viernes, 29 de abril de 2022

La leyenda de Excalibur, incrustada en la piedra o entregada por la Dama del Lago

 

La leyenda de Excalibur, incrustada en la piedra o entregada por la Dama del Lago




La Brujula Verde   ...........  Por Jorge Álvarez  



Hay algunas espadas que han pasado a la Historia con nombre propio, caso de las dos del Cid (Tizona y Colada), la Joyeuse de Carlomagno, la Durendal de Roldán o la Zulfiqar de Alí (el yerno de Mahoma), entre otras. Pero si hay una conocida universalmente es Excalibur, el arma que convirtió en rey de Inglaterra a Arturo Pendragón al sacarla de la roca en que estaba incrustada y que, sin embargo, resulta también la menos histórica de todas. Veamos algunas curiosidades sobre ella y todo lo que la rodea.



Evidentemente, para ello habría que aclarar cuánto hay de verídico y cuánto de leyenda en la figura de su dueño. Como ya dijimos en nuestro artículo sobre la Batalla del Monte Badon, probablemente Arturo sea un personaje basado en un militar (o varios) de la etapa tardo-romana convertido en cacique local cuando Roma abandonó las Islas Británicas en el siglo V, dejándolas desamparadas ante las invasiones bárbaras. A partir de ahí, realidad y mito se funden, siendo muy difícil separarlos.

Las fuentes historiográficas no ayudan mucho. Las principales son De Excidio et Conquestu Britanniae (Sobre la ruina y conquista de Britania), una especie de sermón crítico escrito por un religioso llamado Gildas; la Historia Brittonum (Historia de los britanos), anónima aunque algunos la atribuyen al monje galés Nennio; y la Historia Regum Britanniae (Historia de los reyes de Bretaña), cuyo autor también fue un clérigo, Godofredo de Monmouth. Las tres hablan de Arturo como un personaje real, si bien hay que tener en cuenta que, salvo De Excidio, son varios cientos de años posteriores y, conformes a su época, tienen un estilo que combina lo verdadero con lo fantástico.

Excalibur aparece de refilón en el texto de Godofredo de Monmouth, que es el que introduce otras referencias que hoy nos resultan familiares, caso de su forja en Ávalon o del personaje de Merlín, por ejemplo. Pero no lo hace con ese nombre, que es galés, sino con el latinizado de Caliburnus; de hecho, es la primera fuente no galesa en hacerlo. La etimología de Caliburnus no está del todo clara. Probablemente venga de caledfwlch, que a su vez lo haría del bretón kaledvoulc’h, alusión al nombre Caledfwlch con que la espada aparecía en la antigua narración Culhwch y Olwen en manos de Llenlleawg (Lancelot, Lanzarote), un guerrero de Arturo que la empuñaba para matar al rey irlandés Diwrnach y robar su caldero mágico.




A su vez el nombre Caledfwlch derivaba del gaélico Caladbolg, que se aplicaba a una espada que, como la anterior, poseía un poder extraordinario y cuya posesión se atribuía a varias figuras heroicas de la mitología irlandesa. Fue el caso de Fergus mac Róich, personaje del Ciclo del Ulster (una antología de relatos en prosa y verso sobre héroes ulaid, cuyo protagonista principal es Cú Chulainn). La leyenda artúrica pudo haber bebido de estas historias o, al menos, surgido simultáneamente y asimilado la figura del arma.

De todas maneras, el nombre Caliburnus evolucionó hasta quedar en Caliburn y sus diversas variantes (Calabrum, Callibourc, Chalabrun, Calabrun, Chalabrum, Calibore, Callibor, Caliborne y Calliborc) quedando finalmente en Escaliborc y luego Escalibor, Excalibor y, por último, Excalibur. Algo que queda claro en fuentes francesas como la Lestoire des Engles de Godofredo Gaimar o en el Roman de Brut del poeta anglo-normando Wace, ambas del siglo XII. De esa misma época es una de las narraciones artúricas más conocidas, la de Chrétien de Troyes, en la que la espada ya se llama Escalibor. No obstante, a principios del XVI todavía encontramos denominaciones antiguas como en el Bewnans Ke (una vida del santo cristiano británico San Kea), donde aparece la espada como Calesvol.



