jueves, 5 de mayo de 2022

Convocada otra huelga en la enseñanza: cuatro días de paro en mayo y junio en la educación

 

Convocada otra huelga en la enseñanza: cuatro días de paro en mayo y junio en la educación



Serán dos días de huelga total y dos parcial, paros que llegan después de que el Comité de Huelga haya rechazado la última propuesta de la conselleria de incorporar más personal y restablecer el horario en 2024




sindicatos educación

Los sindicatos educativos de Cataluña han convocado cuatro jornadas de huelga en la enseñanza en mayo y junio de 2022. Son los días 17 de mayo, de 8 a 10 h; el 25 de mayo, todo el día; el 2 de junio, de 8 a 10 h, y el 9 de junio, todo el día. Los docentes hacen un llamamiento a detener la actividad y repetir las movilizaciones de los cinco días de huelga de marzo, y se volverán a convocar manifestaciones en las calles el 25 de mayo y el 9 de junio, los dos días que la huelga será durante todo el día. Antes, el 14 de mayo, sindicatos, estudiantes y familias también han convocado una manifestación en Barcelona en defensa de la educación pública y contra la gestión del conseller Josep Gonzàlez-Cambray.

Las convocatorias de huelga llegan después de que Educación ha decidido tirar adelante el adelanto del curso escolar 2022-23 y no se haya reducido la hora lectiva de los docentes en primaria y secundaria.

cartel huelga educación

La huelga indefinida por final de curso, sobre la mesa

Aparte de estas jornadas de paros, los representantes de los docentes tampoco descartan una huelga indefinida coincidiendo con el final del curso, tal y como ya adelantó el sindicato Profesores de Secundaria. "Nos reservamos el poder convocar más huelgas, como una huelga indefinida si se daña la situación. Es una cosa que tenemos sobre la mesa", asegura Iolanda Segura, portavoz de USTEC-STEs.

Incluso, apuntan, apuntan, la posibilidad de hacer paros también en septiembre, coincidiendo con la reanudación de las clases. "No descartamos que el inicio del curso no sea normal y romper la apariencia que quiere transmitir el Departamento de que aquí no pasa nada", dice Miquel Gonzàlez de la CGT. "Será un mayo y un junio calientes y, si es necesario, el inicio de curso también", certifica Carles Vinyalonga, de USOC.

Las protestas se repetirán después de que las negociaciones entre las dos partes se hayan detenido, con reproches mutuos de falta de diálogo. Educación acusa a los sindicatos docentes de haber bloqueado el acuerdo durante las negociaciones y también les reprocha no haberse presentado a siete reuniones consecutivas en la conselleria. Los sindicatos consideran que la conselleria no ha tenido nunca una voluntad real de negociar y llegar a un acuerdo.

Propuestas de Educación para evitar otra huelga de enseñanza

Tras la huelga de cinco días en marzo, la distancia entre lo que quieren unos y otros se volvió a hacer evidente cuando los sindicatos han ido plantando el Departament d'Educació en las sucesivas reuniones de la mesa sectorial. Criticaban que la última propuesta de la conselleria de restablecer el horario lectivo previo a los recortes no se aplicara a partir de septiembre a todos los niveles educativos.

Desde el departamento, se asegura que no puede ir más allá con las propuestas y que hay una "dificultad técnica" y también presupuestaria. Educación planteaba reducir una hora lectiva a los maestros en las escuelas a partir de septiembre, y hacer lo mismo con los profesores de instituto a partir del curso 2022-23. Una propuesta que los sindicatos rechazaron.

La propuesta de la consejería incluye volver a la carga lectiva previa a los recortes de 2012 de los maestros de primaria a partir del curso 2023-24 (23 horas lectivas semanales) y la de los profesores de secundaria a partir del curso 2024-25 (18 horas lectivas semanales). Educación también plantea reducir las ratios a P3 y P4 con la contratación de 382 docentes y un coste de 17,5 millones. En total, las medidas suponen una inversión de cerca de 495 millones de euros.

