UN PROBLEMA GENERALIZADO
Pese a que se la ve casi a diario, añaden que no suele tener mucho éxito y, aunque siempre ejerce los trabajos sexuales en el mismo baño --dentro de la plaza--, no es algo que ocurra a diario. Pero el baño de La Gardunya no es una excepción. Personas que hacen vida y trabajan en El Raval comentan que la prostitución campa a sus anchas por toda la zona, que se extiende desde la playa hasta la Gran Via de les Corts Catalanes y desde La Rambla hasta el barrio de Sant Antoni.
"No es un problema de ese baño en concreto", advierten, pues todos los urinarios públicos del Raval se han convertido en picaderos donde prostitutas y clientes mantienen relaciones a cambio de dinero. Otro de los puntos calientes del barrio se encuentra en el baño de la calle d'En Robador, a escasos metros de la plaza de La Gardunya. Este medio ha podido comprobar como se ejerce esta práctica ilegal sin disimulo en la vía.
DROGAS Y DELINCUENCIA
Al respecto, miembros de la asociación vecinal illa-Raval Sud advierten a Metrópoli que "todo el mundo comenta (a pie de calle) esta situación". El pasado martes, habitantes del centro de la ciudad ubicaron a una prostituta encerrándose en uno de los baños con dos hombres simultáneamente "durante unos 45 minutos". Los baños públicos no son únicamente un picadero de prostitución, sino que también son foco de problemas de drogas, de incivismo y delincuencia.
Ubicada a escasos metros de La Gardunya, la de Robador es, según explican vecinos y trabajadores del barrio, "es la calle de la prostitución desde hace años" y "cualquiera que entra ya sabe a lo que se expone". Situada entre la calle de l'Hospital, la calle de Sant Josep y a escasos metros de la Filmoteca de Catalunya, decenas de prostitutas se aglutinan a ambos lados de la carretera bajo la atenta mirada de las madammes, que vigilan a todo aquel que pasa y la "protección" --o explotación-- de los proxenetas.
CALLE D'EN ROBADOR
Cuando un transeúnte camina por la calle son necesarios solos unos pocos segundos para que una trabajadora le chiste, se acerque, le haga proposiciones y, si se tercia, entren en uno de los locales aledaños que permanecen con la puerta abierta. El ambiente es tenso. Las personas que transitan por la calle hacen miradas discretas, ya sea porque buscan o porque les impacta la situación. Prostitutas y proxenetas permanecen atentos y, cuando se produce contacto visual, es cuando se lanzan a interceptar al potencial cliente. Mujeres de distintas etnias y nacionalidades se congregan en "la calle de la prostitución" a la espera de cumplir con una nueva jornada más.
Mientras tanto, dos mujeres de edad relativamente avanzada se sientan al lado de uno de los locales, ojo avizor, para dar el agua, es decir, avisar de presencia policial en las inmediaciones y controlar el acceso a los locales. Preguntados por este digital, el Ayuntamiento asegura que "la Guardia Urbana tiene presencia constante en la via pública con tal de prevenir comportamientos no permitidos". En relación con la práctica de la prostitución, "se trabaja conjuntamente con los servicios municipales específicos de este ámbito, como es la Agència Abits para abordar el trabajo sexual", añaden.
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