Hay otra posibilidad: la que sitúa su origen en expresiones latinas como chalybis o ex calce liberatus, traducibles por acero y liberado de la piedra respectivamente. Sea cual sea la respuesta, vamos a pasar ahora a esa segunda cuestión, la de la piedra, igualmente interesante. En primer lugar hay que advertir de que la idea de un arma clavada en una roca era demasiado obvia y jugosa como para no plasmarse en otras leyendas; así, en plural, puesto que Excalibur no es la única que pasó por tal situación. La más antigua de la que hay noticia en ese sentido fue la clava que Hércules incrustó en el suelo sin que nadie fuera capaz de sacarla excepto él mismo (y al hacerlo empezó a brotar agua hasta formar el lago Vico) .




Pero para el tema que nos ocupa es más interesante un caso que ya vimos aquí mismo: la espada de San Galgano, que se conserva en la italiana Rotonda de Montesiepi desde el siglo XIII. Según se cuenta, la incrustó en una piedra el caballero Galgano Guiodotti cuando intentaba romperla para dejar su vida de aventuras y hacerse ermitaño. Galgano, al que luego canonizó el papa Urbano III, fue el modelo al que más tarde se asimiló Sir Gáwain, el sobrino del rey Arturo, uno de los personajes más antiguos e importantes del ciclo artúrico. Hijo de una hermana de Morgana, por tanto primo de Mordred, protagonizó su propio mito en Sir Gáwain y el Caballero Verde , un romance anónimo del siglo XV. De hecho, en las obras francesas primigenias, caso de Perceval. La historia del Grial (Chrétien de Troyes) o el Vulgata Cycle (también conocido como Pseudo-Map Cycle o Lancelot-Grail), la espada no es esgrimida por Arturo sino por Gáwain.

Asimismo, hay otra historia del ciclo artúrico con una espada metida en una piedra (o un tronco, según otra versión). Es la de Galahad, el hijo bastardo que Lanzarote tuvo con Elaine de Corbenic bajo un hechizo que le hizo pensar que estaba con su amante, la reina Ginebra. Galahad -nombre original de Lanzarote- es llevado a la corte por su padre e inocentemente se sienta en la Mesa Redonda en un sitio vacío que está reservado para quien encuentre el Santo Grial, misión que costó la vida a todos los que se sentaron allí antes.

Pero él, paradigma de pureza, tendrá éxito en la misión y Arturo le lleva hasta un río donde hay una piedra flotante con una espada incrustada y una inscripción en la que proclamaba mejor caballero del mundo a quien pudiera extraerla. Galahad lo hizo, claro.

La mención específica a una Excalibur liberada por el futuro rey aparece por primera vez en el relato Merlín, del poeta francés Robert de Boron, que vivió a caballo entre los siglos XII y XIII. Él fue quien dio al mito de Arturo una dimensión cristiana al relacionarlo con el Santo Grial, si bien en su versión el protagonista no la sacaba de una roca sino de un yunque.




El escritor inglés Thomas Malory, en su famosa obra La muerte de Arturo (en la que se basó John Boorman para su no menos célebre película Excalibur), habla de ambos elementos, un yunque sobre una piedra. En realidad, el autor recoge una segunda versión posterior francesa, la del llamado Ciclo Post-Vulgate o Roman du Graal, en el que Excalibur ya no llega así a manos de Arturo sino entregada por Nimue, la Dama del Lago (una especie de ninfa que simbolizaba la pervivencia del paganismo) cuando ya era rey.




Excalibur, como tantas otras armas mitológicas, no era normal sino mágica. En eso seguía una vieja tradición altomedieval en la que encontramos a Dyrnwyn, la espada de Rhydderch Hael (un monarca del reino británico septentrional de Alclud), que ardía si era usada por alguien indigno. O a Claíomh Solais, la Espada de Luz de la mitología irlandesa. El propio Arturo tenía una variada panoplia en la que se contaban la lanza Ron (abreviatura de Rhongomyniad), la daga Carnwennan, que podía invisibilizar a su usuario, y otras dos espadas: Clarent, que reseña el poema inglés Morte Arthure, y Seure, que el soberano confió a Lanzarote.

Los poderes mágicos de Excalibur no sólo se manifestaron en el hecho de insertarse en una roca (o yunque) ni en que fuera entregada a su portador por una ninfa, sino también en que, en la primera batalla en que Arturo la usó tras liberarla de su pétrea prisión, deslumbró a todos sus enemigos («como treinta antorchas», describe Malory).