Cambray recula en el currículo y en las evaluaciones

Desde el inicio de la huelga en la enseñanza, el conseller de Educación, Josep Gonzàlez-Cambray, ha cedido en algunas de las demandas de los sindicatos. Al día siguiente de la primera jornada de huelga de educación en marzo, anunció que las escuelas e institutos que lo quieran podrán aplazar los cambios en el currículo al próximo curso. Dos días más tarde, Educación también retrocedió en el nuevo sistema de evaluación y eliminó la calificación "en proceso de logro".

En cambio, el departamento se ha mantenido firme en la voluntad de adelantar el curso escolar al 5 de septiembre.


miércoles, 4 de mayo de 2022

La amarga y olvidada pérdida en 1898 de la isla más recóndita del Imperio español

 

La amarga y olvidada pérdida en 1898 de la isla más recóndita del Imperio español






La vergüenza de Guam: Así perdió el maltrecho Imperio español su última perla del Pacífico - ABC
La vergüenza de Guam: Así perdió el maltrecho Imperio español su última perla del Pacífico – ABC

El 20 de junio de 1898, el pequeño destacamento que defendía Guam se rindió ante un gigantesco ejército estadounidense

 

Ni batallas hasta el último hombre, ni combates a ultranza para defender el que -por entonces- era uno de los últimos retazos del ya inexistente Imperio español. La forma en la que Estados Unidos arrebató Guam a los nuestros el 20 de junio de 1898 no fue heroica, al igual que tampoco lo fue la resistencia planteada por el minúsculo destacamento hispano de la isla. Al contrario de lo que acaeció en Filipinas, en este caso el peso de la realidad cayó de forma inexorable sobre los 58 militares encargados de proteger aquel perdido enclave. Los últimos de Guam eran hombres que no tenían ninguna posibilidad de victoria ante el inmenso ejército yanqui y que, sabedores de su inferioridad numérica, prefirieron capitular sin combatir. Todo, para evitar una matanza.

Pero la historia de la pérdida de Guam va más allá de una mera rendición. Habla de unos soldados totalmente olvidados por su gobierno. De unos combatientes españoles que, cuando los buques estadounidenses arribaron a la «Perla del Pacífico» (como era conocida la isla), no pudieron siquiera hacer fuego contra ellos debido a la penosa situación en la que se hallaban sus cañones.

Aquellos hombres fueron los últimos en la lista de prioridades de una España desvencijada que se agarró como pudo a las escasas posesiones de ultramar que todavía atesoraba. Un país en otros tiempos imperial que privó de armas, munición, refuerzos y hasta información a los combatientes afincados en regiones menores como Guam. No en vano, cuando los norteamericanos fondearon en el puerto de Guaján (nombre castellano de la isla hasta la aparición de los norteamericanos) los hispanos desconocían que se había iniciado la guerra entre ambos países. Nadie les había informado de ello. La situación llegó a un punto de ridículo tal que los oficiales españoles atrincherados en la isla pensaron que los primeros disparos que se hicieron desde los bajeles enemigos eran las salvas previas a una visita de cortesía.

Hacia el Pacífico

La presencia española en Guam comenzó a fraguarse allá por el siglo XVI. Más concretamente, cuando la expedición europea de Fernando de Magallanes y Juan Sebastián Elcano arribó a las Marianas en su viaje de circunnavegación del globo. Así lo desvela el Coronel del Ejército de Tierra en la reserva José Antonio Crespo-Francés en su dossier «Los olvidados de Guaján». En él, señala que los hispanos se detuvieron en la zona el 6 de marzo de 1521 para aprovisionarse de víveres y agua. Aunque aquel primer encuentro acabó en desastre (los nativos robaron una buena parte del cargamento a aquellos visitantes del otro lado de las aguas) sirvió para poner los primeros mimbres de la presencia hispana en la isla.

