Henry Every, el misterio del pirata más buscado y jamás encontrado
El pirata inglés robó parte del tesoro del emperador de la India en 1695, el mayor ‘golpe’ de la edad dorada de la piratería
Aunque nunca alcanzó la misma fama que otros piratas icónicos como Barbanegra o William Kidd, Henry Every fue uno de los que tuvo mayor impacto histórico. En septiembre de 1695, se hizo con el buque insignia del entonces hombre más rico del mundo en ese momento, el emperador mogol de la India Aurangzeb, lo cual no sólo le resultó muy lucrativo sino que también tuvo grandes repercusiones para el comercio exterior del Reino Unido
A pesar de que sus crímenes en el Mar Rojo dieran lugar a la primera orden de caza y captura internacional y al primer juicio del siglo XVII, quizás lo más sorprendente de su historia es que no le valieran ni su muerte ni su captura.
Para el historiador E.T. Fox esto es lo que más lo destaca a Every de sus contemporáneos. “Casi todos los piratas más famosos de la llamada ‘edad de oro de la piratería’ (aproximadamente 1690-1730) tuvieron finales traumáticos. Muchos fueron capturados y ejecutados como el capitán Kidd; otros, como Bartholomew Roberts y Barbanegra, murieron en la batalla con la Marina Real; algunos murieron solos, abandonados en una isla desierta o asesinados por su tripulación amotinada”, apunta en su libro King of the Pirates: The Swashbuckling Life of Henry Every y agrega que “Ninguno de ellos tuvo tanto éxito como Henry Every”.
Por su parte, Steven Johnson afirma en su libro Un pirata contra el capital (Turner), que “Esa generación de la edad de oro –Barbanegra, Samuel Bellamy, Calico Jack– se inspiró mucho en los crímenes de Henry Every y las leyendas que giraban a su alrededor”, y asegura que “Aunque Every no es tan famoso hoy en día como esas figuras icónicas de la edad de oro, tuvo un impacto más significativo en el curso de los acontecimientos mundiales”.
Se sabe muy poco de Henry Every; se desconoce cuándo nació e incluso se duda de su verdadero nombre
No es mucho lo que se sabe sobre la vida temprana de este pirata. Tal como apunta Johnson en su libro, la mayoría de los especialistas coincide en que nació cerca de Plymouth (Devonshire, Inglaterra) a finales de la década 1650, con lo que el gran golpe se habría cometido alrededor de sus 40 años.
Aunque la única carta que conserva su puño y letra fue firmada como “Henry Every”, tampoco se sabe cómo se llamaba en realidad. Hay especulaciones sobre si en verdad se su apellido se deletrea Avery, o en su momento incluso circularon otros nombres como Benjamin Bridgeman.
Tal como apunta el autor, las primeras referencias claras sobre Every son su alistamiento juvenil en la Marina Real durante su adolescencia y posteriormente la que da un agente de la Royal African Company, Thomas Phillips, quien informa en 1693 que había comenzado su carrera como comerciante de esclavos. Al año siguiente, reaparece en los registros históricos como primer oficial del barco Charles II de la empresa británica Spanish Expedition Shipping, que tenía por objetivo enriquecerse rescatando tesoros de los barcos españoles hundidos en el Caribe.
La tripulación de la que formaba parte Every zarpó desde Inglaterra con la intención de hacer una parada estratégica en La Coruña para aprovisionarse y realizar algunos trámites antes de dirigirse hacia las Indias Occidentales. Sin embargo, la primera parte del viaje se postergó por varios meses. Varados en España, los tripulantes no habían recibido su salario y comenzaron a desesperarse. Every supo capitalizar la situación en un motín y en la fuga del barco.
Every, un marinero de la Spanish Expedition Shipping, se amotinó, tomó el control de su barco y zarpó hacia Madagascar
Según un testigo de este hecho citado por Johnson en su libro, una vez en mar abierto, Every habría dicho a los tripulantes de la nave: “Ahora yo capitaneo este barco (…) Hemos puesto rumbo a Madagascar, y mi intención es acumular fortuna para mí y para los valientes compañeros que se me unan”. Quienes quedaron a bordo del barco se convirtieron a partir de ese momento en piratas y el Charles II pasó a llamarse The Fancy (elegante o lujoso).
La isla de Madagascar resultaba tentadora porque, además de ser conocida como un refugio para piratas, constituía una buena base para realizar ataques a los barcos tesoreros que peregrinaban a La Meca por el océano Índico. Antes de llegar allí, los tripulantes del Fancy asaltaron a tres barcos mercantes ingleses en las islas de Cabo Verde, y continuaron su rumbo por la costa de Guinea, donde aprovecharon la apariencia de navío mercante que tenía el Fancy, para engañar a los locales, secuestrar y vender a algunos de ellos como esclavos.
Durante los primeros meses de 1695 que pasaron en Madagascar, la tripulación del Fancy realizó mejoras que le dieron una gran velocidad y agilidad al barco. También se enfrentó y saqueó a dos corsarios daneses y más tarde a uno francés.
Para cuando llegó el verano, y ya con más de 150 hombres a bordo, Every puso la mira en su plan maestro. La verdadera riqueza estaba en los barcos que peregrinaban a La Meca por el Mar Rojo. En concreto, en la flota del emperador mogol que ocupaba hace treinta años el trono en la India, Aurangzeb.