Esas propiedades extraordinarias se extendían, curiosamente, a su vaina, que poseía facultades curativas y por eso en el relato de Malory sería robada por Morgana, hermanastra de Arturo, y arrojada a un lago para vengarse por la muerte de su amado Accolon de Galia; un acto trascendental porque Arturo morirá en la Batalla de Camlann, privado de la posibilidad de curar sus heridas. El rey fue llevado agonizante a Ávalon, la isla legendaria donde se había forjado Excalibur, que fue devuelta a la Dama del Lago, cerrándose así el círculo.











Jomsvikings, los legendarios mercenarios vikingos que formaban una hermandad militar

 

Jomsvikings, los legendarios mercenarios vikingos que formaban una hermandad militar





La Brujula Verde  ........    Por Jorge Álvarez


Dentro de esa realidad a medio camino entre la Historia y la leyenda que nos cuentan las sagas vikingas, el mundo de los guerreros ocupa un lugar especial. Es cierto que a estas alturas ya sabemos que esos pueblos no se pasaban la vida de saqueo en saqueo sino que tales acciones correspondían a un mero complemento de su economía, fundamentalmente comercial pero también agraria, siendo sus famosas incursiones algo de carácter estacional, sin demasiadas diferencias con las que hacían en casi toda la Europa medieval tanto cristianos como paganos. Pero también lo es que, como en los cantares de gesta y otros relatos épicos, las sagas centran su atención en esa faceta bélica, y una de las más interesantes en ese sentido es la llamada Jomsvikinga.

El título viene de combinar el término vikingo (cuya etimología es polémica pero parece aludir a las citadas expediciones, a los asentamientos donde habitaban los nórdicos o a su entorno geográfico) con el nombre propio Jomsborg, una fortaleza que estaría situada en el Mar Báltico y en la que habitaba una hermandad de mercenarios vikingos a los que, consecuentemente, se conoció como jomsvikings. El lugar aparece citado en varios lausavísur (poemas escáldicos) y en la citada saga, pero también en la de Olaf Tryggvason (rey de Noruega a finales del siglo X que se crió en Rusia e intentó difundir el cristianismo en su país) y en el Libro de Flatey (Codex Flateyensis o Flateyjarbók), un manuscrito islandés del siglo XIV con añadidos posteriores.



Tampoco podía faltar en la indispensable Gesta Danorum, de Saxo Gramático, que llama Julinum a ese enigmático enclave explicando que su conquistador, el rey danés Harald Blåtand, se lo cedió luego al príncipe sueco Styrbjörn el Fuerte. La saga Knýtlinga (una crónica de los monarcas daneses escrita en el siglo XIII), refrenda esa visión, al igual que la Styrbjarnar þáttr Svíakappa y la Eyrbyggja. En cambio, la saga Jomsvikinga atribuye su fundación a Palnatoke, tras recibir la tierra del soberano Vendo Burislav. Vendo era el nombre que daban los germanos a los eslavos del norte, especialmente a los sorbios, y Burislav, al que algunos identifican con el polaco Boleslao I, fue su monarca entre los años 965 y 1025 d.C.

En cuanto a Palnatoke, era como se conocía popularmente a Tord Palnason, un héroe danés, caudillo de la isla de Fyn, que convenció al príncipe Svend de Dinamarca para alzarse en armas contra su padre, el mencionado Harald Blåtand, en defensa de la religión ancestral. Claro que Palnatoke tenía sus propios motivos para odiar al monarca, pues éste, según cuenta el historiador Saxo Gramático, le obligó a disparar una flecha contra una manzana colocada en la cabeza de su hijo mientras el niño tenía que correr una ladera abajo; a más de uno le sonará esta historia por la versión suiza, la de Guillermo Tell, pues se trata de un episodio clásico que se repite en las leyendas de las regiones de cultura germánica.


Como siempre, se hace muy difícil diferenciar lo verdadero de lo fantástico, máxime teniendo en cuenta que todas las fuentes son posteriores -salvo las tres piedras rúnicas de Högby, Hällestad y Sjörup- y no se han podido encontrar pruebas materiales de la existencia de Jomsborg ni su localización exacta, más allá de deducir que estaba en lo que hoy es Pomerania. Pero la idea de una hermandad guerrera cuyos miembros se guiaban por un código, tal cual harían las órdenes militares en otras latitudes del continente poco después, es muy atractiva.