Fue necesario esperar casi cincuenta años para que otro navegante, Miguel López de Legazpi, tomase posesión de la isla (así como de todo el archipiélago) en nombre de España el 22 de enero de 1565. Otro siglo después se presentó en la zona el jesuita Diego de San Vitores con la intención de predicar el catolicismo ente los isleños.Este puso a aquellas islas su nombre actual de Marianas, para honrar a la reina regente, Mariana de Austria. En este punto existen controversias. Algunos autores afirman que nuestros compatriotas fueron bien recibidos, mientras que otros como el mismo Crespo-Francés son partidarios de que -aunque en un principio recibieron el cariño de los chamorros (o lugareños)- no tardaron en nacer diferencias entre ambos bandos.

Declaración de guerra
Declaración de guerra

Mosquete para arriba, espada para abajo, los españoles terminaron por imponer la paz en Guam. Al fin y al cabo, la isla (de solo 500 kilómetros cuadrados) era determinante para el Imperio, pues en ella podía hacer una parada el popular Galeón de Acapulco (más conocido como el Galeón de Manila); un bajel encargado de cubrir la ruta comercial entre Manila Nueva España. Su importancia, así como las riquezas que transportaba, hizo que llegase hasta Guaján un destacamento español dedicado a su protección.

Guam sirvió a los marineros del Galeón de Manila como plaza en la que avituallarse hasta que la ruta comercial cayó en desuso. A partir de entonces, fue una isla accesoria para España. Un pedrusco olvidado guardado por unos pocos soldados al que, quizá como castigo, se solía enviar a políticos que habían demostrado sus ideas progresistas en la Península.

Traición

Mientras los españoles de Guam vivían de forma apacible, la tensión fue creciendo a nivel internacional. Cuando el calendario marcaba 1898 las cosas no pintaban, de hecho, todo lo rojigualdas que el gobierno penínsular hubiera deseado. Para empezar, porque las revueltas locales empezaron a generalizarse en las colonias. Pero también porque Estados Unidos (un país con menos de dos siglos de historia) decidió que el norte se le había quedado pequeño y empezó a mirar hacia el exterior en busca de nuevos territorios. ¿Cuáles fueron los seleccionados? Pues los nuestros. Entre otros, Cuba, Puerto Rico y Filipinas.

Sabedores de la desesperación que generaban en la Península estas colonias y la cantidad de hombres y monedas que estaban costando a España, los norteamericanos entendieron que era el momento de apropiarse de ellas. O al menos, intentarlo. En principio los gobernantes de las barras y estrellas ofrecieron oro a nuestro país. Pero desde aquí les respondimos con una sonora negativa. Aquello cambió la forma de pensar de la nueva potencia mundial: si no podían hacerse con ellas por las buenas, lo harían por las malas. Así fue como Estados Unidos comenzó a ayudar de forma disimulada a las colonias con armas y dinero para fomentar su independencia.

La situación volvió a dar un vuelco el día 15 de febrero de 1898 cuando, en mitad de la noche, el buque estadounidense Maine (el cual había llegado a las costas cubanas en misión de paz, aunque sin previo aviso y armado) voló por los aires. Sin mediar palabra, los norteamericanos culparon de la explosión a los españoles y nos declararon la guerra. Aunque no tardó en demostrarse que todo había sido un desafortunado accidente, a Estados Unidos le vino como anillo al dedo esta catástrofe, pues gracias a ella pudo iniciar las hostilidades y preparar a sus hombres para tomar las ansiadas posesiones hispanas al otro lado del globo. Había comenzado la contienda, y los militares de la rojigualda iban a pasarlo mal si querían mantener los últimos retazos de su antiguo Imperio.

Dewey
Dewey

La tensión, sin embargo, no alcanzó a la pequeña Guam. Mientras el mundo se caía a su alrededor, la guarnición española de la isla, formada por 54 soldados y 4 oficiales, desconocía la existencia de la guerra y permanecía ajena a cualquier noticia de España. Valga como ejemplo que el último mensaje con información patria les había llegado desde Manila 10 días antes y solo afirmaba que el gobierno pensaba acercarse de forma amistosa a los Estados Unidos para evitar un enfrentamiento directo.

