La quinta ola de contagios por coronavirus finalmente ha hecho su explosión en España. Con una gran diferencia con respecto de sus predecesoras: es la madre de todas las olas si se analizan los datos de su arranque. Es la escalada que más rápidamente ha crecido desde que se declaró la pandemia en marzo de 2020.

Esta quinta ola está afectando sobre todo a jóvenes, y ha tenido como estandarte el macrobrote de Mallorca, donde cientos de estudiantes que hacían viajes recreativos por el fin de curso acabaron dando positivo. 

El incidente ha terminado dando origen a otro lío judicial, cuando un juez declaró que más de 200 jóvenes que estaban siendo retenidos en un hotel covid de Palma tenían el permiso de regresar a sus domicilios en la Península, y las autoridades tuvieron que organizar un traslado con barco burbuja incluido.

El arranque de la quinta ola comenzó el pasado 22 de junio, cuando se alcanzó el punto más bajo de la llamada cuarta ola, con una incidencia acumulada a 14 días de 92,25 casos por cada 100.000 habitantes. Una olita, la cuarta, que apenas tuvo impacto en España gracias, entre otros factores, a la campaña de vacunación. 
Desde ese 22 de junio hasta este lunes han pasado 13 días, en los que la incidencia ha subido hasta los 204,16 casos, registrando un incremento porcentual de un 121,3%, el arranque de ola más rápido que se ha registrado. Solo entre el viernes y el lunes, la incidencia creció en un 33%.

El dato no se puede comparar con la primera ola, que fue una época en la que la deficiente recolección de datos y las pocas pruebas que se hacían ponen en tela de duda la verdadera dimensión de los contagios. Con los números disponibles a día de hoy, la incidencia habría subido en más de un 7.000% en la primera quincena de marzo de 2020.

Pero estos primeros 13 días de la quinta ola sí se pueden comparar con los arranques del resto de las olas. A continuación se hace esa comparativa, algunas veces a 13 días y otras a 14, cuando el periodo se cumple en fin de semana y no hay datos disponibles.

Segunda ola

Tras terminar el más severo de los confinamientos vividos hasta hoy, España entró en un proceso de desescalada que culminó en el verano. El 26 de junio de 2020 la incidencia bajó hasta el testimonial 7,74 casos por cada 100.000 habitantes, y hubo algunos días en los que no se registraron muertes. A partir de ahí, el número de contagios comenzó a subir poco a poco, pero de forma constante. 

De hecho, a finales de septiembre la curva comenzó a registrar un leve descenso, y parecía que la ola se iba a terminar ahí. El 5 de octubre hubo una incidencia de 254 casos, y a partir de ahí comenzó a registrarse un fuerte incremento camino del pico de la ola. Catorce días después, el lunes 19 de octubre, la incidencia llegó a 312,22 casos, un crecimiento del 22,9%. 

Un crecimiento que alarmó a las autonomías, que comenzaron a decretar cierres perimetrales y a hacer llamamientos para que se cancelaran los viajes y las visitas a otras comunidades durante los puentes. El mantra en esos días era "salvar la Navidad".

Tercera ola

Pero la Navidad no se salvó y la tercera ola acabó llegando por más que las comunidades autónomas intentaron limitar las reuniones familiares. El 11 de diciembre se registró el dato más bajo de este periodo, 189,56 casos por cada 100.000 habitantes, y a partir de ahí comenzó una nueva escalada. El día de Nochebuena, 13 días después, la incidencia ya era de 262,79 casos, marcando un crecimiento de un 38,63%.

Eventualmente esa ola seguiría creciendo hasta convertirse en la más grande que se ha vivido en España, con una incidencia de casi 900 casos a finales de enero.

Cuarta ola

Comparada con sus hermanas, la cuarta ola llegó como una olitaque no creció mucho porque a las medidas de prevención se sumó la campaña de vacunación, que tras un lento inicio en enero, ya cobró velocidad en febrero y marzo, primando a los grupos etarios superiores, los más vulnerables al virus.

Esta cuarta ola comenzó el 16 de marzo pasado, cuando se registró una incidencia de 127,8 casos, y a partir de ahí se vivió un leve repunte. Catorce días después se llegaba a los 149,26 casos de incidencia, lo que se traduce en un crecimiento de solo el 16,7%, el arranque más lento de toda la pandemia.

Es por ello que las autoridades esperaban los mejores augurios de cara a la llegada del verano. Con la vacunación a velocidad de crucero, marcando cada semana nuevos récords de inoculación, se dispuso el final de la mascarilla en exteriores y se preparó el trámite para poner en marcha, junto al resto de la Unión Europea, el pasaporte Covid que permitirá los viajes en verano. 

Tal vez sea por ello que esta quinta ola ha pillado con el paso cambiado a casi todos. Una situación que han puesto en evidencia los primeros desplazamientos masivos de la temporada, los viajes por el fin de curso. En solo trece días la incidencia ha crecido un 121,3%, el mayor incremento en un arranque de ola de toda la pandemia. Los contagios se han disparado en el grupo de entre 16 a 30 años, que aún no han sido inoculados de forma masiva, y ya los gobiernos regionales piden primar a esas generaciones por encima de los de 30-40 años.

Aún no hay datos que permitan suponer que esta escalada terminará pronto, y ya son varias las voces que piden dar "pasos atrás" y volver a establecer restricciones contra el coronavirus.