Barcelona comienza a cambiar los contenedores: más bajos y adaptados a cada calle
El Ayuntamiento de Barcelona ya ha empezado a cambiar los contenedores en el marco del nuevo contrato de limpieza que se ha empezado a desplegar esta semana. Son más bajos para que quiten menos la visibilidad y no tapen a los peatones en los pasos de cebra y así evitar accidentes. Además, cuentan con tamaños distintos para adaptarse a las características de cada calle y están preparados por si se tienen que convertir en contenedores inteligentes.
El concejal de Emergencia Climática y Transición Ecológica, Eloi Badia, ha contado este miércoles que se han empezado a instalar en los distritos de Ciutat Vella, el Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí y que se han cambiado las bocas "para ajustarlos mejor a los residuos que se pueden tirar".
También ha explicado que se incorpora una modificación en el contenedor amarillo, conocido hasta ahora como el de envases, pues se pueden depositar residuos de plástico o metal, tanto si son envases como no, para favorecer la recuperación.
El nuevo contrato de limpieza de la ciudad es el más importante del Ayuntamiento en inversión en este ámbito y comportará un incremento del personal, de los vehículos eléctricos y del ritmo de trabajo, así como la sustitución de los 25.200 contenedores que hay en la capital catalana por otros con un nuevo diseño.
El contrato, que tendrá una duración de ocho años, tiene un coste total de 2.300 millones de euros, lo que supone un gasto en limpieza vial de hasta 122 euros anuales por habitante, el más elevado de España, según Badia. Se ha iniciado su implantación en los distritos de Ciutat Vella, el Eixample, Gràcia, Sant Andreu y Sant Martí, y a partir de septiembre llegará a los otros cinco.
Destaca la previsión de aumentar la plantilla un 10%, hasta las 4.400 personas, con la incorporación de 400 operarios, de los que 40 serán informadores que se encargarán de explicar a los ciudadanos las tareas que se llevan a cabo y apelarán a su corresponsabilidad para mantener la ciudad limpia. Se fomentará que las mujeres ocupen puestos de mando y que se incrementen progresivamente los trabajadores con discapacidad o riesgo de exclusión social.
Por otro lado, se pasará de un 20% de vehículos eléctricos a un 66%, pues habrá un total de 870 en vez de los 200 actuales. Este cambio contribuirá a mejorar la calidad del aire, pero también el confort acústico, ya que los coches serán menos ruidosos.
El contenedor orgánico pasará a ubicarse al lado de los de recogida selectiva, y en los casos en que sea posible, se agruparán todos los tipos de contenedores en el mismo sitio. De este modo se pretende incrementar un 25% los de reciclaje y rebajar los de fracción resto. El objetivo es llegar a un 55% de recogida selectiva en el año 2025, el objetivo que marca Europa.
La limpieza vial se adaptará a la casuística y a la morfología de cada barrio. Por ejemplo, los operadores utilizarán carros eléctricos autopropulsados para desplazarse más fácilmente por zonas con pendientes.
Se doblará la frecuencia de baldeo y si ahora se pasa a limpiar algunos puntos entre tres y cuatro veces por semana, a partir de marzo no serán menos de seis. "El agua será más protagonista", ha dicho Badia. Además, aumentará el trabajo en turno de tarde, que actualmente es el más ligero, pues priman la mañana y la noche, y octubre pasará a formar parte de la temporada alta de limpieza.
También se introducirán más vehículos polivalentes que pueden barrer, recoger residuos o eliminar la suciedad con agua indistintamente, se incidirá en quitar manchas del pavimento y se doblará la higiene de contenedores. Para limpiar mejor el suelo que queda debajo de ellos, se incorporará una maquinaria específica que permite levantarlos y usar agua a presión al mismo tiempo.
Está previsto reforzar las herramientas de control del estado de limpieza de la ciudad, así como la capacidad de dar una respuesta más inmediata ante incidencias específicas y la comunicación con los vecinos -en los barrios habrá comisiones de seguimiento-.
El nuevo contrato de limpieza se une a un plan que puso en marcha en octubre el Ayuntamiento con una inversión de 70 millones de euros hasta 2023 para reforzarla en los 350 puntos de la capital catalana que más lo necesitan. Fue después de que ciudadanos anónimos, asociaciones vecinales y de comerciantes y grupos municipales de la oposición se quejaran durante varios meses de que Barcelona estaba sucia.
Badia ha pedido "la complicidad de los vecinos con buenos hábitos" de limpieza.
No hay comentarios:
Publicar un comentario