Por descontado, los españoles tampoco eran conscientes de que se dirigía hacia Guam un gigantesco contingente norteamericano para tomar por las bravas la región. Un ejército al mando del capitán de navío Henry Glass y que, en palabras de Crespo-Francés, se había desviado hacia la «Perla del Pacífico» tras recibir «órdenes de dirigirse a Filipinas para reforzar al almirante George Dewey».

En la actualidad existe cierta controversia entre los historiadores a la hora de enumerar las tropas que partieron hacia la isla. Las fuentes anglosajonas nos hablan de un crucero protegido (el Charleston), tres transatlánticos (el City of Pekin, el Australia y el City Sydney), 2.386 soldados y 115 oficiales. La mayor parte de ellos, voluntarios procedentes de los estados de California y Oregón.

Salvas de… amistad

Glass llegó a Guam en la mañana del 20 de junio de 1898 y declaró sus intenciones con tres andanadas de cañón. A partir de aquí la historia varía atendiendo a las fuentes. La versión más extendida es la que ofreció el capitán Pedro Duarte, el primer oficial que, según su propio relato, avistó a los bajeles norteamericanos. Este afirmó que los buques maniobraban cerca de los arrecifes de coral que protegían el puerto al sur de Agaña, la capital de la isla y principal punto de desembarco de todo Guam. Tras percatarse de lo que se les venía encima, el militar avisó de la llegada de la flota al capitán del puerto, el teniente de navío Francisco García.

García no se mostró nervioso y consideró que aquellos disparos no eran más que las salvas habituales hechas por los bajeles extranjeros al entrar a puerto. En lugar de desesperar, se limitó a llamar al doctor Romero (cirujano naval), a un sacerdote chamorro y a José Portusach (hijo de un rico comerciante de la zona). Este último, por su facilidad para el inglés. Una vez reunidos, el militar pidió prestado un bote y se preparó para dirigirse hacia el Charleston a conversar con el oficial norteamericano. Allí fueron recibidos de forma muy cortés por Glass.

Acorazados estadounidenses, en la batalla de Manila
Acorazados estadounidenses, en la batalla de Manila

Uno de los primeros en dirigirse a los norteamericanos fue el doctor quien, en virtud del reglamento militar, preguntó si había alguna novedad sanitaria en el buque. Luego tomó la palabra el teniente español, que se disculpó por no haber respondido a las salvas de saludo. Según se excusó, porque los cañones del fuerte se hallaban en un estado deplorable y podían provocar una desgracia si eran disparados. Glass no salió de su asombro y tuvo que pasar el mal trago (a nadie le sienta bien dar una noticia así) de informar al enemigo de que había comenzado una contienda entre ambos países. También desveló que el bajel había disparado munición real, aunque no con demasiada buena puntería…

Aquel encuentro fue más fructífero, en lo que a información se refiere, que las noticias que habían llegado de España. Y es que, por si fuera poco, Glass también explicó al oficial que España había perdido la mayoría de su flota en el combate de Cavite el 1 de mayo. Una contienda en la que, en apenas seis horas, el almirante español Patricio Montojo y Pasarón sufrió de primera mano la potencia naval yanqui. La cara de García debió ser todo un poema. Más sabiendo que -hacía apenas unos meses- habían solicitado a la metrópoli el envío de seis centenares de fusiles para armar a los nativos en caso de conflicto. Petición que no fue siquiera respondida.

Mala pinta

Sin más noticias que darle (como si fuesen pocas) Glass preguntó sin rodeos a García cuántos españoles defendían Guam. El español respondió también sin florituras: apenas 54 soldados, 4 oficiales y algunos chamorros. Todos ellos con munición más que escasa. A su vez, informó al mandamás enemigo de que el cañón del fuerte estaba en una situación penosa debido al salitre y a la falta de mantenimiento.