Más aún, no se trató de un caso único y cabe recordar a los bersekers, los guerreros que combatían en una especie de furibundo trance (si es que existieron realmente), o a los huscarles, los soldados profesionales que formaban las guardias reales. Así, muchos vikingos se agrupaban en las genéricamente llamadas vinkinge-lag, cada una con su normativa y que al llegar el verano (final de la temporada agraria) ofrecían sus servicios a los jarls para reforzar las expediciones que planeasen.




Ahora bien, las interpretaciones sobre Jomsborg en concreto varían bastante y hay quien cree que en realidad no se trataría más que de una parte del ejército danés integrada por vendos, que en aquellos tiempos tuvieron gran protagonismo. Frente a la saga Jomsvikinga, que considera vikingos a todos los jomsvikings, la Styrbjarnar þáttr Svíakappa insiste en esa composición mixta al contar que entre aquellos hombres había muchos procedentes del Este. El propio Harald Blåtand se casó con una princesa venda, enseñando al pueblo de ésta los secretos vikingos de la navegación que les permitieron realizar ataques a sitios como Hamburgo, Brandeburgo y Holstein.

Por esa multiplicidad étnica, aunque la hermandad fuera pagana y mantuviera el culto a los dos grandes dioses de la mitología escandinava, Odín y Thor, podría admitir jomsvikings de otros credos. Siendo mercenarios, lo primero era el negocio y por ello no tuvieron problema en ponerse al servicio incluso de señores cristianos; tampoco en eso guardaban diferencias respecto a casos habituales en otros rincones europeos, como por ejemplo la hueste del Cid, que fue contratada por Al-Muqtadir, rey de la taifa de Zaragoza.



Y eso que según la saga Jomsvikinga el proceso de selección de candidatos era minucioso, exigiéndose tener entre dieciocho y cincuenta años (únicamente un niño de doce años llamado Vagn Åkesson, nieto de Palnatoke, rompió ese esquema al derrotar al veterano Sigvaldi Strut-Haraldsson), ser de valentía probada y someterse a un holmgang, es decir, un duelo (en este caso de carácter iniciático), con un jomsviking. Por cierto, la saga dice que el episodio de la manzana de Palnatoke con su hijo era precisamente una prueba de ingreso.

Una vez admitido, el novato debía jurar el mencionado código, que incluía preceptos típicos: no pelear con los demás hermanos ni física ni oralmente (un superior mediaba en las discusiones), defenderlos y vengar su muerte, no mostrar miedo en combate, retirarse sólo ante un enemigo superior, repartir los botines entre todos, no dejarse caer prisionero, no ausentarse más de tres días de la fortaleza sin autorización, no tener familiares viviendo en ella (se ignora si podía tenerlos fuera) y sufrir expulsión por la ruptura de alguna de estas normas.

Insistiendo en la fortaleza, su base de operaciones, hay quien apunta a que estaba en la colina de Silberberg de la isla de Wolin, un pedazo de tierra de doscientos sesenta y cinco kilómetros cuadrados situada en la costa polaca del Báltico y en la que también se ha ubicado la legendaria ciudad de Vineta, un centro comercial eslavo que según la tradición se hundió en las aguas al rechazar el cristianismo pero que, si existió, probablemente fue destruido por una incursión vikinga en el siglo XII. Como tampoco hay registro arqueológico de Vineta, los defensores de su existencia la identifican con la misma Jomsborg, que habría sido construida encima. Según algunas narraciones, en su etapa de esplendor Jomsborg tenía capacidad para entre treinta y trescientos barcos en su puerto; si tomamos como más fiable la cantidad pequeña, ello significaría un número de guerreros que oscilaría entre novecientos y dos mil.

Las correrías de los jomsvikings se desarrollaron a lo largo de los siglos X y XI, con intervenciones en las guerras que enfrentaron a Noruega y Suecia por disputas dinásticas entre los años 984 y 986. Ahora bien, tras la edad dorada vivida en las épocas de Palnatoke, Styrbjörn el Fuerte, Svend I de Dinamarca, Sigvaldi Strut-Haraldsson y Thorkell el Alto, las cosas cambiaron. Se decía que la penetración del cristianismo habría debilitado a la hermandad, lo cual es inexacto porque, como dijimos antes, Harald Blåtand se había convertido ya en el año 965.




