135 años de la primera foto de una nevada en Barcelona
La primera fotografía que se conserva de Barcelona con nieve se hizo en 1887 y deja constancia de la nevada más importante del siglo XIX.
El autor de la fotografía es Antoni Esplugues, un fotógrafo importante de la época. La hizo el 10 de febrero de 1887, en la plaza de Sant Just, muy cerca de la plaza de Sant Jaume. Si se conocen todos estos detalles es gracias a que el autor guardaba un libro de registros donde apuntaba cada una de las fotografías que hacía. Además, añadía un número de referencia que también ponía en la fotografía.
Esplugues hizo esta fotografía con la intención de crear una panorámica de todo el centro histórico juntando diferentes fotografías. Por eso, esta fotografía aporta mucha información de cómo era el barrio en aquella época. Por ejemplo, aparece toda una zona del barrio que ya no existe por la construcción de la vía Laietana. También sale el palacio de Santa Ágata, el palacio real de la plaza del Rey, y el mirador del rey Martí. A la izquierda, está el campanario de la catedral, pero sin el cimborrio, porque todavía no se había empezado a construir. Y finalmente, la iglesia de los santos Justo y Pastor.
L'Eixample en construcción
El historiador Dani Venteo explicaba en este capítulo del 'Pasó aquí' en 2019 que en aquella época, el Eixample estaba en plena construcción. El nivel de urbanización de la ciudad era muy pobre. El alcantarillado era incipiente y la iluminación pública era deficiente. En el centro histórico, el gran problema de las nevadas era la acumulación de nieve en los tejados que provocaba hundimientos dramáticos. La nevada de 1887 no causó muertes, pero sí destrozos importantes en los mercados de Santa Caterina y de La Boquería. La Vanguardia llegó a decir que Barcelona parecía Siberia. Pero la ciudad no se paralizó y a pesar de la proximidad de la Exposición Universal de 1888, la nevada sólo retrasó algunos trabajos.
Barcelona y las nevadas
La nieve ha sido habitual a lo largo de la historia en Barcelona. En la memoria colectiva de los barceloneses está muy presente la nevada de 1962. Pero antes, ha habido otras gran nevadas, como la ya mencionada de 1887 o la de 1883, de la que no se ha conservado ninguna imagen. Pero, sobre todo, las de 1914 y 1924, que paralizaron la ciudad.
Las nevadas de 1914 y 1924 fueron las grandes nevadas de Barcelona de principios de siglo. Convirtieron la ciudad en un gran espacio de juego. En esa época ya se habían popularizado mucho las cámaras de fotografiar domésticas, lo que ha permitido tener muchas imágenes de aquellos días.
Hasta la Guerra Civil, las nevadas eran recibidas con ilusión, con un espíritu festivo. Durante la guerra, sin embargo, la percepción del fenómeno cambió. La nevada de enero de 1938, por ejemplo, fue muy dura y ya no se veía como una cosa lúdica. Igual pasó con las nevadas continuadas de la posguerra. Barcelona no volvió a disfrutar de una nevada hasta la de 1962.
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