A continuación, Glass escribió en un papel las fuerzas que estaban a su cargo:

«Crucero protegido Charleston, con 2 cañones de 20 centímetros, 6 de 15 centímetros y unos 14 de otros calibres, y 600 hombres, y transatlánticos, City of Pekin, Australia y City Sydney, conduciendo una División del Ejército americano al mando del general Anderson».

Hoy se cree que el militar engrosó las cifras de hombres. Una treta entendible si con ello conseguía que el enemigo se rindiese sin presentar batalla. Cuando terminó de hacer el recuento, el norteamericano pidió al teniente español que hiciese llegar aquel mensaje al mandamás de la plaza: el general Juan Marina. Y, ya que estaba, le solicitó que le transmitiese su invitación para subir al Charleston a parlamentar sobre aquel embrollo. Así acabó la entrevista.

Isla de Guam
Isla de Guam

Viaje va, viaje viene, Marina (al que le quedaban pocos meses para jubilarse) y Glass establecieron al cabo de unas horas que se reunirían en Punta Piti, ubicada en tierra firme, para discutir la situación. Lo harían de día y en persona. La noche que siguió fue más que toledana. En las siguientes horas, el oficial español reunió a su plana mayor para discutir si plantar cara al enemigo y morir como héroes, o rendir Guam sin combatir.

Hubo opiniones para todo. Los unos usaron como ejemplo Numancia. La idea de que sus nombres quedaran grabados en los libros de historia como sucedió con los celtíberos era agradable en sus mentes. Los otros se limitaron a hacer números y señalar la imposibilidad de defender la colonia ante un ejército que (según creían) podía desembarcar a más de 5.000 combatientes en la región. Al final triunfó la lógica y se estableció que tocaba plegarse.

Rendición sin condiciones

La mañana siguiente, con el rabo entre las piernas (pero sabedor de que no quedaba otro remedio) Marina acudió a la cita junto con DuarteGarcía y Romero. Los estadounidenses hicieron lo propio, aunque sin Glass, que temía una emboscada hispana. Así lo confirman León Arsenal y Fernando Prado en «Rincones de historia española». El militar llegó a eso de las nueve y media a la zona acordada portando en sus manos el siguiente mensaje:

«Al salir de América, mi Gobierno me ordenó que tomara posesión de esta isla. Es preciso que se rinda usted con todos los oficiales al servicio de España y que entreguen las armas, municiones y banderas. El oficial portador de esta carta tiene órdenes de esperar solo treinta minutos».

Marina trató de engatusar al norteamericano. Quizá pensaba que, en cualquier momento, llegaría ayuda de la misma metrópoli que les había olvidado. Pero nada de nada. Cuando pasaron los treinta minutos de rigor, entregó su rendición:

«Sin defensas de ninguna clase, ni elementos que oponer con probabilidad de éxito a los que usted trae, me veo en la triste precisión de rendirme, bien que protestado por el acto de fuerza que conmigo verifica y forma en que se ha hecho, pues no tengo de mi Gobierno de haberse declarado la guerra entre las dos naciones».

Lo que vino a continuación se sucedió en un abrir y cerrar de ojos. En cuestión de horas, los oficiales fueron detenidos y llevados como prisioneros de guerra al Charleston. A continuación, una compañía del regimiento de Oregón fue la encargada de desembarcar para desarmar primero a la guarnición española y a la fuerza de auxiliares chamorros, e izar luego la bandera estadounidense. Los nuestros fueron llevados poco después al buque City of Sydney, donde permanecieron hasta que fueron entregados a los rebeldes indígenas de Filipinas. Una vez firmada la paz, fueron liberados.

Así, de esta guisa, fue como perdimos la «Perla del Pacífico», vendida posteriormente cuando nos percatamos de que ya poco podíamos hacer allí. Aquel día, más de tres siglos de presencia española en la isla acabaron de un solo golpe.