Pero la idea que prevaleció fue ésa, veremos a continuación. Los jomsvikings sufrieron graves derrotas en las batallas de Fýrisvellir y Hjörungavágr. En la primera, fechada hacia el año 984 o 985, Styrbjörn el Fuerte cayó ante su tío Eric el Victorioso al intentar arrebatarle la corona; según la tradición, el segundo se benefició de un pacto ad hoc que firmó con Odín. En la otra contienda, un año o dos después, los jomsvikings fueron vencidos por Håkon Sigurdsson de Noruega y fue su final, si bien tuvieron el canto del cisne en un último combate, el de Svolder, en el año 1000, bajo el mandato del jarl Sigvaldi Strut-Haraldsson, cuando dejaron solo a Olaf de Noruega provocando el desastre de su flota, presuntamente por su cristianismo.

Los supervivientes aún tuvieron fuerza y moral para realizar expediciones por Inglaterra, Normandía y otros territorios norteños a principios de ese siglo XI, pasando a constituir posiblemente la base del Tinglith, la guardia personal de Canuto el Grande. Sin embargo, en el 1043, el rey noruego Magnus I decidió acabar con ellos definitivamente y atacó Jomsborg, saqueando la ciudad, demoliendo la fortaleza hasta no dejar rastro y ejecutando a los supervivientes. Quizá él tenga la culpa de las dudas que nos asaltan ahora sobre el tema.















Las Instrucciones de Shuruppak a su hijo Ziusudra, el único superviviente en la historia del diluvio mesopotámico

 

Las Instrucciones de Shuruppak a su hijo Ziusudra, el único superviviente en la historia del diluvio mesopotámico






Por Guillermo Carvajal  -------   La Brujula Verde 


Desde hace mucho que los investigadores y expertos están de acuerdo en que el origen del mito del Diluvio Universal que encontramos en muchas culturas del Mediterráneo y el cercano y Medio Oriente está en la historia mesopotámica que se narra en el Poema de Gilgamesh, el cual incluye una versión del relato que es, en realidad, más antiguo.

Es la tablilla número XI la que contiene el mito del diluvio, que fue copiado por el escriba, en su mayor parte, de otro poema anterior, el Atrahasis. Curiosamente la copia de éste que ha sobrevivido es posterior a la del poema de Gilgamesh.

La historia cuenta como Atrahasis, a quien los babilonios llamaban Utnapishtim y los sumerios conocían como Ziusudra, sobrevivió a la gran inundación construyendo una nave en la que embarcó a su familia y a una pareja de cada tipo de animal. En el poema de Gilgamesh el héroe visita a Utnapishtim y este le relata esta historia y cómo consiguió la inmortalidad, que Gilgamesh también persigue.



Entre 1963 y 1989 se excavó en Irak el yacimiento de Abu Salabikh, las ruinas de una pequeña ciudad mesopotámica que floreció a mediados del tercer milenio a.C. Se encuentra a unos 20 kilómetros al noroeste del sitio de la antigua Nippur. Primero fue el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago, y desde 1975 la Escuela Británica de Arqueología en Irak quienes se hicieron cargo de los trabajos.

Entre los hallazgos realizados había más de 500 tabletas con escritura cuneiforme, sobre todo textos escolares, pero también algunas con poemas, himnos y proverbios, que están entre los más antiguos textos de la literatura mesopotámica. Una de esas tablillas es la que contiene las Instrucciones de Shuruppak.


Se trata de una recopilación de preceptos y exhortaciones que Shuruppak dirige a su hijo Ziusudra, que no es otro que el Utnapishtim babilonio y el Atrahasis acadio que acabará por convertirse en el héroe del diluvio. Las Instrucciones datan de comienzos del III milenio a.C., y se encuentran entre la literatura más antigua que se conserva.

A su vez, Shuruppak puede ser un patronímico en lugar de un nombre propio, ya que así es como se conocía a una de las cinco ciudades antediluvianas de la tradición sumeria. Era hijo de Ubara-Tutu, que aparece registrado en la mayoría de las copias existentes de la lista de reyes sugeríos como el último rey de Sumer antes del diluvio (así aparece también mencionado brevemente en la tablilla XI del Poema de Gilgamesh).

Esta tablilla encontrada en Abu Salabikh es la copia más antigua que existe de las Instrucciones, pero se han encontrado numerosas copias posteriores, lo que indica que fue un texto muy popular dentro de los cánones literarios sumerio-acadios. Una de esas copias posteriores fue encontrada ya en 1904 en Bismaya (Adab) por el Instituto Oriental de la Universidad de Chicago.