Una alianza de seis capitanes pirata coincidió en la caza del barco con la fortuna de Aurangzeb
Esta ruta resultó ser un lugar de encuentro entre una abrumadora cantidad de piratas de la época. Seis capitanes con sus barcos coincidieron con Every en este punto del mapa. “Esos más de cuatrocientos piratas reunidos en junio en Bab el-Mandeb bien podrían representar la mitad de todos los piratas del mundo en ese momento de la historia”, dice Johnson. Dispuestos en el mismo lugar y con el mismo objetivo, decidieron forjar una alianza bajo el mando del capitán del Fancy.
Henry Every pasó de comandar un barco a liderar una flota. Después de perder algunas oportunidades fallidas durante su persecución al convoy del emperador, los piratas consiguieron apoderarse del barco escolta Fath Mahmamadi con las más de 60.000 libras esterlinas en oro y plata que cargaba (equivalentes a cinco millones de dólares de hoy, según apunta Johnson en su libro).
Unos días más tarde, atacaron al buque insignia del emperador, llamado Ganj-i-Sawai, que en persa significa tesoro excesivo. Algunas estimaciones hablan de unas 200.000 libras esterlinas de la época, que serían casi veinte millones de euros de hoy. “Independientemente del cálculo, el atraco (…) figura como una de las operaciones más lucrativas de la historia del crimen”, dice Johnson.
Sin embargo, los piratas no se dieron por satisfechos con las riquezas que encontraron. Según la versión de los hechos que aparecería más tarde en boca de los baladistas y los panfletos repartidos en Londres, Every se habría enamorado de una nieta del emperador que se encontraba a bordo. Algunos llegaron a afirmar que el capitán le pidió la mano. En cualquier caso, se trataba de un relato idealizado de los hechos, que aseguraba que nunca se había faltado el respeto a las mujeres a bordo. Pero esta no fue la única versión.
Las primeras versiones hablaron de que Every se enamoró de la nieta del emperador, pero la realidad casaba más con una violación
“El hecho de que la visión popular de Every como pirata enamorado (…) se viera contestada supuso en sí mismo un cambio significativo en la relación entre Inglaterra y la India. Los marinos europeos llevaban al menos dos siglos cometiendo bárbaros crímenes en partes remotas del mundo, desde las sangrientas razias de Drake en las ciudades portuarias de América Central hasta el genocidio perpetuado por los holandeses (…) en la actual Indonesia. Sin embargo, las historias de esas atrocidades rara vez llegaban a las capitales europeas”, explica Johnson.
En este caso, sin embargo, sí que hubo una narrativa que rompió con el relato romántico de los hechos. Mientras que las víctimas de los holandeses en Indonesia a principios del siglo XVII no habían tenido recursos o herramientas de denuncia, en esta oportunidad “Henry Every había abordado un barco, propiedad del hombre más rico del mundo, que, además, dirigía un inmenso aparato estatal que rivalizaba con cualquiera de los gobiernos de Europa”, apunta Johnson en su libro.
Según afirmaron los sobrevivientes, después de abordar y controlar el barco, los piratas se dedicaron a asesinar y a torturar a pasajeros para que les dijeran dónde se encontraban partes del tesoro. Además, se dedicaron a violar durante días a varias pasajeras que había a bordo, incluidas familiares del emperador.
Una vez que el Ganj-i-Sawai llegó a Surat, la noticia despertó la ira. Los piratas bajo no sólo habían robado las fortunas del emperador, también habían violentado a sus mujeres mientras participaban del peregrinaje más sagrado para la fe musulmana. No habían cometido un simple crimen, sino también un sacrilegio. Incluso, sus acciones se llegaron a interpretar como un acto de guerra.
El ‘golpe’ de Every amenazó con desestabilizar los equilibrios políticos en la zona lo que motivó que los británicos se lanzaran a su caza
Aurangzeb respondió a los hechos con el arresto de altos cargos de la Compañía Inglesa de las Indias Orientales, que creía que habían conspirado contra él. Para la Compañía, la primera sociedad anónima de la historia, que había hecho una fortuna a partir de la importación de tejidos de calicó y chintz de la India, Every se convirtió en una gran amenaza, ya que puso en crisis la estabilidad geopolítica que necesitaba en la India para su prosperidad comercial.
Para intentar preservar sus acuerdos comerciales, se compensó a Aurangzeb por lo robado, se prometió llevar a los piratas ante la justicia, y tanto el Gobierno como la Compañía pusieron a sus agentes y buques al servicio de la búsqueda de los piratas, ofreciendo una gran recompensa por su captura. Henry Every se convirtió rápidamente en el hombre más buscado del Reino Unido, pero su paradero jamás fue descubierto.
Lo único de lo que se tiene constancia después del gran atraco es que los piratas se dividieron el botín y partieron para las Bahamas. Unos pocos fueron encontrados y ejecutados, mientras que la mayoría huyó a Europa o a las colonias americanas. De Every no se supo nunca nada más. El misterio que marcó su infancia lo acompañaría hasta el final.
“Las neblinas que empañan el nacimiento del marino de Devonshire son casi tan espesas como las que rodean a su muerte”, dice Johnson y explica que el pirata se convirtió en una leyenda de su época y, como tal, en héroe para algunos y villano para otros. “Fue un amotinado, un líder de la clase trabajadora, un enemigo del Estado y un rey pirata. Y, al final, se convirtió en fantasma”, sentencia.