Temibles caballeros cubiertos de hierro: el arma secreta de España para doblegar al islam

 

Temibles caballeros cubiertos de hierro: el arma secreta de España para doblegar al islam










El historiador José María Manuel García-Osuna y Rodríguez publica ‘El rey Ramiro II, el Grande de León’, un ensayo histórico en el que se zambulle también en la importancia del Reino de León

Charlar con José María Manuel García-Osuna y Rodríguez es disfrutar de una visita guiada a través del pasado de la España medieval. De voz potente y tono grave, el historiador y médico es también un artista capaz, con solo algunas palabras, de pintar el pasado peninsular. Las cinco muescas en forma de libros –todos ellos, de historia– que atesora su currículum así lo atestiguan. Aunque hoy atiende a la llamada de ABC para hablar de su último ensayo: ‘El rey Ramiro II, el Grande de León’ (Alderaban/Alfonsipolis). Una obra con la que promete demostrar la importancia del «mejor monarca de Europa» y poner en valor, como él mismo señala, el pasado de Reino de León. Todo ello, con la sabiduría que le otorgan años de estudio y un criterio muy particular. «Soy un historiador subjetivo. ¿Fue objetivo Polibio cuando escribió sobre Cartago después de ver cómo la quemaba Escipión Emiliano? La objetividad es una estupidez, lo que hay que ser es riguroso, no inventar y ceñirse a los textos», sentencia.

Sorprende que Ramiro II (898-951) ascendiera al trono a pesar de no ser el primogénito…

A la muerte de Ordoño II, el gran rey de León, el hijo mayor, Sancho Ordóñez, recibió como herencia el territorio de las Galicias supeditado al Reino de León; el segundo, Alfonso IV el Monje, recibió ‘sensu stricto’ el Reino de León y el más pequeño, Ramiro II, que gozaba de las simpatías de su padre, los alrededores de Coimbra. Hasta aquí lo normal por el sitio que ocupaba. Sin embargo, los avatares de la vida le pusieron en un lugar que no esperaba.

Para empezar, Alfonso IV era una persona mística y Sancho Ordóñez tenía pocas apetencias y aspiraciones. Además, Ramiro II fue el único de los tres que tuvo hijos. El azar quiso también que, por un lado, muriera Sancho Ordóñez, lo que provocó que el Reino de Galicia pasase a depender de la corona leonesa. Y, por otro, que Alfonso IV se casara con una bella infanta pamplonesa que murió poco después. Él entró en una depresión y se le ocurrió, por presión cortesana y moral, retirarse al monasterio de Sahagún y entregar todos los dominios a Ramiro.

¿Regresó después para reclamar el trono desde aquel monasterio?

Sí. Los hijos de Fruela II, hermano pequeño de Ordoño y su sustituto durante dos años hasta que murió de lepra, presionaron a Alfonso IV para que saliera del monasterio y exigiera a Ramiro II, en el trono desde su llegada de Viseo –capital del territorio portucalense–, que le devolviera sus posesiones. Este fue el último intento de Alfonso IV de regresar a la capital imperial, porque, en efecto, el título que tenían entonces los monarcas de León era el de ‘Emperador’.

¿Cómo acabó este intento?

Acabó con la derrota de él y de sus primos a manos de Ramiro II, muy sorprendido por la veleidad intelectual de Alfonso IV. Ramiro les sacó los ojos a todos por alta traición, les afeitó el pelo (la decalvación acarreaba automáticamente la pérdida del trono) y los encerró en el monasterio de Ruiforco de Torio. ¿Fue algo terrible? Si, pero podemos poner los ejemplos más cercanos de MaoHitler Stalin. Tres ‘angelitos’, nótese la ironía, que hicieron todo tipo de tropelías en el siglo XX.

