Atacan sedes diplomáticas en Barcelona, Berlín y Atenas en protesta por la situación de un preso terrorista en huelga de hambre
Los recientes atentados contra varias sedes diplomáticas italianas situadas en Atenas, Berlín y Barcelona han encendido las alarmas en Italia y han provocado un enfrentamiento entre la oposición y el Gobierno presidido por Giorgia Meloni, que rechaza la reforma del 41-bis, un régimen carcelario extremadamente duro, que en el país transalpino se aplica a casos excepcionales, la mayoría relacionados con la mafia o el terrorismo.
La huelga de hambre protagonizada por el preso anarquista Alfredo Cospito ha abierto en Italia el debate en torno al estricto régimen de aislamiento carcelario en el que se encuentra el reo. Cospito, que lleva más de 100 días en huelga de hambre, cumple una condena de 20 años por haber perpetrado varios atentados sin víctimas mortales. Se le acusa, entre otros delitos, de haber colocado una bomba contra una academia de carabinieri en Turín. Encarcelado desde hace seis años en una prisión de máxima seguridad de Cerdeña, en mayo fue trasladado al 41-bis. Desde entonces, los actos violentos por parte de grupos anarquistas para exigir la abolición de este régimen, que implica el aislamiento casi total, se han intensificado.
«El 41-bis no se toca», dijo tajante el ministro de Justicia, Carlo Nordio, en una rueda de prensa celebrada ayer junto a los titulares de Exteriores, Antonio Tajani, y del Interior, Matteo Piantedosi. Casi al mismo tiempo, la Cámara de los Diputados tuvo que suspender la sesión en la que se debatía la creación de una comisión antimafia, después de que se produjera un duro enfrentamiento en el hemiciclo cuando el diputado de Hermanos de Italia Giovanni Donzelli recordó la reciente visita a la cárcel de algunos miembros del Partido Democrático (PD) para conocer las condiciones de salud del líder anarquista. Donzelli aseguro que la mafia «está utilizando» al «terorista Cospito para que el Estado ceda en el 41-bis» y exigió al PD que aclarara si «la izquierda está del lado del Estado o de los terroristas y la mafia». Una acusación que provocó la protesta formal de la oposición.
Este lunes Cospito fue trasladado desde Cerdeña a la cárcel de máxima seguridad de Opera, en Milán, que posee una estructura sanitaria adecuada para poder hacer frente a los problemas de salud del preso, que ha perdido más de 50 kilos desde que comenzó la huelga. Sin embargo, el Ejecutivo asegura que no cederá al «chantaje» de los anarquistas. El Gobierno prestará «máxima atención al estado de salud» de Cospito, pero es «impensable» que se «cambien las condiciones de detención» porque «si lo hacemos, mañana podremos encontrarnos con cientos de mafiosos actuando de la misma manera», aseguró el ministro de Justicia.
Por su parte, el responsable de Exteriores advirtió de que existe «una campaña internacional anarquista» contra las instituciones «en Italia y el extranjero». Y puso como ejemplo el reciente ataque contra el consulado italiano en Barcelona, que el sábado apareció con pintadas reivindicativas y diversos destrozos. Una acción que fue reivindicada por organizaciones anarquistas italianas. Tajani aseguró que el Estado «no se doblegará ante las amenazas y los chantajes de violencia de ningún grupo», al mismo tiempo que subrayó la necesidad de «fortalecer el sistema de defensa de la red diplomática italiana en el exterior» para hacer frente a los ataques y las amenazas contra «embajadas y consulados». El temor del Gobierno es que los ataques contra sedes institucionales en el extranjero acaben uniendo «frentes antagonistas» para «compartir una batalla», subrayó el ministro del Interior, Matteo Piantedosi, en alusión al crimen organizada.
El sábado, la Policía detuvo en Roma a más de 40 personas durante una manifestación en la que resultó herido un agente. Los altercados se multiplicaron en otras ciudades del país, como Milán y Turín, donde los manifestantes prendieron fuego a un repetidor eléctrico que apareció con la inscripción: «Cospito fuera». Las protestas coincidieron con los ataques solo unas horas antes contra las sedes diplomáticas italianas en Barcelona y Berlín, donde los anarquistas quemaron el coche de un funcionario de la embajada en la capital alemana.
El lunes el Ejecutivo celebró un Consejo de Ministros para analizar el caso de Cospito, pero la primera ministra advirtió de que ninguna acción violenta conseguirá «intimidar» a las instituciones. «Y menos aún si el objetivo es flexibilizar el régimen de detención más severo para los responsables de actos terroristas», aseguró Meloni en un comunicado.
Barcelona y Berlín son solo los últimos objetivos de una larga lista de acciones violentas protagonizadas por grupos anarquistas para protestar por las condiciones de la detención de Alfredo Cospito. En diciembre, la víctima fue la residencia en Atenas de la consejera de la misión diplomática italiana en Grecia, Susanna Schlein, hermana de una exponente del PD, cuyo coche fue quemado.
Mientras el Parlamento se divide ante la ofensiva lanzada por los anarquistas, un grupo de artistas italianos lanzó un llamamiento al ministro de Justicia para que intervenga «antes de que sea demasiado tarde» para salvar la vida de Cospito, al que «acusan de un atentado que no causó víctimas».