En cuanto a su contenido, se trata de consejos de un padre a su hijo por el bienestar del reino, de su familia y de él mismo, en la misma línea que las posteriores Instrucciones de Amenemope egipcias. Se divide en tres partes, comenzando cada una de ellas con una exhortación.

Algunos de los consejos de Shuruppak son eminentemente prácticos:

No debes situar un campo junto a un camino. No debes hacer un pozo en tu campo, la gente te lo estropeará. No debes comprar un burro que rebuzne, te partirá el vientre.

Pero también hay preceptos morales:

No debes jugar con una joven casada, las calumnias pueden ser graves. No debes secuestrar a una esposa; no debes hacerla llorar. No debes comer comida robada con nadie. No digas maldades, habla bien de las personas.




En general incluyen preceptos que son comunes en toda la literatura sapiencial mesopotámica, incluyendo algunos que luego aparecerán reflejados en los Diez Mandamientos y en el Libro de los Proverbios bíblico. Las palabras no debes aparecen hasta 64 veces.

El texto es repetitivo y recursivo, algo típico de la tradición oral. Las tablillas encontradas han permitido traducir una gran parte de las Instrucciones, pero la falta de fragmentos hace que todavía nos falten partes importantes del texto.

En cuanto a quién lo escribió, el propio texto indica que fue escrito por una sirvienta llamada Nisaba, y que le fue dictado por Shuruppak, hijo de Ubara-Tutu para su hijo Ziusudra. Nisaba era la diosa sumeria de la fertilidad, la caligrafía y la astrología.

 

 





















Arqueólogos alemanes hallan una ciudad de la época del Imperio acadio cerca del Estado Islámico

 

Arqueólogos alemanes hallan una ciudad de la época del Imperio acadio cerca del Estado Islámico










Arqueólogos de la Universidad de Tubinga han descubierto una gran ciudad de la Edad del Bronce cerca de la ciudad de Dohuk, al norte de Irak, muy cerca de una zona controlada por el Estado Islámico.

Arqueólogos de la Universidad alemana de Tubinga han descubierto, a tan solo 45 kilómetros de una zona controlada por el temible Estado Islámico, un asentamiento que se cree que era un puesto de avanzada del Imperio acadio. El yacimiento está situado en una pequeña aldea kurda llamada Bassetki, no lejos de la ciudad de Dohuk, en el norte de Irak.

Las excavaciones han demostrado que la ciudad fue fundada alrededor del 3000 a.C. y floreció durante unos 1.200 años. Los arqueólogos también han encontrado algunos estratos que se estiman que son del período acadio (2340-2200 a.C.), según un comunicado de la Universidad.

El acadio está considerado como uno de los primeros grandes imperios que surgieron en el mundo. Vivió su época de máximo esplendor entre los siglos XXIV – XXII a.C. en la región de Mesopotamia. Se fundó a partir de las múltiples conquistas del rey Sargón I de Acad en los territorios bañados por los ríos Tigris y Éufrates.

Los científicos llevaron a cabo los trabajos de excavación en Bassetki entre agosto y octubre de este año, que sacaron a la luz los restos del muro que defendía la parte alta de la ciudad ante posibles invasiones. Se calcula que esta gran estructura de piedra fue erigida alrededor del 1800 a.C.

El proyecto ha estado dirigido por el profesor Peter Pfälzner, de la Universidad de Tubinga y el Dr. Hasan Qasim, de la Dirección General de Antigüedades en Dohuk. Los investigadores también descubrieron unas tablillas cuneiformes asirias que datan de 1300 a.C., que revelan la existencia en la zona de un templo mesopotámico dedicado al dios del trueno y de la lluvia Hadad (Ishkur, según la mitología sumeria).

Los científicos también encontraron que la ciudad estaba dividida en varios distritos y contaba con una zona residencial con grandes casas y una especie de palacio. Los muertos eran enterrados en un cementerio en las alrededores de la ciudad. El asentamiento se conectaba con las regiones vecinas de Mesopotamia y Anatolia mediante una extensa red de caminos.

A pesar de que las excavaciones se llevaron a cabo a tan solo 45 kilómetros del territorio dominado por el Estado Islámico, los historiadores confesaron que esta circunstancia no dificultó especialmente su trabajo






Barcelona desterrará los patinetes y las bicicletas de las aceras en febrero de 2025

 Metropoli ERC y BComú validan la Ordenanza de circulación de Collboni, que marcará una regulación más estricta para los VMP en la capital c...