¿Cómo era físicamente Ramiro II? Sorprende que las crónicas se refieran a su nariz aguileña…

La nariz aguileña provenía de su abuelo, Alfonso III el Magno, rey de León y de Oviedo. Está claro que aparece así en el Tumbo de la Catedral de Santiago (la documentación de los reyes). Pero yo no creo que sea un insulto, lo veo más bien como un calificativo. Los cronistas musulmanes lo llamaban el narizotas o el narigudo, lo que deja claro que ese rasgo les sorprendía. De su altura no tengo ni idea. Y eso, a pesar de que tengo recogida y contrastada la estatura de más de trescientos personajes desde la antigüedad hasta la edad contemporánea. Es una pequeña ‘deformación’ de mi segundo trabajo: médico. En todo caso, lo que sí sabemos es que era moreno y que tenía cierto atractivo. Era también un hombre de una capacidad de trabajo gigantesca, de una actividad constante.

¿Cómo era la situación en la península? Pareciera que hubiera una suerte de guerra civil entre cristianos…

En ese momento hay un hecho central. Los reyes de León tenían a algunos condes castellanos como los de Burgos, que pensaban más en sus intereses que en los de la Reconquista, poniéndoles palos en las ruedas. Con todo, no es que ellos no aceptaran la preminencia del rey (no existía ningún conde independiente de Castilla), pero sí crearon problemas, pactaron con el islam a traición y retrasaron el avance. Yo, que tengo toda la diplomatura de los condes Fernán González, García Fernández, Sancho García y García Sánchez te puedo asegurar que en ningún momento se habla de Fernán González como independiente. Incluso su nieto rubricaba los mensajes “reinando mi señor el rey Bermudo en León”.

¿Por qué esa animadversión entre Ramiro II y el conde Fernán González?

Fernán González, como dicen los jóvenes cursis, está hiper subrayado. En la alta Edad Media el concepto del honor y los juramentos eran muy importantes. Él era un conde que iba constantemente a León y pasaba por el aro dentro de la curia regia o del aula regia de la corona leonesa. Pero, cuando pasaba por el Pisuerga y el Carrión, se le olvidaba lo que había prometido. Eso, desde el punto de vista de un historiador, se llama felonía. No tenía ética. Fue un personaje que utilizó las malas artes para enfrentar a los hijos con Ordoño II y, luego, apoyó a uno u otro según su interés. Pero quiero dejar claro que no estoy a favor de que le quiten las estatuas, como sí aprueban otros cretinos con otros personajes, porque forma parte de la historia.

¿Cómo acabó el enfrentamiento entre estos dos personajes?

Ramiro II lo encerró por alzarse contra él junto al Conde de Saldaña. A uno en Luna y a otro en León. La Crónica de Sampiro añade que se “alzaron con saña”, de hecho.

La leyenda de la campaña de Huesca
La leyenda de la campaña de Huesca – ABC

En su libro afirma que la caballería pesada como tal nació en León gracias a Ramiro II

Sí. Lo que Oliver Cromwell llamaría los ‘Ironsides’ fueron vislumbrados por Ordoño II y materializados por Ramiro II. Fue un adelanto enorme que consistía en forrar de hierro a los caballos. Aunque había que tener cuidado a la hora de poner en práctica esta idea. Un ejemplo en negativo fue Alfonso VIII de Castilla quien, siglos después, hizo cabalgar a estos jamelgos al trote desde Toledo hasta Alarcos. Cuando llegaron a su destino estaban exhaustos y los musulmanes los derrotaron porque no podían ni con los calzones.

¿Fueron utilizados en Simancas?

En efecto. La batalla de Simancas fue la más importante de la Edad Media, la ‘number one’, como dirían hoy. En ella esta caballería aplastó a las tropas de Abderramán III, un presuntuoso que llamaba a su ejército “el de la suprema omnipotencia”. Algunos cronistas hablan de hasta 80.000 muertos. Me parece muchísimo, pero sí que es cierto que fallecieron miles de musulmanes frente a unos pocos cientos de cristianos gracias a un planteamiento magnífico de Ramiro II.

