida social del Valerie. El otro espacio es el comedor, al que se accede por un ascensor cubierto en cuero o dos escalinatas iluminadas. La zona gastronómica tiene una capacidad para 20 personas, por lo que los veraneantes pueden celebrar ágapes sin ser molestados. El espacio está decorado con una fuente interior que se ilumina de noche.
Tras las comilonas, el yate de Chemezov cuenta con una oferta de ocio suficiente para convencer. El Valerie presenta un lounge con piano de diseño curvado que se toca solo, y un espacio para masajes y tratamientos de belleza. En paralelo, la nave ofrece una sala de vapor y un hammam, decoradas con murales de extrema exquisitez. Su diseñador, Reymond Langton, compara el diseño interior con una caja de joyería. Para los aventureros, el activo cuenta con botes para salir de excursión y, por supuesto, helipuerto.
Dos suites conectadas
No obstante, la zona de reposo asegura sosiego. La creación de Lürssen tiene como master suite una habitación con balcón privado, jacuzzi y corner para desayuno. Dos cabinas auxiliares configuran un espacio para los niños y la nanny. El apartamento comunica con otra suite superior situada en el puente principal. En total, el Valerie cuenta con nueve habitaciones y otra 13 para la tripulación.
El área de descanso se complementa con la mejor tecnología para reposar. El buque cuenta con estabilizadores de quilla Quantum, los primeros del mercado, y un interior de cristal, cuero, madera y otros materiales nobles para que anfitrión y huéspedes se sientan como en casa. Cuando navega de noche, el vehículo elimina la línea de agua con haces subterráneas, lo que lo hace más esbelto a la mirada del espectador.
Hasta 13 millones al año
Todo ello, sin embargo, tiene un precio. Además de los 140 millones de coste inicial --un presupuesto que cubrió los cuatro largos años de trabajo antes de botar la nave--, se calcula que el Valerie cuesta hasta 13 millones de euros al año en mantenimiento.
Se atribuye su propiedad al entorno de Chemezov, aunque fuentes del sector recalcan que la nave ha estado en venta durante años. ¿Su último precio? "Unos 89 millones de euros, cuando antes se ofrecía por 101 millones", detallan consultores del sector a Crónica Global. La cuantía se explica porque la nave tiene una lenta depreciación. "Es casi como un diamante: no pierde valor", apostillan las mismas fuentes.