Frenazo del mercado laboral: paro y afiliación sufren su peor mes de julio desde 2001 y Calviño pide "prepararse para lo peor"
- El paro registrado en las oficinas del antiguo INEM crece en 3.230 personas y se pierden 7.366 afiliados.
- Vienen curvas, y lo que hay que hacer es no perder la vista de la carretera y mantener firme el volante", dice Calviño.
- Arranca el "agosto de la revancha": el más turístico a pesar del auge de los precios y los nubarrones de recesión
Avisaba Yolanda Díaz hace apenas tres días —cuando se conocieron los datos de la EPA del segundo trimestre— que el mercado laboral mostraba una cara "extraordinaria" hasta el momento pero que todo se podía torcer por dos motivos: uno, porque los meses venideros suelen ser parcos de contrataciones y duchos en despidos tras la campaña veraniega; y dos, porque acecha una época de "incertidumbre" por el impacto de la guerra de Ucrania, el dilema de la energía y el azote de la inflación.
Los datos de su propio departamento, el ministerio de Trabajo, le han acabado dando la razón este mismo lunes. España ha aumentado la cola del paro en las oficinas de Empleo: no ha sido un alza extraordinaria (apenas 3.230 desempleados más) pero sí ha sido la primera registrada en un mes de julio desde 2001. "No es la primera vez que sube ligeramente el paro en un mes de julio", matiza el ministerio de Trabajo. "El incremento en esta ocasión ha sido significativo a partir de la mitad del mes, en gran parte debido a la incertidumbre internacional".
Al sombrío augurio de la vicepresidenta se unió también el ministro José Luis Escrivá, que admitió el jueves "cierta ralentización" de la ocupación. Los datos también han suscrito la impresión del titular de la Seguridad Social: el país ha perdido 7.366 afiliados, la primera bajada de cotizantes en un mes de julio también en los últimos años. En julio del año pasado, por ejemplo, se habían sumado más de 90.000 afiliados.
El Gobierno, sin embargo, intenta ver la botella medio llena. Dice que los 2.883.812 parados que suma España al cierre de julio son "la cifra más baja registrada en un mes de julio desde 2008". Lo cual es cierto. Y también presumen de que la contratación fija sigue afianzándose con 685.992 acuerdos llegados a ventanillas, un 41,4% de todas las rúbricas. Nada que ver con el 10% que solía ser habitual antes de la reforma laboral.
También observa el Ejecutivo aspectos positivos en la cifra de afiliados en España que, después del bajón de julio, queda en 20.340.964 inscritos. La rebaja, dicen desde el ministerio de Escrivá, se concentra en "sectores muy singulares como Administraciones Públicas, Educación, Construcción y Agricultura, vinculados a su naturaleza transitoria o a factores meteorológicos". Subrayan en cambio un "notable dinamismo" en sectores de alta productividad como Información y Comunicación o en Actividades Profesionales, Científicas y Técnicas.
Una previsión sombría
Lo cierto es que la economía española no es ajena al vaivén económico mundial. Los expertos llevan avisando varias semanas sobre la "tormenta perfecta" que conforman los confinamientos en China por los últimos brotes de Covid-19, los problemas energéticos surgidos por la guerra en Ucrania, la inflación disparada en los países avanzados y la subida de tipos que puede ahogar el consumo y provocar una recesión en su cruzada por controlar la subida de precios.
"La perspectiva se ha oscurecido significativamente desde abril", advertía la semana pasada el director de estudios del FMI, Pierre-Olivier Gourinchas, poco antes de conocerse que Estados Unidos, la gran locomotora económica mundial, había entrado en recesión técnica . "El mundo podría balancearse en breve sobre una recesión global, solo dos años después de la última", apuntaba el propio Gourinchas.
El organismo hacía estas declaraciones mientras pauperizaba las previsiones económicas para España de este año y (sobre todo) del siguiente: de crecer un 4,3% y un 3,5% en 2022 y 2023... a solo un 4% y 2%, respectivamente. ¿Y por qué debe preocupar esto a España? Un augurio menor de crecimiento frena al empresario a la hora de crear empleo en una situación que, para las empresas, ya es de por sí complicada porque sus costes de transporte, energía y materias primas se están disparando.
"Hay que prepararse para lo peor, pero esperando por supuesto que no suceda", ha dicho la vicepresidenta y ministra de Asuntos Económicos en una entrevista radiofónica poco después de conocerse los datos laborales. Calviño en principio descarta que se pueda producir una recesión pero sí admite que España vive un momento de "elevadísima incertidumbre" por la guerra, la inflación, los suministros y los alimentos. "Vienen curvas, y lo que hay que hacer es no perder la vista de la carretera y mantener firme el volante"
Vienen curvas, y lo que hay que hacer es no perder la vista de la carretera y mantener firme el volante
"Las empresas españolas se enfrentan a una situación solamente vista después de la segunda guerra mundial", explica Jordi Damià, profesor de estrategia en EADA Business School y CEO de Setesca. "Todos los factores que se están dado en el contexto actual pueden provocar una pérdida de confianza de los consumidores y todo ello impactará en las empresas europeas. Además la inflación subirá más, ya que las consecuencias de las medidas que se están tomando ahora, no se notarán hasta dentro de varios meses".
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