Los precios se desbocan en España hasta el 7,6% y alcanzan su nivel máximo desde 1986
El coste de la vida se disparó en febrero como no lo había hecho en los últimos 36 años. El Instituto Nacional de Estadística (INE), ha publicado este viernes los datos definitivos del Índice de precios de consumo (IPC) del mes pasado que, tras una revisión al alza de dos décimas, sitúan la inflación en el 7,6%. Para encontrar un mes con una tasa de inflación interanual superior habría que remontarse a diciembre de 1986, cuando el indicador se alzó hasta el 8,3%.
La inflación subyacente -la que excluye del cálculo los precios de los alimentos no elaborados y los productos energéticos- no varía y se queda en el 3%, su registro más elevado desde septiembre de 2008. Este indicador es muy importante porque refleja hasta qué punto la inflación está enquistada en la economía.
Hasta el momento, las subidas de precios vienen impulsadas fundamentalmente por tres grandes grupos de productos: vivienda, transporte y alimentos, que suponen justo la mitad de la cesta de consumo promedio que el INE calcula para un hogar español.
Como viene ocurriendo en los últimos meses, el gasto en vivienda -donde se incluye el precio de la factura de la luz- es el apartado que más tira hacia arriba de los precios. Los bienes y servicios dentro de este grupo eran en febrero un 25,4% más caros que el año anterior. En concreto, esta partida aporta, por sí sola, la mitad de ese 7,6% de inflación general. Los elevados precios de la electricidad en el mercado mayorista registrados en febrero de este año en comparación con lo baratos que fueron el mismo mes de 2021 explican buena parte de este fenómeno.
Tras la vivienda aparece, de nuevo, el transporte, una categoría en la que se incluyen los precios de la gasolina y el diésel. Este apartado registra un encarecimiento del 12,8% respecto a 2021 y tiene un peso de 1,7 puntos porcentuales del índice general del 7,6%.
El otro gran apartado que empieza a contagiarse cada vez más de la crisis de precios son los alimentos, que además son el grupo de productos que más consumen los españoles. Según detalla el instituto estadístico, los alimentos y bebidas no alcohólicas se han encarecido un 5,6%, una cifra que está ligeramente por debajo del índice general, pero que no ha parado de crecer desde noviembre del año pasado. Los alimentos, entre los que destacan las subidas de legumbres y hortalizas; leche, queso y huevos y pan y cereales, contribuyeron con 1,3 puntos porcentuales al índice general.
Aunque los datos del IPC de febrero registran un nuevo aumento en los precios, lo cierto es que antes de que Rusia invadiera Ucrania, la mayoría de los analistas apuntaban a que a partir de marzo la inflación comenzaría a disiparse. Los pronósticos señalaban que los precios de la energía cederían a partir de la primavera y el propio efecto de base -los precios a partir de marzo de 2021 fueron mucho más elevados que en meses anteriores- frenaría la inflación.
Sin embargo, la guerra en Ucrania lo ha cambiado todo. La escalada ha disparado los precios del gas -que en las circunstancias actuales determina el coste de la electricidad- a niveles nunca vistos en toda la historia y ha llevado el petróleo a máximos sin precedentes desde 2008. Otras materias primas en las que los dos países en conflicto son exportadores clave, como el trigo o el níquel, también se han disparado. El aumento de todos estos costes se acabará filtrando previsiblemente a los precios del consumo. Habrá que esperar a los próximos meses para ver hasta qué punto la economía se resiente.
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