El rey sabía que aquella contienda era el ser o el no ser. Si hubiera perdido, la Reconquista se habría vuelto a situar en las montañas asturianas. En cambio, la repoblación llegó hasta Talavera de la Reina. Incluso se entró en Madrid y se repobló Salamanca. Por tanto, el planteamiento militar fue clave. En ella participaron varios condes importantes a las órdenes de un Ramiro II que, por cierto, no perdió ni una batalla. Por eso le llamo el invicto. La única derrota que tuvo fue no haberle suavizado el cuello a Fernán González. Y mira que se lo aconsejamos en León, pero no nos hizo caso.

Califica a Ramiro II como el mejor monarca de Europa

Es el rey número uno de la primera mitad del siglo X. Está documentado. Años después, el obispo Liutprando de Cremona lo citó como el hombre clave de la Reconquista gracias a Simancas y el enemigo más destacado del islam. Es decir, que la batalla llegó hasta Europa. Los mismos musulmanes le llamaban ‘el Diablo’ o ‘el Tirano’, lo que demuestra que les causó problema. No tuvo parangón en Europa. Las repoblaciones que organizó fueron determinantes.

¿Cuál ha sido la importancia del Reino de León en la historia de España?


El Reino de León es el antecesor, el adelantado, de todos los comportamientos sociales de la Alta Edad Media. Por ejemplo: la foralidad nació en León con Alfonso V. ¿Y qué es la foralidad, las leyes locales? No. Eran leyes donde se lograba sacar a los ciudadanos del influjo furibundo de la nobleza. El feudalismo en España fue casi microscópico gracias a los reyes de León. En segundo lugar, la importancia de las mujeres en el Reino de León era tan fuerte que su titularidad era ‘Señorío de mujeres’. Y no digamos a posteriori las hermanas de Alfonso VI, Urraca y Elvira, educadas con la misma categoría que el propio Alfonso, Sancho II y García.

León, de hecho, fue la cuna del parlamentarismo…

En el verano de 2013 la Unesco decidió que las Cortes del Reino de León de 1188, con Alfonso IX, eran Patrimonio de la Humanidad por ser la cuna del parlamentarismo. Eso es un hecho por mucho que no le guste a algunos pseudohistoriadores que han inventado la parafernalia de que el parlamentarismo nació en Burgo de Osma. Desgraciadamente para ellos no han podido demostrarlo porque no han presentado ni un documento. A cambio, existen cinco diferentes que han corroborado que nació en León. Y todos ellos, por cierto, de fuera de la ciudad.

Ramiro II, rey de León
Ramiro II, rey de León – ABC

¿Por qué los llama pseudohistoriadores?

Porque son falsos. Es indudable que en Burgo de Osma se reunieron las cortes con Alfonso VIII de Castilla. Pero, aunque hubiera ciudadanos, no está demostrado que participaran. Algo que sí hicieron en León. A las Cortes de León, además, los ciudadanos acudieron para legislar. En Burgo de Osma, en cambio, se reunieron para dirimir algo que hoy se podría tratar en ‘Sálvame’: si la Infanta Berenguela, la hija de Alfonso VIII, se casaba con Conrado de Hohenstaufen. No voy a decir nombres, pero cada cual que se sienta aludido cuando me refiero a pseudohistoriadores de Burgos.

¿Cuál es el mito más grande que rodea a Ramiro II?

La parafernalia que se ha hecho del castellanismo y la invisibilidad del reino de León. Miras la bandera del Estado y hay algo al lado del castillo, a mano derecha, que los españoles no saben qué es… Cuando se habla de León parece que se habla de la ciudad. Y no. La corona leonesa estaba formada por Asturias, Galicia, Extremadura y el llamado País Leonés. En muchos momentos hay que añadir también las Castillas, Saldaña, Monzón… Lo que me escuece es la cantidad de textos que hay sobre Fernán González, que estaba muy por debajo del comportamiento del rey. Y me parece llamativo también que en el escudo de Madrid no haya un león a pesar de que Ramiro II la conquistó a los musulmanes y, después, Alfonso VI de León.

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